TOLONDRO y TOLONDRÓN, ‘chichón’, alteración del antiguo torondo, y éste del lat. tardío TŬRŬNDUS, variante del lat. TŬRŬNDA ‘bollo’, ‘buñuelo’, ‘bulto de hilas que se coloca dentro de una herida para facilitar la supuración’.

1.ª doc.: torondo, S. XIII, L. de los Cavallos, 44.16, 50.12; íd., 1386, Lz. de Ayala.

En su Libro de la Caza lo aplica este autor a un tumor o hinchazón morbosa que se desarrolla en una ave (p. 271). Es probable que no sea posterior el autor de la traducción bíblica conservada en el ms. escurialense I-j-3 (copiado en el S. XV), donde se lee «pecilgo e toronto e ferida tierna» (cita de M. P.). La forma torondo o torondón, muy extendida antiguamente, es de todos modos la primitiva: «torondón: tuber» registra Nebr. (s. v., otra vez s. v. hinchar); en la 2.ª mitad del S. XVI leemos a topa torondos como equivalente de la locución a topa tolondro, en Baltasar del Alcázar (ed. Rdz. Marín, p. 292), y de torondón se forma el derivado atorondonado que aparece por las mismas fechas en Juan de Castellanos: «desgarrados los cueros y pellicos, / las cabezas bien atorondonadas» (Elegías de V. Ilustres, p. 408b); hasta hoy sigue diciéndose torondón por «bulto o chichón en el cuerpo... por efecto de un golpe» en Canarias (Millares)1. De torondo por repercusión de la r y disimilación subsiguiente resultó tolondro, con el derivado tolondrón: encontramos aquél en la Biblia judía de Ferrara (1553) y en la de Constantinopla (BRAE III, 189), y tolondrón es palabra corriente desde med. S. XVI hasta la actualidad; está ya en el Lazarillo (Cl. C., p. 44) y en el Rinconete y Cortadillo: «venía descabellada y la cara llena de tolondrones» (Cl. C., p. 186). En portugués tolontro «a túbara [‘turma, criadilla’], caroço [‘hueso de fruta’]» (Moraes, quien lo cita de Bento Pereira, med. S. XVII), acs. a las cuales D. Vieira y Fig. agregan la cast. «tumor produzido por contusƟo»; esta -t- de la terminación, que recuerda la forma de la Biblia escurialense, ha de ser secundaria, debida quizá a la contaminación de otra palabra (¿tonto, atontar?), o a una asimilación consonántica2.

En cuanto a la etimología, ya el Padre Sarmiento en el S. XVIII (BRAE XVII, p. 728) vió que había relación con el lat. TURUNDA, y esta idea han confirmado y repetido otros etimologistas: Cornu (GGr. I, § 145), C. Michaëlis (RL XIII, 417) y yo mismo (AILC I, 155n.). Me parece indudable, pues TURUNDA designa en latín varios objetos en forma de bulto: una especie de buñuelo o albóndiga que se hace para dar de comer a las aves (así ya en Catón y Varrón), un bollo que se ofrecía en sacrificio a los dioses, un bulto de hilas que se coloca dentro de una herida para facilitar la supuración, o sea lo que todavía llaman torunda los cirujanos modernos3. Además, junto a TURUNDA, que es la forma más común, se encuentra alguna vez TURUNDUS, en Marcelo Empírico y en los Excerpta ex Glossario Eynarditurundus est panis», trasmitido en ms. del S. XI, CGL V, 624.19). Las UU de estos vocablos eran indudablemente breves, como lo comprueban la grafía toronda de las glosas, y la forma milanesa toronda (REW 9011)4.

Otras etimologías no son posibles: M. P. (Rom. XXIX, 373) suponía fuese derivado del lat. TORUShinchazón’, lo que no es aceptable, pues un sufijo -UNDUS denominal no existe en latín, ni menos un sufijo -ondo en romance. Spitzer (RFE XIII, 121n.) dice vagamente que es onomatopéyico, en desacuerdo con la compleja estructura del vocablo.

Comp. chilindrón, s. v. CHILINDRINA.

1 Covarrubias, s. v. chichón, da tolondrón o torondrón, y como propio de Valencia (?) torondo; la grafía tolodrón que se lee en el lugar alfabético es errata por torõdrón del ms. original.―

2 C. Michaëlis piensa en el port. encontro (que no explicaría el toronto cast.), y en la rareza de la terminación -ondro. Es el caso mismo de CORIANDRUM > culantro.―

3 Según J. Piechotta, ALLG I, 587, al menos al principio, no sería bulto de hilas, sino una bolita de col o de hierba vetónica metida en una vejiga, que se colocaba en las fístulas para que actuara sobre las mismas por exosmosis; V. allí otros detalles acerca de la tradición latina del vocablo.―

4 Muchos diccionarios latinos imprimen tūrunda, medición sin base alguna, puesto que el vocablo no sale nunca en verso; se fundan solamente en la falsa etimología obtūrare admitida por Forcellini, pero se han propuesto otras etimologías, y en particular la variante rotunda que sale en varios mss. en lugar de turunda (vid. Forcellini-Perin) ha sugerido que sea metátesis de aquel vocablo, V. el trabajo citado de Piechotta; Ernout-M. no se pronuncia, pero imprime turunda sin signo cuantitativo, lo que supone breve.