TRIPULAR, significó primero ‘sustituir una persona o cosa por otra’, ‘desechar, despedir’, por otra parte ‘mezclar, confundir varias cosas’, ‘completar el personal de una embarcación mezclando los tripulantes nuevos con los viejos’, y modernamente ‘dotar de personal una embarcación’: tomado del lat. ĭnterpŏlare ‘hacer reformas o retoques en algo’, ‘falsificar, alterar’, ‘pintar de colores abigarrados’, cambiado popularmente en intrepolar y luego entripular, tripular.
1.ª doc.: 1604, Pícara Justina.
El sentido básico del lat. interpolare fué ‘hacer reformas o retoques en un objeto’, ‘hacerlo de nuevo, componerlo’: era derivado de la raíz de polire (vid. Emout-M. y Walde-H.); sabido es que se aplicó especiahnente a la actividad del glosador o del editor de textos medieval, que alteraba el texto antiguo tratando de aclararlo o de falsificarlo, pero al principio se refería a la obra de los curtidores y bataneros que daban aspecto nuevo a productos industriales. En romance, por analogía con la interpolación de textos, se empleó con referencia a falsificaciones o sustituciones de naipes: la tripulada carta ‘una que habían desechado y reemplazado por otra falsa’ en texto del Criticón de Gracián (vid. ed. Romera II, 51); de aquí ‘desechar o despedir a un amante, a un criado, etc.’, como en Tirso: «―No debe de estar de Dios / que Lelio mi esposo sea. / Venga esotro. ―Dorotea, / tripúlalos a los dos; no te cases por hogaño» (Rivad. IX, 4a); o en Ruiz de Alarcón: «halléla triste y hallé / que su noble hermano había / tripulado los sirvientes, / del juego de amor malillas [‘cómplices’]» (Ganar Amigos II, vii); «una dama que os tripulaba por viejo» en Gabriel del Corral (Aut.); otro de Lope en Fcha.; y puede extenderse a objetos que se desechan o rechazan: «imaginan que con la Ortografía se infunde el saber hablar y escribir cultamente, y por eso piden arte della que se la enseñe; y como no lo hallan, tripulan la que ha salido y piden otras» Juan de Robles (1631)1.
Por otra parte, tomando como punto de partida la idea de interpolar y alterar un texto, y posiblemente, al mismo tiempo, la de reformar un objeto, se pasaba a la de darle fisonomía variada o pintarlo de colores mezclados y abigarrados: «interpolatus: infoedatus varieque maculatus sive per intervalla fuscatus», «varie maculatus vel fuscatus», «interpolata: interjecta, intervidsa, infuscata varieque maculata», «interpolare: variegare» (CGL IV, 99.18, 251.36; V, 658.5; IV, 251.45); y así se llegaba a ‘mezclar’, ‘intercalar’, ‘confundir’: entrepolada se dice en Segovia ‘la tierra de labor que se halla en parte rodeada por otra, sin que se puedan señalar fácilmente sus respectivos linderos’ (Vergara); «estaban tripuladas todas tres, ponderando, como se usa, sus muchos méritos y su poca dicha», seguramente ‘mezcladas, juntas’ (o quizá ‘turbadas’) en el Criticón; «como no sabía el uso de la tierra y oí que me querían llevar al humilladero, pensé que era pulla, y respondíles con extremada cólera... en fin yo me tripulé en el nombre de humilladero y fué causa del tripularme y del engaño esta negra habla española que... da de sí más que unto de anguila; declaróme la timulgía [‘sentido verdadero’] del nombre, o como se llama, y tan amigos como antes» Pícara Justina (Rivad. XXXIII, 122b); todavía en Chile vale tripular ‘mezclar un líquido con otro’ (Román) o ‘mezclar granos o cualquier otra cosa’ (Cavada), tripulado ‘multicolor’ (como en las glosas latinas) y tripulina ‘barullo, confusión’ (Z. Rodríguez, etc.).
Pero especialmente en Portugal se tomó este significado en una especie de ac. técnica de la soldadesca y marinería para la sabia disposición del comandante al mezclar la gente nueva con la antigua y experimentada: «os soldados bisonhos triplados com os velhos se ensinƟo» en Marinho de Azevedo (1644), «também por estes navios se tripularƟo (assim chamƟo os soldados a repartiçƟo que se faz delles)» en F. M. de Melo, «quatrocentos cavallos que se tripularão pelas companhias» Portugal Restaurado, «tripulando os arcos dos Índios entre os mosquetes dos franceses» en Fco. de Brito Freire (1675), citas de Bluteau. Como la gran preocupación del capitán al llegar a puerto era rellenar los huecos que se producían en su tripulación, y esto se hacía mezclando los marineros nuevos con los viejos, es natural que tripular se aplicara especialmente a esta clase de actividad y mezcla, como ya ocurre en Rui de Pina (fin S. XV), que es al mismo tiempo el ej. más antiguo del vocablo en romance: «a galé era de 28 bancos, com 120 sobresalentes, e toda atripulada de job a job, que nƟo lhe ficava remo manco» (cita de Moraes), es decir, ‘rellenados los huecos de popa a proa, sin que faltara un remero’.
En fin, olvidado el valor etimológico, acabó por aplicarse al ‘dotar de personal un buque’, aunque fuese por primera vez, que es ya lo único que reconoce Aut. en su definición, documentándolo a fines del S. XVII en Bartolomé Alcázar: «tripulada lo mejor que pudieron, al vararla le pusieron por nombre Misericordia de Dios».
En cuanto a evolución fonética, es evidente que se trata de un semicultismo, alterado popularmente, y comparable a intrevalo por ‘intervalo’ (Sta. Teresa en Fcha.) o entreponer por ‘interponer’ (Fr. L. de León, ibid.), de donde la forma entrepolado que he citado de Segovia; análogamente a intrevalo se dijo intrepolar y de ahí con metátesis entripular, todavía usual en Salamanca para «enredar, inducir a uno a tomar parte en negocios ruinosos; comprometer» (Lamano); de ahí finalmente tripular, con la misma simplificación que veremos en TROPEZAR < entrepezar < INTERPEDIARE. Por lo que hace al cambio de o en u, es verosímil que al menos en parte se deba a la pronunciación portuguesa, puesto que en Portugal aparece primeramente el vocablo, y allí es donde más activamente se practicaba la navegación en el S. XV; el influjo de los infinitos cultismos en -ular haría el resto.
DERIV.
Tripulante [Acad. S. XIX]. Tripulación [Aut.]. Traspolear murc. ‘hacer que desaparezca presto una cosa’, cruce de tripular con trasponer (Spitzer, l. c., emite una opinión menos verosímil).
1 El Culto SeviIlano, ed. Soc. Bibl. And., p. 298. ↩