TAZMÍA, origen incierto, probablemente arábigo.
1.ª doc.: 1385, Rim. de Palacio.
Ya Tamarid y Covarrubias afirmaron que era un arabismo, y Dozy (Gloss., 349) propuso taqsîma nombre de acción (más bien sería taqsîm) correspondiente a qás(s)am ‘repartir’, voz bien conocida, pero esto es imposible por evidente razón fonética (en el Suppl. ya no insiste en esta etimología). En consecuencia Eguílaz (p. 504), fundado en la autoridad de F. del Rosal (1601), que dice que tasmía en árabe vale «tanteo de cuentas», supone que venga de tásmiya, nombre de acción de sámmā ‘llamar’, ‘nombrar’, ‘mencionar el nombre de Dios’ (Dozy, Suppl. I, 688), «appeler, imposer un nom», «dire le nom de», «dénommer», «qualifier, traiter de», «invoquer le nom de Dieu», «énoncer, déterminer» (Beaussier); tásmiya según el mismo lexicógrafo es «dénomination», «nomination», «récitation de la formule au nom de Dieu clément et miséricordieux». Como puede verse todo esto se halla bastante lejos de las ideas de contabilidad y tributación expresadas por tazmía, y es deformar los hechos suponer que el ár. tásmiya valga también ‘enumeración’ como dice la Acad.
Esta etimología es, pues, inverosímil, y ya la rechazó Baist (RF IV, 414). Éste repara en otro artículo de Eguílaz, relacionándolo con tazmía; reza este artículo: «thadmia, thamia: especie de tributo; de domma ‘tributo’ en Marcel»; el vocabulario de Marcel está fundado sobre todo en el árabe vulgar de Egipto, y también, aunque menos, en el de Argelia, pero tal palabra no es conocida en el árabe clásico ni en otras fuentes del vulgar moderno, y como en esta forma no se explica por ninguna raíz arábiga quizá sea algún extranjerismo, aunque más bien parece tratarse de una mala vocalización de dam ‘multa por un homicidio’, propiamente ‘sangre’ (vid. TEGUAL); pero aunque sea así no hay que pensar que ta(d)mía pueda venir de un derivado arábigo de esta palabra con prefijo ta-, como da a entender Eguílaz, ya que tal derivado no se encuentra en parte alguna y tampoco podría significar ‘tributo’. Por otra parte, no hay tal palabra cast. thadmia o thamia ‘tributo’, pues Eguílaz la funda tan sólo en el pasaje siguiente del Ordenamiento de las Tafurerías (a. 1276), donde significa ‘multa’: «el rico omne que jugare los dados, e también el fijodalgo, que descreyere [‘jurare, blasfemare’], que la primera vez que descreyere, peche 20 mrs. de oro... e esta thamia mesma ayan los infantes e los cavalleros; e los escuderos... pechen 10 mrs. de oro, e por la primera vez escapen, e por la segunda préndenlo por la thamia que sobredicha es...» y así va enumerando por otras dos veces la thamía que deben pechar los no hidalgos y los tafures, y en cada una de las cuatro veces el códice del Escorial sustituye el vocablo por calupnia (ed. Acad. de la Hist., Opúsc. Legales II, 216), lo cual comprueba que estamos ante la ac. del b. lat. calumnia ‘multa impuesta a alguno’. Si esto es la misma palabra que el conocido tazmía, según quiere Baist, es difícil asegurarlo; no es imposible y entonces tendríamos ahí un indicio de que el sentido fundamental del vocablo fuese algo como ‘estimación, evaluación’, o quizá ‘aportación, pago’.
Podría alegarse esta forma en apoyo de la opinión de Aut. de que tazmía viene del gr. ταμιεία ‘administración económica’, ‘cargo de intendente o tesorero’, pero es idea poco verosímil porque esta palabra griega no está documentada en latín clásico ni medieval, y por otra parte nos pondría en un apuro la explicación de la -z-. Luego hizo bien Baist al seguir ateniéndose a una etimología arábiga, como parece confirmarlo la variante atazmía; pero dicho erudito no encuentra ninguna solución concreta y se limita a sugerir que el étimo arábigo debería tener dm o tm, fundándose en la forma thadmia con que Eguílaz encabeza su segundo artículo; fundamento sin valor alguno, pues ésta no es más que una forma supuesta abusivamente a fin de justificar la falsa etimología de Eguílaz.
Tampoco puedo dar ninguna solución enteramente satisfactoria, lo cual no es extraño dada la enorme complejidad de las combinaciones a que se presta la morfología arábiga en un vocablo de esta estructura; tendremos que esperar a que una feliz coincidencia depare la solución a un buen conocedor del lenguaje administrativo y jurídico de los árabes de Occidente. Desde el punto de vista semántico convendría taȶmîna «évaluation, estimation» (Bocthor) nombre de acción de ȶámman que PAlc. define «hazer cuenta de otro», Bocthor «apprécier, évaluer, estimer, fixer la valeur de, priser, mettre le prix à une chose» (y en este sentido aparece en un diploma árabe de Sicilia), y R. Martí incluye el verbo y el nombre de acción taȶmîn en su artículo «caristia» (¿‘carestía’?, ¿‘encarecimiento’?): Dozy, Suppl. I, 164. El tropiezo está sólo en la desaparición de la -n-, pero es tropiezo grave que hace dudar de todo, pues en esta posición una disimilación no sería posible. Nos veríamos reducidos a conjeturas sólo medianamente verosímiles: que *tazmina fuese antiguo arabismo pronto anticuado, y que apareciendo escrito tazmīa en el ms. de algún texto legal muy usado, lo sacaran de ahí los juristas pronunciándolo erróneamente tazmía; o que en España se produjera un cruce entre taȶmîna y algún sinónimo, quizá un *taɅɊiya que podría suponerse como derivado de la raíz de ȐáhɊà «nombrer, compter, énumérer» (clásico y hoy usual en Egipto), «nombrer, compter, dénombrer, calculer»3 (en Argelia). Ninguna de las dos explicaciones me parece muy convincente. Aun menos suponer un cruce de taȶmîna con el griego ταμιεία cuya existencia en España es meramente hipotética.
1 Más datos sobre tazmía, con una etimología hebrea inverosímil, da A. M. G. B. en RABM II (1872), 275-6, tomo que no está ahora a mi alcance.― ↩
2 Ya observa Terreros que en puntos de Castilla la Vieja se llama cilla la tazmía en el sentido definido por Aut.; comp. ast. cillero ‘mayordomo, jefe del pósito’ (R).― ↩
3 Nótese que la segunda forma ɅáɊɊà, a la cual correspondería el nombre de acción *taɅɊiya, no está documentada que yo sepa. Sí lo está, en Bocthor y en Beaussier, como vulgar en Egipto y Argelia, la primera forma ɅáɊà con el mismo sentido, lo que sugiere la posibilidad de que sean vulgares con este sentido otras formas del mismo verbo. ↩