TRAGACETE ‘especie de dardo’, origen incierto; es voz exclusiva y común al cast. y el vasco, donde además tragaza y tragatz valen ‘cuchilla para desmenuzar árgoma’, y tragas ‘arado de varias rejas’; no se puede descartar del todo la idea de que en vasco estos vocablos procedan del romance, pues aun si fuesen más viejos, no pueden ser allí aborígenes; ni, por lo tanto, la sospecha de que el vocablo proceda de una fuente marroquí o arábiga, por lo demás hasta aquí hipotética; de todos modos, no se habla de tragacetes en relación con los moros hasta fecha tardía y sólo en fuentes cristianas; quizás en último término el vasco lo tomara del indoeur. *DALGISpodadera’, de donde vienen DALLE y sus congéneres romances.

1.ª doc.: h. 1290, 1.ª Crón. Gral.

Donde se lee «los moros los cercaron de todas partes, tirándolos sus tragazetes et sus azagayas, et faziendo danno en ellos et en sus cavallos; pero fueron los cristianos acordados en esto: quantas azagayas et tragazetes les tiravan, todas las quebrantavan, que una no les enbiavan dellas; et fue una cosa que les guaresçió mucho» (764.11 y 14). Hablando de una lucha en tierras de cristianos en la Gr. Conq. de Ultr.: «los de dentro se defendían muy bien con piedras, e con fondas, e con saetas e con tragacetes» (76b; ed. Cooper, I, 56rb9). Aut.: «arma arrojadiza de que usaban los moros», y cita de la Crón. Gral. de Ocampo: «e los tragacetes que los Moros lanzaban a la cueva, por virtud de Dios tornáronse a ellos que los lanzaban, e matábanse assí a si mismos». No tengo otras noticias del vocablo, a no ser que tragazete figura en G. de Segovia (1475), p. 90, aunque también podría tratarse de la villa de Tragacete en la prov. de Cuenca; sin embargo, el nombre de ésta es probable que venga del antiguo apelativo, quizá por alusión al «cerro de gran elevación» que domina este pueblo (Madoz), cuya punta pudo compararse a un tragacete.

Nada semejante en otros romances1 y nadie ha estudiado la etimología. Puesto que era arma de moros, y puesto que árabe es el origen del sinónimo azagaya, es natural buscar en este idioma. En este sentido sólo veo un camino. El ár. ƫarf ‘punta, extremo’ se aplicó en España a una arma arrojadiza o a una parte de la misma, puesto que el glosario árabe de Leyden, S. XI, lo traduce por «spiculum, sagitta, ut lancea brebis» lo cual entiende Dozy como «dard, javelot». Por otra parte aɊā ‘bastón’, ‘cayado’, se empleaba en la combinación aɊā ar-rumɅ propiamente ‘bastón de la lanza’, en el sentido de ‘asta’ (así en el español Abenalbéitar), y a fuerza de usar esta combinación acabó por abreviarse en aɊā ‘asta de lanza’ y también ‘lanza’ así documentado en el glosario de Leyden y en fuentes valencianas; lo mismo ocurre con el femenino aɊâȐa (que por lo demás en España se confundía fonéticamente con el anterior), el cual figura traducido por «asta» en R. Martí y por «lança» en PAlc. y en las Mil y una Noches (Dozy, Suppl. II, 135). PAlc. lo representa como aa(çá , que es importante porque muestra la acentuación vulgar. Luego la combinación ƫarf aɊâ significaba en el árabe de España ‘punta de lanza’, ‘espigón de lanza’, nombre que cuadraba bien a la especie de venablo descrito. Ahora bien, sabemos que la consonante ain se confundía a menudo con una g para el oído español, de lo cual tenemos numerosas pruebas en transcripciones medievales (como Gabdelaziz, Gabdella, Ɣάουƌ, etc.), y también en arabismos romances como algarrada < arrâda, algarabía < arabîya, almártaga < mártaa, alméitiga < míta (Steiger, Contrib., 283, 288); como por otra parte la â larga suele cambiarse en ê, tenemos derecho a suponer que los cristianos oirían ƫarf gaɊé, que se cambiaría naturalmente en *targacet y tragacete (para trasposiciones análogas de la r, V. el artículo anterior).

Advertiré sin embargo que esta etimología es insegura, por dos razones: 1.º porque PAlc. en su transcripción fonética da aaçá y no aaçé, lo cual es natural, pues el Ɋ suele oponerse a la imela (sin embargo, la enfática r no impidió el cambio de en en alquile(r) < kirâȐ, quizá por la posición final, y sabido es que PAlc. da pronunciaciones cultistas a veces); 2.º a causa de la z de la grafía de G. de Segovia y de la 1.ª Crón. Gral., mientras que un Ɋ suele dar ç sorda en castellano (pero pudo haber influjo de otras palabras, quizá azagaya).

Habría buenas razones para sospechar un origen bereber. Acaso una palabra afín a azagaya, con el doble exponente femenino t-…-t, propio del bereber, y metátesis de las consonantes. O quizá más bien se trate de la palabra tazerzit, hoy conservada en el bereber del Sur de Marruecos con el sentido de ‘aguijón, almarada grande’, ‘rayo de luz’ («Strahl, Stachel, grosse Tuchnadel», con la variante tazenzart ‘rayo de luz’: Stumme, Das Schilhische von Tazerwalt). Si tazerzit estuviera por *tagerzit todo quedaría aclarado. Debemos dejar la palabra a los especialistas, pero tengo la impresión de que por ahí está la verdad2.

Cambia todo el aspecto de la cuestión al darnos cuenta del arraigo del vocablo en vasco. Trae Azkue un artículo tragaza ‘tragacete’, en Harizmendi ‘fleche’; tragatz ‘cuchilla para desmenuzar árgoma’, y dragatz; vizc. tragas ‘arado de cinco a nueve púas’; es preciso sospechar, por consiguiente, que el vocablo no se propagara desde el Sur de España, sino desde Navarra -Roncesvalles, etc. Lo único que da recelo es que tr- parece una inicial muy poco vascónica, y no sé si el targoa de Leiçarraga ‘división, cisma’ nos podría guiar hacia una inicial menos sospechosa y hacia un sentido como ‘corte’, ‘instrumento cortante’. Ya incluí esta nota en TopHesp. II, 295, y cambié la redacción del DCEC en la última ed. de mi Breve Dicc. Etim. El artículo DALLA del DECat. donde se demuestra que el grupo romance de dalla y dall (V. aquí DALLE), para ‘podadera, hoz, guadaña’ viene de una base sorotáptica *DALGIS, conduce a la sospecha de que el dragatz/tragatz del vasco sea también un préstamo de este *DALGIS indoeuropeo.

1 Aunque también lo empleó Alfonso el Sabio en una cantiga gallega de escarnio «a preço que nunca erra / de dar gran colpe con seu tragazeite» 25.18, rimando con azeite, preite y arreste (forma en ei que revela un autor castellano que está agallegando el vocablo, pero que es seguramente su documentación más antigua, pues es probable que sea de la juventud del rey, antes de 1250).―

2 También cabría pensar en ȶagersa que vale ‘reja de arado’ en el bereber del Centro de Marruecos (Laoust, Cours de Berbère Marocain) o en ȶahrišȶ ‘lanza’ en el bereber rifeño (Ibañez).