TIÑA, del lat. TէNĔA, que designa la polilla, el piojo, y varias lombrices y gusanos, y que en romance se trasmitió a la tiña, enfermedad atribuída a la acción de ciertos bichos.
1.ª doc.: J. Ruiz.
Dice el poeta que a todos se comunica la sarna y la tiña del dinero. De uso general en todas las épocas. El vocablo se ha conservado en todos los romances de Occidente, y en todos tiene la ac. cast., aunque en varios se conserva además la ac. más común en latín ‘polilla’: fr. teigne, cat. del Maestrazgo tinya íd. (G. Girona, s. v. destinyar). En cast. mismo es también un arañuelo o gusanillo que daña las colmenas. El arag. teña es ‘oruga’. En latín designa muchas especies de lombrices y gusanos, y Claudiano, que según Forcellini le da el significado de ‘piojo’, explica que las tineae habían comido el pelo de un desgraciado, dejándole grandes espacios calvos: se trata evidentemente de la tiña, enfermedad cuya causa, por lo visto, atribuían algunos a los piojos. Sea por ello o porque tinea designara el ácaro o parásito que en realidad causa la tiña, el cambio de sentido es fácil de entender. El vocablo tenía է breve en latín, a pesar de lo cual se dice tinha en port. y tinya en cat., como en cast. (formas con e en Francia): esto quizá se explique por influjo del verbo teñir (presente cast. tiñe, cat. ant. tiny), ya que la cabeza cambia de color a causa de este mal; no quiero descartar sin embargo la posibilidad de que la i se explique fonéticamente por la palatal siguiente.
DERIV.
Tiñería. Tiñoso [Oudin; Quevedo, Aut.]. Tiñuela ¿‘polilla’? más bien que ‘tiña’ (h. 1280, 1.ª Crón. Gral., 193b53)1. Destiñar [«d. las colmenas: detineo» Nebr.]; destiño. Para el gall. trilla V. aquí s. v. TALADRO.
1 Con variantes mss. annuela y ternuela, donde debe de haber cruce con el tipo cat. arna ‘polilla’. ↩