TRAMOJO, ‘atadura para sujetar un preso, para atar los haces de la siega’, ‘palo que se pone a los animales para trabarlos’, en portugués trambolho; origen incierto, quizá derivado del lat. TRAMA ‘cadena del tejido’, como nombre de un hilo gordo de cáñamo, suponiendo que en portugués se produjera una mezcla de las formas de esta palabra con las de taravela ‘tarabilla’, ‘aldaba’, ‘tramojo’, también llamado taramela y trambelho, pero derivado de traba.

1.ª doc.: h. 1290, 1.ª Crón. Gral.

El jefe moro Abenhut, dándose cuenta del pequeño número de cristianos que se enfrentan con su gran hueste, y dando su victoria por segura, «lo primero que mandó, que la gente de pie que feziessen tramojos et que levasen sogas para levar en ellas los cristianos cativos», mas perdida la batalla por los moros, nos dice de los cristianos la Crónica que «esas sogas e esos tramojos, que para ellos eran fechos, fueron llenos de aquellos que para ellos los avian fechos» (726a1, 727b28). Con este sentido es común en historias medievales: los sarracenos de Antioquia «tanto tovieron por cierto que aquello se podría ligeramente acabar, que levaron bestias cargadas de sogas e tramojos, e de otras prisiones de muchas maneras, en que trujiesen presos a los cristianos» Gr. Conq. de Ultr., 155a7; un pasaje de la Crónica de San Fernando citado por Aut., no sé si idéntico al de la 1.ª Crón. Gral., dice «lo primero que mandó a la gente de pie fué que hiciessen muchos tramojos y llevassen muchos cordeles, para llevar los Christianos que prendiessen». ¿En qué consistían estos tramojos? Desde luego, como observa Cuervo, no se trataría de un vencejo hecho con mies, según dice Aut., que mal sujetos habría dejado a los prisioneros, pero no sabemos si serían cuerdas de cáñamo, como sería natural y como lo sugieren las sogas de esparto y los cordeles con que se les empareja, o si debemos imaginar alguna prisión o cepo de madera al modo del tramojo americano, lo que podría conjeturarse ante la expresión fueron llenos de la Crón. Gral. (sin embargo, ésta se aplica también a las sogas, y así es dudoso que pruebe nada): en apoyo de esta idea podría citarse la definición de Nebr. «tramojo: copula lignea»1, pero he aquí cómo interpreta esto Oudin (1607) «un hard ou har, riorte, lien d’osier ou d’autre bois», es decir, algo análogo a lo que entiende Aut. «el vencejo o atadero, que de lo más correoso de la mies sirve para atarla»2.

Ignoro si todavía se emplea en España, pero sí hay muchas noticias referentes a América, con referencia a animales. Así está ya en el peruano Vargas Machuca a fines del S. XVI: «teniendo atado su perro con un tramojo en el rancho que había hecho para dormir». Yo mismo he visto a los paisanos mendocinos poner tramojos o pértigos de madera atados verticalmente al cuello de los caballos, mulos o asnos que pacen, con el objeto de que no puedan cruzar los cercados; de San Juan me dijeron que allí era una especie de horqueta que les ponían con las dos puntas atadas detrás del cogote (comp. Martín Fierro II, v. 3390, con nota de Tiscornia); en sentido análogo aparece en Méjico, Salvador, Venezuela, Bolivia (R. Duarte, D. Rubio, Alvarado, Bayo); en Honduras es una horquilla de madera que se pone a los cerdos con el mismo objeto (Membreño); en Colombia y en Chile es sobre todo un palo atado al collar del perro para evitar que se enrede el animal, como suele hacerlo yendo atraillado con una cuerda sola (Cuervo, Román), otras veces es ‘acial’ (Honduras) o unas esposas para las manos de los delincuentes (Costa Rica) o ‘pie de amigo’ (Venezuela), vid. Cuervo, Disq., 1950, 592-3; Ap., § 724. Lo constante en todo esto es la idea de atadura u objeto que sujeta, y así es natural que derive del significado antiguo de las Crónicas medievales, o sea de una atadura probablemente de cáñamo o material semejante.

De todos modos éste me parece ser el sentido primitivo, comparable al del salmantino tramilla «guita, hilo gordo hecho de cáñamo»; me inclino, pues, por dar la razón a M-L. (REW 8847) y a la Acad. cuando derivan tramojo de trama. El sentido americano se ha desarrollado también en el brasil. tramela «peça de madeira que se prende ao pescoço dos bezerros para evitar que eles mamem», que por lo demás corresponde fonéticamente al salm. tramilla. Es verdad que las demás formas portuguesas parecerían indicar otra cosa. Ahí tenemos también una ac. análoga a la americana: «trambolho: pedaço de pao que se p?em aos animaes para na? correrem; também ha trambolho das chaves, que he o pao, em que esta? presas com hum cordel», de lo cual da Bluteau ej. en F. M. de Melo (h. 1640); Moraes: «cepo que se p?e aos animaes domésticos para se nƟo desviarem para longe», con un derivado en Mendes Pinto (h. 1550) «ao pescoço grande trambolhada de conchas»; en el derivado cahir aos trambulhões «dar uma queda que faz rodar» [Bluteau] se partirá del animal que cae enredándose con su tramojo; minhoto trambôlho ‘cerrojo’ (Leite de V., Opúsc. II, 443); gall. tarambollo o trambollo «taragallo, palo, cepo o maza, que ponen colgante del cuello, o en los pies, a algunos animales, a fin de que impidiéndoles saltar muros, no puedan ir adonde, si fuesen, harían daño, p. ej. a un perro» (Sarm. CaG. 79r; Vall., Cuveiro), t(r)ambullada ‘caída’; Miranda tarambolho «pau preso ao pescoço do cƟo com uma corda ou correira», trambolho en 1845 (RL VII, 287) 3.

G. de Diego, RFE XI, 345, supone un *TRABŬCŬLU deriv. de TRABSviga’, partiendo por lo tanto del sentido americano y gallegoportugués, y prescindiendo del significado medieval, pero así no explicamos la m castellana, y ni siquiera el grupo mb gallegoportugués; es inadmisible, por lo menos en voces que no contienen otra nasal, dar como intercambiables caprichosamente la b y la m so pretexto de «equivalencia acústica», y hoy tampoco podemos contentarnos, por lo que hace al port. trambolho, con hablar de una «nasal inorgánica»; todo pormenor fonético debe tener su explicación precisa y concreta, y así debemos rechazar la etimología de G. de Diego.

Si partimos de TRAMA, deberíamos esperar *tramolho en gallegoportugués, y realmente formas de ese tipo no son inauditas en Galicia: tramollo «lo más correoso de la mies, que sirve para atarla», tamullada «caída» (Cuveiro). La alteración de la forma trambolho, por lo demás documentada desde fecha mucho más moderna que tramojo, debe explicarse por la mezcla que se produjo en Portugal entre las formas de nuestro vocablo y las correspondientes a TARABILLA, mezcla de la cual ya he dado pruebas en este artículo: así es como nació la forma taramela del portugués normal, que corresponde al salm. tramilla ‘cordel de cáñamo’ pero que tiene el sentido de tarabilla; por otra parte hay trambêlho ‘cerrojo’, tramêlho «caravelho de pau» y tremelho «taramela» en el Minho (Lcite de V., Opúsc. II, 513-4), tarambêlho «pau de apertar a serra» en Montecarmelo (Cornu, GGr. I, § 161), trambelo ‘tarabilla’ en la Sierra de la Estrella (VKR IV, 309), en los cuales se mezclan en distintas proporciones los rasgos fonéticos y semánticos de los dos vocablos: en una palabra, tramolho se cambió en trambolho por influjo de travelo, travela, y éste a su vez pasó a tramela, taramela, a causa de tramolho4.

1 PAlc. lo traduce por sāǤûr que según los dicc. clásicos vale «collier d’un chien; carcan, collier en fer», pero hoy vale en Argelia «baillon d’homme ou d’animal; billot de chien; frein» (Beaussier).―

2 Covarr. da una definición algo extraña, no confirmada por fuentes independientes, quizá debida a un quid pro quo, y de todos modos sospechosa por la extravagante etimología a que sirve de base: «aquella parte de la mies que aprieta el segador en la mano, que es lo más baxo de la caña y lo más duro, y díxose assí quasi trasmanojo, porque cae detrás de la mano» [!]. De Covarr. pasó esto a la 2.ª ed. de Oudin (1616, pero falta en 1607), a Aut. y sigue repitiéndolo hasta hoy la Acad. No hay prueba alguna de tal cosa, pues en el refrán que cita Covarr. (y que por lo visto fué su punto de partida): «buen tramojo tiene que roer, de aquel que está apretado con alguna dificultad o necessidad», se trata naturalmente de la atadura del preso o del animal.―

3 No sé si es portuguesismo (o bien leonesismo) el chil. tramboyo, nombre de un pez rojizo de unos 25 cm. de largo que he visto pescar en El Maitencillo, prov. de Aconcagua. La Zoología Chilena de Gay identifica el tomoyo con el Salarias Viridis, y en la prov. de Atacama, donde distinguen entre y y ll, pronuncian tomollo. Lenz, que cita estos datos (Dicc., 724, 899), desconoce si es o no indigenismo. Hace pensar en el araucano la vacilación entre tr- y t-, mas por otra parte Atacama es ya muy al Norte para un araucanismo.―

4 El trasm. tremoicella «peça de madeira... do trilho, servindo como de temƟo para puxar este instrumento» (RL V, 107) no tiene que ver con nuestra cuestión: es alteración de temoncela, diminutivo de TEMO, -ONIS. También reúne formas dialectales del tipo tramojo, sobre todo en portugués, Krüger en VKR VIII, 47, y IX, 55, pero ya he dicho en TARABILLA por qué no convence su idea de un origen onomatopéyico.