TOCINO, voz peculiar al cast. y al port. (?oucinho), probablemente derivada del celto-latino TŬCCA ‘jugo mantecoso’ (de donde el derivado más conocido TŬCCୱTUM ‘carne de puerco conservada en salmuera’); es probable que el derivado *TŬCCզNUM (LARDUM) se formara ya en el latín vulgar hispánico.
1.ª doc.: 1081, doc. de San Millán.
Atendiendo a la fonética del vocablo, lo norrnal es que tenga -c- sorda en cast. ant., pues no hay que hacer caso de las grafías arriba citadas de textos arcaicos, donde todavía no se distingue la c de la z; escriben con ç Nebr. y G. de Segovia (p. 79) y hoy se pronuncia con sorda en Cáceres y Salamanca (Espinosa, Arc. Dial., 5); en cambio hay -z- en Juan de Valdés (lonja de tozino, Diál. de la L., 126.22) y una vez en el ms. S de J. Ruiz (767d, y en el 1106b, pero toçino 1093a; el ms. G tiene constantemente ç: 767d, 781d, 1103a, 1106b, 1123a, 1125d, 1275a, 1373b), lo cual nos recuerda la variante minoritaria latina tucetum, pero como la -c- sorda es unánime en portugués, es muy dudoso que podamos hacer caso de estas grafías. También dudo de que tenga valor la variante torcino que cita el glos. del Canc. de Baena (p. 428)6.
Entre los romances, sólo el port. y gall. comparten con carácter genuino esta palabra cast.; la forma ahí es toucinho (toicinho), con diptongo al parecer unánime; vale «gordura dos porcos, subjacente á pele», y debe de ser palabra muy antigua, aunque los dicc. (ya Bluteau) no citan autoridades. El diptongo se extiende no sólo al gallego, sino aun al ast. occidental toucín, toucino (Munthe; Acevedo-Fz.; M. P., Dial. Leon., §§ 4.1, 7.3), y a los pueblos de habla lusitana en Extremadura (Espinosa, l. c.). Pero este diptongo puede ser debido a un influjo secundario del gall. touza ‘pedazo de corteza’, port. touça ‘mata, tronco’, voz de otro origen (estudiada aquí s. v. ATOCHA), tal como sugiere Munthe (comp. G. Viana, RL I, 284).
En efecto, ya S. de Covarrubias señaló el parentesco de tocino con el lat. imperial TŬCCୱTUM, y en lo mismo han insistido todos los etimologistas (Diez, Wb., 492; M. P., l. c.; M-L., REW 8970; G. de Diego, Contrib., § 613). Creo en efecto que así debemos admitirlo, a pesar de las dudas que parecen abrigar Munthe y Espinosa, pues el diptongo portugués se explica, como he dicho, fácilmente. Según indicó G. de Diego, no sólo hay TUCCETUM en latín (desde Persio), sino que además se empleó TŬCCA con un sentido análogo; un escoliasta de Persio lo implica así y nos confirma que se trata de una voz de la Galia cisalpina: «tuccetum apud Gallos Cisalpinos bubula dicitur, condimentis quibusdam crassis oblita ac macerata; et ideo toto anno durat; solet etiam porcina eodem genere condita servari; aut assaturarum jura; hinc Plotius Vergilii amicus in eadem regione est nominatus Tucca». Es decir se trataba de una carne de buey o de cerdo conservada con cierta salsa grasa o mantecosa, en cuya preparación entraría seguramente la salmuera. La existencia y sentido de tuccetum están confirmados, además de los autores latinos, por varias glosas (CGL VII, 372), y tucca aparece también en el glosario del seudo-Filóxeno, recopilado en el Sur de Italia no después del S. VI, con la traducción κατάχυμα ζωμοǢ (CGL II, 302.52), es decir, ‘jugo que se echa encima de un manjar’, sin duda el jugo de salmuera mantecosa a que ya me he referido (comp. Hubschmied, VRom. I, 104). Ahora bien, de este TUCCA procede por una parte TUCCETUM, y por la otra derivará de ahí la voz iberorromance, para la cual es razonable admitir una formación adjetiva *TŬCCզNUM, seguramente LARDUM *TŬCCզNUM, o sea ‘lardo conservado en salmuera’; comp. los nombres de carnes como porcina, taxonina, etc.7. TUCCA sería en efecto, tal como nos informa el escoliasta citado, palabra céltica, puesto que galo cisalpino había de ser, y paisano de Virgilio, el personaje que recibió este sobrenombre y cuidó de la publicación de la Eneida. Es verdad que el vocablo no se encuentra en las lenguas célticas insulares, pero desde luego es heredado del indoeuropeo, y afín al umbro toco «tucca», eslavón tukŭ ‘grasa’, tyj༜ ‘yo engordo’, lit. taukaĩ ‘grasa’, tùkti ‘engordar’, a. alem. ant. dioh, escand. ant. thjô ‘muslo, zancajo’ (Walde, s. v. tumeo; comp. Stokes-Bezz. 134)8. Por lo demás me inclino a creer que si en las lenguas célticas el indoeur. PORKOS ‘cerdo’ aparece representado por TORKOS (Pedersen, I, 33; Stokes, l. c.) y no por *ORKOS, según correspondería fonéticamente, es precisamente por un cruce muy natural con el celta TUCCA ‘gordura’9.
DERIV.
Tocinero; tocinera; tocinería. Tocineta cub. ‘tocino’ (Ca., 93; comp. el argentino panceta ‘tocino’). Atocinar; ast. estoucinar ‘descuartizar un animal’ (Munthe, s. v. toucin; M. P., l. c.), estocinar (V).
1 Puede ser el antecedente de gamella (< CAMELLA) más bien que una variante gráfica de canada, canadella.― ↩
2 El tocino ‘cerdo vivo’, que tanto se ha oído en la Cataluña central, puede también resultar de un uso bárbaro de gente no bilingüe, aceptado y propagado luego por campesinos y carniceros cuando se hizo tabú el cat. porc para compradores remilgados.― ↩
3 Que Sainéan (BhZRPh. X, 90) deriva erróneamente de TAXO ‘tejón’.― ↩
4 Hist. de Indias I, 154; otro ej. de tocino en esta obra II, 12.― ↩
5 V. además la nota de Rdz. Marín al Quijote II, lxxiii (Cl. C. VIII, 312).― ↩
6 Podría pensarse en un cruce con el céltico común TORCOS ‘cerdo’ (Stokes-Bezz. p. 134; Pedersen, I, 33; V. Henry, Lex. Étym. Bret., s. v. tourc’h), pero no merece mucha fe este dato aislado.― ↩
7 Del port. alentejano atôiço «toucinho» (RL IV, 12) podría deducirse otro derivado *TŬCCĔUM, pero es más probable que este raro atôiço se extrajera del port. toicinho, tomado por un diminutivo. No habiendo documentación anterior a Bluteau, cabría también que toucinho esté por toicinho (como Douro, agouro etc.) y que éste resulte del influjo del tipo hoy alentejano atôiço, donde el diptongo podría venir de una evolución tardía o semiculta de *TŬCCĔUM (> *tócio > *toiço). Pero la presencia del diptongo en ast. occ. (Munthe) y en gall. touciño (Lugrís, Gram. p. 180) nos desanima de tal idea.― ↩
8 El carácter indoeuropeo del vocablo se confirma por la típica apofonía, conservada en las lenguas bálticas: junto al lit. tùkti (presente tunkù) y letón tūkt ‘engordar’, está el prus. ant. taukis ‘manteca’, letón tàuks ‘gordo, firme’, lit. táukas ‘pedacito de grasa’. Por lo demás en eslavo es ya antiguo el mismo derivado de esta raíz que se ha consolidado en cast.: paleoslavo tu༣ĭnŭ ‘manteca, grasa’, ruso tuƇnyj ‘gordo’ (Vasmer, Russ. Et. Wb. III, 149), y todo esto arrancó por derivación antigua de una raíz más simple t(e)?- (esl. tyti ‘volverse gordo o robusto’, ‘ser criado para engorde’, scr. távīti ‘tener fuerza’, ‘ser vigente’, Fraenkel, Die Balt. Spr. 58).― ↩
9 Para otra explicación más hipotética, vid. V. Henry, Lex. Étym. Bret., s. v. tourc’h; de ello me ocuparé en el artículo truja de mi DECat. ↩