TOSCO, voz común a los tres romances ibéricos y no ajena al galorrománico, probablemente procedente del lat. vg. TŬSCUS ‘disoluto, desvergonzado’, ‘vil’, por alusión a la gente baja o libertina que vivía en el Vicus Tuscus o barrio etrusco de Roma.

1.ª doc.: princ. S. XV, Canc. de Baena; h. 1475, Álvarez Gato.

Finge este poeta madrileño que le habla la Razón en estos términos: «Mas yo quejo, mal amigo, / de tu simple seso tosco, / que tú dices lo que digo / y después juegas comigo: / si te vi no te conosco» (ed. 1901, p. 120). Francisco de Baena achaca esta respuesta a una dama requerida de amores por Villasandino: «con el más pequeño pedo / que yo tengo en el mi cuajo, / botaré del resquebrajo, / aunque tosca, bien de quedo» (Canc. n.° 105, v. 8). Ya Nebr. en su ed. de 1495, recoge el vocablo: «tosca cosa: rudis». Después está en muchos dicc. del Siglo de Oro: «tosco, sin limar o acabar: rozzo, ruvido; tosco o grossero: goffo» C. de las Casas; «tosco or grossero: rude, grosse, unwrought» Percivale; «lourd, ruda, grossier, non poli et limé, goffe; tosca cosa, chose rude et grossière, non mise en oeuvre, non polie» Oudin (falta en Covarr.); «grossero, basto, sin pulimento ni labor» Aut., donde se citan ejs. de Fr. Luis de León, Paravicino, Lope y del Persiles; también está en el Quijote: «halló don Quixote ser la casa de don Diego de Miranda ancha como de aldea; las armas, empero, aunque de piedra tosca, encima de la pierta de la calle» (II, xviii, principio), etc. Es voz generalmente conocida en todas las épocas.

Lo mismo cabe decir del portugués tosco y del catalán tsc, ambos sinónimos perfectos de la voz castellana, y ambos castizos: Moraes cita del primero ejs. tempranos del S. XVI, y si bien es verdad que del segundo no tengo a mano ninguno anterior al del S. XVII que cita Diez (Wb., 493), basta ver el gran número de derivados catalanes privativos que reúne Ag. para comprender que es palabra genuina. Nos lo confirma el sustantivo tosca ‘toba, depósito calizo que dejan las aguas, sarro’ documentado en catalán desde 13711, pedra tosca en portugués desde 1661 (Leite de V., Opúsc. II, 238); en castellano sólo consta su existencia en fecha moderna (Acad. 1925, no 1843) y no parece tener gran extensión geográfica2, aunque a través de Aragón debe de extenderse su empleo para llegar hasta el País Vasco, donde toska es «kaolin, argile blanche qui entre dans la fabrication de la porcelaine» (Azkue), en Sule toxka ‘terrón, gleba’3. La toba es piedra llena de asperezas y protuberancias, lo cual explica inmediatamente su relación con el adjetivo tosco; en catalán se dice también aigua tosca el agua que tiende a producir sarro o toba, por lo menos así lo he oído en el Ampurdán; por lo demás en catalán tosca es también el sarro de los dientes, y pedra tosca designa además la pómez. Por lo menos en esta ac. hubo de extenderse el vocablo desde antiguo hasta la lengua de Oc, pues toscar ‘pulir, bruñir, pulimentar’ se encuentra en el gascón Marcabrú (S. XII) y la forma septentrional toschar en Aigar e Maurin; no veo clara la explicación semántica del prov. mod. tousc, -co ‘tibio’ (aigo tousco, ban tousc, lié tousc, Mistral)4 ni de touscà «gagner, ramasser». Por otra parte, el REW (9013) une esta familia, algo extrañamente a primera vista, con la otra que abarca el fr. ant. tosche ‘bosquecillo’ (bastante frecuente desde el S. XIII al XVI, y a juzgar por muchos ejs. propio del Centro y el Sudoeste, aunque una vez aparece una forma tocque, sin duda normanda o picarda: God. VII, 732); del fr. dialectal touche «réserve de bois entre des défrichements» trata P. Lebel, Rev. des Ét. Anciennes XLVI, 135 ss; en bajo latín se documenta desde 1104, Du C. s. v. tusca, tuscha; prov. tousco, Delfinado touscho, Marsella touesco «touffe d’arbres, fourré, hallier», a los cuales deben agregarse el gasc. tüska, tüsta ‘matorral, mata de hierba’ (vid. mi Vocab. Aran.), y el mozár. granadino ƫúska ‘maleza, matorral, zarzas’, del que Simonet encontró un ej. en escritura árabe anterior a 1370. El nexo semántico quizá se encuentre en tusca ‘estera’ de las Glosas de Karlsruhe (S. VIII, Förster-K., Altfrz. Übungsbuch, col. 27ss., n.º 125), si es verdad que el toxa ‘manta grosera’ de las Glosas de Reichenau (BhZRPh. VII, 51, 71, 113) es alteración de tusca; comp., en efecto, el paso de MATTAestera’ al cast. mata ‘arbusto’ y al port. y cat. mata ‘bosque’. Para completar la documentación romance citaré el sic. (Noto) tòscu «sfacciato» y tuschizza «sfrontatezza» (que no creo sean alteraciones de tosto íd., como quisiera Prati, ARom. XX, 247-8), seguramente préstamos del catalán; más aislado se encuentra el marchigiano (Servigliano) truscu «rozzo, maleducato» (ARom. XIII, 270)5.

Un testimonio arcaico del adjetivo romance quizá se encuentre en el sustantivo derivado tuscitia, documentado en una glosa del Códice Vaticano de la Reina Cristina (ms. del S. X), que contiene tantas formas del latín vulgar hispánico6: «tuscitia, id est reumatismo, distillatio uvae cribellantis in pulmones» (CGL III, 606.19); como uva es la úvula y rheumatismus ‘flujo o destilación de humores’, se puede entender que tuscitia había tomado la misma ac. de ‘carraspera’ que vemos en su sinónimo asperitas (asperitas faucium, animae o asperitas a secas), y traducir ‘secreción de la úvula que gotea en los pulmones’7.

Como punto de partida de este adjetivo romance TŬSCUS, sugirió Hetzer (BhZRPh. VII, 51) el vicus Tuscus o barrio toscano de Roma (Horacio, Plauto, etc.), tristemente famoso por servir de residencia a la gente baja y particularmente a las mujeres de mala vida. De ahí se pasaría a ‘bajo, vulgar’ y después a ‘basto, rústico’. M-L. (REW 9013) al mismo tiempo que admite la base TUSCUS, la provee de un asterisco y declara que la idea de Hetzer debe descartarse por razones semánticas. Sin embargo, este traslado semántico del nombre del barrio a las personas que en él vivían y luego a las cosas, puede documentarse en la literatura latina, en la Cistellaria de Plauto, verso 562, pasaje que no parece haber llamado la atención de los romanistas. Unos padres ricos buscan a su hija, desaparecida a poco de nacer; el esclavo encargado de la búsqueda cree haberla reconocido en la cortesana Gymnasium, y trata de persuadirla de que abandone a la vieja con quien vive, pues sólo le ha sido nodriza y no madre, y alejándola de una casa acomodada la llevó a una vida miserable; él va a restituirle sus riquezas entregándola a un padre que le dará una dote de veinte talentos8; y concluye: «non enim hic, ubi ex tusco modo / tute tibi indigne dotem quaeras corpore», lo que Ernout traduce, aludiendo en nota a la mala reputación del barrio toscano o etrusco: «ce n’est pas comme ici, où tu es obligée de gagner ta dot à la mode toscane, en te déshonorant à faire commerce de ton corps». Nótese que Plauto no escribió ut in vico Tusco: el barrio no se menciona; todo indica además que Gymnasium no vivía en el vicus Tuscus, pues lógicamente sería vecina de su compañera y amiga íntima Selenium, de quien sabemos (v. 100) que residía frente a los supuestos padres de aquélla, gente adinerada. El adjetivo tuscus, en boca de la plebe urbana de Roma, según vemos en el habla algo jergal de un esclavo, se estaba alejando y tal vez se había separado ya definitivamente de su origen etimológico: tendería a significar algo como ‘licencioso, disoluto, desvergonzado’, a hacerse aproximadamente sinónimo de turpis o de vitiosus. Si el sentido de éstos se ha atenuado en romance hasta adquirir el del cast. torpe, ast. torpe «lo que está áspero» (R), vasco torpe, dorphe ‘tosco, grosero’, o el del port. viçoso ‘mimado, tierno, inexperimentado’, y aun el de ‘gracioso’ que tiene el vezzoso italiano, ¿por qué no aceptar que TŬSCUS pudiera llegar a ‘tosco’? Pero seguramnte es preferible todavía suponer que así como en la situación de la Cistellaria se empleó aludiendo a las mujeres públicas del célebre barrio, en otras situaciones se aludiría a la gente humilde y mísera que constituía la mayor parte de su población, lo que le daba el matiz de ‘bajo, vil’, y de ahí ‘rústico, grosero’9. Como paralelos semánticos baste recordar el cast. arrabalero ‘mal educado’, el ingl. suburban íd., ingl. antic. (hasta el S. XVII) suburb ‘licencioso’, y el hispanoamer. orillero (derivado de orilla ‘suburbio’), que si en Cuba significa ‘de mala fama moral’ (Suárez), en otros puntos de la isla y en Costa Rica es ‘persona ordinara’, ‘sin educación’ (Mz. Moles, Gagini) y en la Arg. reúne los dos significados.

Es posible que el cat. tóix ‘tonto’, toixarrut ‘rudo, grosero’, bal. tenir toix ‘estar embotada la reja del arado’ (BDC XI, 88), vengan de una ampliación de TUSCUS, lat. vg. *TŬSCĔUS; en cuanto al cast. TOCHO, V. este artículo.

No habría necesidad de refutar la etimología de tosco que propuso Storm (Rom. V, 185), a saber THYRSICUS, si no la hubiese exhumado G. de Diego (RFE XI, 347) sin dar justificación fonética, siendo así que habría que esperar *tósego (comp. los representantes de PERSICUS: port. pêssego, cat. préssec, cast. pejiguera) o a lo más *trosco (comp. cast. prisco); sin embargo, el mismo filólogo, no sin cierta razón, rechaza la etimología THYRSUS de trozo, por su imposibilidad fonética, y con esto quita al rarísimo helenismo THYRSICUS el único apoyo romance que le quedaba (y que no logra sustituir derivando, en cambio, de ahí, el arag. toza, cuya -z- se opone a ello); semánticamente habría que partir de ‘tronco’ (pero thyrsus era un tallo y no un tronco rugoso) y pasar por el significado ‘corteza del alcornoque’, que se encuentra en el catalán tosca ―acepción rara y secundaria― para llegar a ‘tosco’. Comp. Baist, ZRPh. V, 550ss.

He reproducido, con ampliaciones, mi artículo de AILC II, 151-4, donde dejo algún detalle de menor importancia.

DERIV.

Tosquedad [Nebr. «ruditas»]. Tosquería antic. (1589, Fr. J. de Pineda).

CPT.

Toscohosco, como voz vulgar o malsonante en Pedro Espinosa (1625), Obras, p. 196.16.

1 Jaume Marc, Dicc., lín. 333, entre las rimas en o cerrada; que no se trata del adjetivo lo indica la circunstancia de que éste falte entre las rimas en -sch (lín. 1161).―

2 En catalán tiene gran arraigo como nombre apelativo (hasta en Alicante, BRAE XXII, 496), y como nombre de lugar en todo el Principado, por lo menos. En castellano hay un La Tosca en la parte Este de Teruel, Tosquera en la toponimia menor de Sallent, alto Aragón (RLiR XI, 230); pero también hay algún topónimo semejante en Cuba y Méjico, y muchos en las Canarias, Uruguay, Argentina y Chile. En la Argentina, por lo menos, tosca y no toba es la palabra popular: E. del Campo, Fausto vv. 277, 461; Juan C. Dávalos, La Prensa, 22-IX-1940; Chaca, Hist. de Tupungato, 14; Sabella, Geogr. de Mendoza, 533.―

3 Es innecesario e inverosímil relacionar estas palabras vascas con el tasconium de Plinio (aunque éste sea precisamente «terra alba similis argillae ex qua catini faciunt»), como quisiera Bertoldi, ARom. XV, 402 (comp. Rohlfs, ZRPh. XLVII, 406). Se trata seguramente de una semejanza casual: entre las palabras vascas en t- gran número son romanismos y voces tardías, y muchas más cambiaron la T- originaria en d-.―

4 Quizá desde ‘pulimentado’ se llegaría a ‘tibio’ pasando por ‘suave’, el polo semántico opuesto a ‘tosco’.―

5 Que tosco en otro tiempo se empleó en Italia lo indica el ej. de tuscus ‘rudis’, que Du C. cita en la vida de Sta. Coloma de Rieti.―

6 Cicala ‘cigarra’, sarracla ‘cerraja’, impedigo ‘empeine’, galapoco ‘galápago’, mordago ‘muérdago’.―

7 Supongo que tuscitia en el modelo del glosario estaría como interpretamentum de βράƔχος ‘ronquera’, y la explicación del glosador está sacada evidentemente de dos pasajes isidorianos: «reuma Graece, Latine eruptio sive fluor appellatur; catarrhus est fluor reumae jugis [‘que fluye’] ex naribus, quae dum ad fauces venerit, βράƔχος vocatur; dum ad thoracem vel pulmonem πτύσις dicitur» (Etym. IV, vii, 18) y «tussis Graece ab altitudine vocatur, quod a profundo pectoris veniat; cujus contraria est superior in faucibus, ubi uva distillat» (Etym. IV, vii, 18, así en el ms. T, jefe de la familia hispánica, titillat en BCK). Para cribellare ‘cribar’ > ‘gotear’, comp. cast. cernidillo ‘llovizna’, venez. harinear ‘lloviznar’, prov. draià ‘cerner’, ‘llover’.―

8 «Illaec ted anus / fortunis ex secundis ad miseras vocat. / Nam illaec tibi nutrix est, ne matrem censeas. / Ego te redduco et voco ad summas ditias, / ubi tu locere in luculentam familiam, / und’ tibi talenta magna viginti pater / det dotis».―

9 Forcellini-Perin explica el pasaje de la Cistellaria suponiendo que los etruscos explotaban a menudo a sus hijas prostituyéndolas, y refiere la opinión de otros que hablan de los flautistas etruscos que empleaban a jovencitas en bailes lascivos. Para nuestro caso importaría poco; de todos modos el carácter del vicus Tuscus consta mejor. Un dicho itahano, ya registrado en los antiguos Proverbi Toscani, dice «chi ha a far con Tosco, non vuol esser losco», lo cual toman los toscanos en buena parte, como equivalente de ‘vivo, astuto’, aunque no podemos asegurar que el sentido primitivo no fuese más semejante al plautino.