TINCAR chil., arg., per., ecuat. ‘dar papirotazo a una bola para despedirla con fuerza’, ‘tener un presentimiento’, del quich. ?inkáni íd.
1.ª doc.: 1880, Cevallos.
DERIV.
Tincazo. Tinque. Tincada; comp. pálpito, s. v. PALPAR. Atincar (V. arriba). Tincanque ‘papirote que se da a la cabeza’, chil. Tinco arg. ‘(animal) que roza una pata con la otra’. Tincunazo = topazo, en el argentino C. Bernaldo de Quirós, La Nación, 7-VII-1940.
1 Ya en Fr. D. de Sto. Tomás (1560) tincani ‘dar papirotes’, tinconi ‘encontrar a otro’, tincochini ‘cotejar una cosa con otra’, tinquini ‘apretar uno a otro’. Teniendo en cuenta la existencia del vco. tinkatu es tentadora la idea de un origen europeo, partiendo de atincadura y atincamiento «soudure avec borax» en Palet (1604) (y aquél además en Oudin, Percivale, 1623, y Sobrino) sacados de atíncar ‘borax’ [1495, Nebr. en Gili], que a juzgar por la rima en J. Ruiz 941 se pronunciaba atincár y no como acentúa la Acad. (vid. DECH I, 397b6), del ár. tinkâr. Como se trata de una sustancia que servía para cicatrizar llagas (Vigo) y como afrodisíaco (J. Ruiz y Canc. de Castillo, V. las citas en DHist.) y como atíncar ‘veneno que enloquece’ es popular hoy en Chile y atincár en Colombia (vid. DECH I, 397b13) se comprenderían los usos figurados: sería razonable atribuir al vocablo vasco esta etimología, a no ser que sea alteración del cast. ant. fincar; en cuanto al americanismo y a la palabra quichua, parece que no, dado el gran desarrollo que ya tenía esta raíz en quichua en 1560. Se trata pues de un notable caso de coincidencia o espejismo etimológico. ↩