PALPAR, descendiente semiculto del lat. palpare ‘tocar levemente’, ‘acariciar’, ‘tentar, palpar’.
1.ª doc.: Berceo.
DERIV.
Apalpar [SS. XIV-XVII, DHist.; ast. ‘palpar’, V; gall. apalpar ‘palpar’, Sarm. CaG. 195v]. Palpable [Corbacho (C. C. Smith, BHisp. LXI); S. XVI, Aut.]. Palpación; palpamiento; palpadura. Palpón ant. («el que por no veer va palpando», APal. 336d). Palpu ast. ‘acción de palpar’ (Vigón). Palpo ‘tentáculo’ [Acad. ya 1843]. Palpitar (Mena (C. C. Smith, BHisp. LXI); 1610, Góngora, ed. Foulché I, 442; Oudin; Covarr.], tomado del lat. palpĭtare ‘agitarse’, ‘palpitar’; palpitación [APal. 447d]; palpitante; pálpito arg., urug., per. y quizá chil. ‘presentimiento, intuición, corazonada’5.
1 Castellanismo en vista del tratamiento fonético ha de ser el val. popar ‘tratar con miramientos’, ‘cuidar mucho’ (Jaume Roig, 4344; S. XVII, Rondalla de Rondalles en Ag., Escrig).― ↩
2 Parece que la fuente de esos lexicógrafos está en «O Castelo de Pambre» de López Ferreiro, novela histórica en «gallego medieval» bastante macarrónico, que gozó de prestigio (es la autoridad que cita para esta ac. el DAcG.), que, por lo demás, da la forma evidentemente castellana y no gallega apopar. Castelao emplea la gallega genuina apoupar, pero con otro sentido ‘humillar, molestar’: «chegaron a inventar cantares para apoupá-lo» (220.4). Pero esto quizá se relacione etimológicamente más bien con el nombre de la abubilla y su moñita (ave que pasa por tonta, sucia...).― ↩
3 Acaso venga de ahí el nombre del juego de la gallina popazada que en Colunga ejecutan los muchachos «sentándose en el suelo en forma de rueda con las piernas extendidas, y agitándolas hasta tocarse unos a otros con los pies». Según Vigón en Extremadura se llama de la gallina papuja y en Cataluña de la gallina puritana; ahora bien, en el juego que en Barcelona se conoce con este nombre (más bien politana), la persona mayor o muchacho que hace de «gallina» va tocando (palpando) sucesivamente la cabeza de sus compañeros mientras pronuncia el número de huevos que pone la gallina (¿*ponitana > politana?).― ↩
4 Del portugués se ha tomado el extremeño apoipao ‘a quien se cuida bien y con esmero’ (BRAE III, 659).― ↩
5 Muy vivo y arraigado en toda la Arg., de donde Garzón ya da un ej. de 1904. En Chile se percibe como palabra argentina, no chilena, según informe del prof. Meza Villalobos, pues allí dicen en este sentido tincada, derivado del quichuísmo tincar ‘golpear, dar un papirote’; en efecto palpito falta en Román, aunque lo emplea el escritor chileno reciente Augusto Iglesias, vid. Malaret. En el Perú no lo da Arona, pero sí, en fecha reciente, M. A. Ugarte (Dicc. de Arequipeñismos) y Benvenutto Murrieta. Luego parece como si el vocablo se hubiese propagado desde la Arg. La duda está entre si es vieja palabra leonesa (o vulgarismo castellano anticuado), o bien si pasó desde el Brasil al Plata, sospecha bastante fundada. En portugués se emplea palpíte en el mismo sentido [1887, H. Michaëlis; Fig.; ej. del a. 1900 en Gç. Viana, Apost., 215; falta todavía en Bluteau, Moraes y aun Vieira], y el verbo intransitivo palpitar (palpita-me que chove hoje). Palpite se dice también en el Uruguay y en Córdoba (Malaret; Garzón). El verbo palpitar en este sentido lo conozco sólo en la Arg., aunque no es tan empleado como pálpito; sin embargo, he oído alguna vez yo me palpito por ‘imagino, sospecho’, y he anotado estos ejemplos, donde es más bien ‘husmear, entrever’: «―Voy a buscar el lau del viento―. Anduvimos a machetazos por la selva tupida. Sabino, deteniéndose en los breves claros del monte para palpitar el movimiento de las ramas más altas...», Enrique Amorim, La Prensa, 21-11-1943; «otros palpitaron que no sería extraño que el Dr. C. pudiera obtener una senaturía vacante», reportaje anónimo del diario mendocino «Victoria», 26-X-1940. Se ha dicho alguna vez que pálpito es italianismo argentino, probablemente a causa de la acentuación, que en efecto es diferente de la portuguesa, mas no parece ser así, pues el it. pàlpito sólo es ‘palpitación’, ‘el palpitar’ («in questo poema... la nazione riviveva i suoi fasti e risentiva il palpito profondo delle memorie e delle speranze», G. Bertoni, ARom. XXIV, 155); de hecho los italianismos argentinos suelen pertenecer a un estrato social y a un tono afectivo diferentes. ↩