TASCAR, ‘espadar el lino’, ‘quebrantar la hierba con los dientes’, ‘morder el bocado del freno con los dientes’, voz propia del cast. y el port., de origen incierto, probablemente deriva de tasca (o tascón) ‘espadilla para el lino’, conservado en gallego, que a su vez vendrá del céltico τασκóς ‘estaca, clavija, clavo’ (comp. cat. tascó, oc. tascoun ‘cuña’).
1.ª doc.: APal.
En cuanto a la etimología, supuso Diez (Wb., 490), seguido por M-L. en su primera edición (REW 8593), y hasta hoy por Gamillscheg (RFE XIX, 237; R. G. I, p. 384), que tascar procedería del germánico, o sea de un gót. *TASKÔN postulado a base del a. alem. ant. zaskôn ‘arrebatar’, hasta hoy conservado dialectalmente en alemán (Baviera, Franconia) zaschen ‘tirar de algo, arrastrar, trabajar despacio’ (vid. Grimm, Schade): esto ya sería audaz en principio, puesto que este vocablo no existe ni se sabe que haya existido en otras hablas germánicas, y por lo tanto es muy dudoso que pudiera estar en gótico2, y si lo hizo Diez fué porque creía, por una mala inteligencia, que tascar significaba ‘desenredar lana’, pero no hay tal, y por lo tanto se impone abandonar esta etimología. Ya lo indicó así Baist (RF I, 133), quien pensó en partir de un gót. *THAÍHSAN postulado a base del a. alem. med. dëhsen ‘espadar cáñamo’, o por mejor decir, del pretérito gótico correspondiente *THAHS, idea imposible, pues sería inaudita esta generalización del radical del pretérito, y además es inadmisible la trasposición *taksar > tascar3; por esta misma razón se inclinaba Baist por el lat. TAXARE ‘tocar fuerte y repetidamente’, lo cual es tan imposible desde el punto de vista fonético, como el *TAXICARE que él mismo rechaza por esta razón en otra parte (GGr. I, § 47).
En conclusión deberíamos declarar totalmente desconocido el origen de tascar4, a no ser por la razonable idea expuesta por Jud (Rom. XLIX, 411-6), de poner en relación el cast. tascar con el gálata τασκóς que Epifanio (S. IV) nos explica como equivalente del gr. πάσσαλος ‘estaca’, ‘palo o taco clavado en una pared para colgar algo’, a propósito de la costumbre de los herejes Tascodrungi de apuntarse el dedo índice a la boca en el momento de rezar, en señal de ensimismamiento y concentración: por comparación del dedo con un palo clavado a la pared les dieron tal nombre en esta comarca de Asia Menor, donde todavía se hablaba el celta en el S. III d. de J. C.5. Aunque no parece haber huellas de este vocablo en las demás lenguas célticas, no sólo el testimonio de Epifanio es formal, explícito y desarrollado en detalle, sino que está confirmado por numerosos autores coetáneos o poco posteriores, griegos y latinos, y no hay motivo para dudar de estos testimonios6; por lo demás abundan los nombres en Tasco- y Tascio- en los paises celtizados de la Antigüedad (Tasciovantus y muchos más en Holder).
Como dijo Jud, de τασκóς proceden cat. tascó ‘cuña en general’, ‘cuña de madera para hender leña’, ‘cuña del arado’, etc. [1434, Ag., s. v. tescó]7, oc. tascoun íd., extendido por toda la Auvernia y todo el Languedoc en el sentido más amplio de estos términos, y desde el Bajo Ródano (Sauvages) hasta el Quercy y el Perigord (Daniel tecouen, tecouei): el área del vocablo penetraría poco o mucho en el territorio de la lengua de Oïl (tacon «morceau» en el Dit de Dame Jouenne, S. XIV, Rom. XLV, 107), y penetra en territorio castellano: murc. tascón «tarugo que se fija en los bancos de carpintero para apoyar la pieza que se labra», «pescuño o cuña del arado» (G. Soriano), Venasque toscón, también Alquézar toscón ‘nieve menuda y dura’ (Arnal C.), Bielsa trascón «le coin de la charrue» (Elcock, AORBB VIII, 136), arag. trascón «pescuño o cuña para apretar la reja, la esteva y el dental» (Peralta, Borao), forma que se resiente de la contaminación de trasca (pieza del arado). Por otra parte no faltan voces análogas ni siquiera en el Oeste de la Península: Sierra de la Estrella y Alto Minho táȤga, Sierra de la Estrella taškéra ‘tarugo de madera que sujeta las correas del trillo o mayal’, ‘viga horizontal inferior, en el molino, que se apoya sobre una base de piedra’ (VKR IV, 113, 156).
Ahora bien, de aquí puede venir igualmente el gall. tasca «espadilla de madera para pulimentar el lino»8, La Coruña tascón ‘espadilla de lino’ (Krüger, Wörter u. Sachen X, 128), port. tasquinha íd. (Bluteau, Moraes, etc.); y de tasca viene muy naturalmente el verbo tascar. Ya señaló Jud el hecho de que la espadilla empleada en Francia se parece a una estaca o una cuña, mas prudentemente dejaba la cuestión en suspenso, por lo que hace al cast. tascar, hasta recibir informes sobre la forma de la antigua espadilla hispánica; ahora la conocemos gracias a los excelentes trabajos de Krüger, y sabemos que el tipo más arcaico de espadilla, todavía usual en la vertiente Sur de los Pirineos, consiste simplemente en un pequeño garrote de 70 cm. de largo (VKR VIII, 231, y V. el grabado 1c, en la p. 219); en los Pirineos (ibid., grabados d y e) y en tierras del Oeste, como Sanabria (Krüger, Gegenstandsk., p. 249, grabado b) y Portugal, aparecen luego otros tipos más modernos que van acercándose cada vez más a una cuchilla ancha, que justifica el nombre más moderno de espadilla, pero aun éstos, que siempre son de madera, pueden todavía compararse con una cuña de hender leña. La etimología de Jud es, pues, inatacable desde el punto de vista ergológico, y en conjunto me parece sólidamente establecida.
Por otra parte no termina ahí el área romance del vocablo: en el Alto Aragón, desde Ansó hasta Fanlo, se encuentra una voz tasca9, y en la otra vertiente pirenaica, desde Baretóns hasta el valle de Bagnères-de-Bigorre, tasco, con el sentido de ‘terrón cubierto de césped’, Ariège tàscous ‘mazos de hierba dura con que se atarugan los huecos del techo de las chozas de pastor’ (Fahrholz, W. u. W., 116), y un verbo tasca ‘apisonar, apretar’, en el Lavedán (ZRPh. XLVII, 406; LV, 572; BhZRPh. LXXXV, § 138; RLiR XI, 190), que según indicó Rohlfs son inseparables del cast. tascar y el cat. tascó: sea partiendo de la idea de ‘golpear una cuña’, o más bien de la de ‘zoquete’, ‘punta o cuscurro de pan’, ‘bulto cualquiera’, que tiene ya el cat. tascó; es más, creo que aquí debemos colocar el hispánico tasconium ‘arcilla blanca refractaria, con la que se hacen crisoles para acendrar el oro’ citado por Plinio (Hist. Nat. XXXIII, iv, 21): esta clase de arcilla, seguramente la llamada tapàs en Cataluña, forma bloques compactos muy comparables a un zoquete de madera. En este derivado tenemos, pues, a mi entender, una comprobación de la existencia de TASCO en el habla celtibérica10; V. atascar, abajo.
DERIV.
Tasco [Nebr.]. Tasquera ‘pendencia, riña’ [1626, Céspedes], por comparación con el acto de espadar lino; y luego ‘taberna’ gnía. [1609, J. Hidalgo]; modernamente en este sentido se dice tasca bilb. (Arriaga), zamor. (FD) y en muchas partes, incluyendo el caló barcelonés (comp. M. L. Wagner, Misc. Coelho, 310-1). Tasquil ‘pedazo pequeño que salta de la piedra al labrarla’ [Acad. ya 1817]11. Atascar [h. 1570, Ercilla; vid. Cuervo, Dicc. I, 733-4; DHist.]: en realidad es de origen incierto, pues la supuesta ac. etimológica ‘tapar con tascos o estopones las hendiduras de un buque’ sólo se encuentra en un autor tan sospechoso (cuando de etimologías se trata) como Covarr., y la predominante, que aparece desde Ercilla, es ‘meter en lugar de donde no se puede salir, especialmente por el lodo’; sin embargo, es probable que a pesar de todo pertenezca atascar a esta raíz, sea a base de la ac. supuesta por Covarr., de donde ‘cerrar un conducto’, ‘atragantar’ (así ya en Quevedo), y luego ‘detener’; sea partiendo de un *tasco ‘arcilla, barro’ relacionado con el tasconium ‘arcilla’ de Plinio, y con el arag. y gasc. tasca ‘terrón de hierba’ (V. arriba), como ya suponía Sainéan (Sources Indig. I, 156; II, 126, 140); atascadero [Aut.]; atascado; atascamiento; atasco; atasquería. Gall. toscar ‘aturdir, atascar a uno que habla’ (non me tosque!) en Caldas de Reyes (Sarm. CaG. 222r): cruce con el sinónimo atorar. Mozárabe ƫáškal ‘salvado de la cebada (ša⺆îr)’ en el tunecí Abenalɏazzar († 1004), en su Zâd al-Musâfir (Dozy, Suppl. II, 44b; Simonet), autor que suele emplear términos españoles; origen semejante tiene tástara ‘la hoja gruesa del salvado’ [Aut., como arag.; Terr., como término de tahoneros], el cual puede deber su segunda -t- a la contaminación12 de tastaz ‘polvo hecho de los crisoles viejos, que sirve para limpiar las piezas de azófar’ [Aut.]: éste procede del lat. TESTACĔUS ‘hecho de barro cocido, o de ladrillo’ (derivado de TESTA ‘ladrillo, teja’)13; de la misma contaminación resultará tastana ‘la cáscara leñosa que divide los cachos o piernas de nuez por dentro’, ‘hollejo o túnica blanca que hay en las granadas entre cacho y cacho’ [Terr.], ‘costra producida por la sequía en las tierras de cultivo’ [Acad. ya 1925, no 1884].
1 No sé si procede también de ahí el ast. tesca «la fariña que da la cabeza de la xente», o sea ‘caspa’, quizá relacionado con la variante catalana y occitana tescó, tescou, que citaré abajo.― ↩
2 Cierto que puede suponerse que zaskôn sea formación diminutivo sacada de la raíz del b. alem. tasen, escand. dial. tasa ‘desplumar’, ‘deshilachar’, ‘desenredar lana’ (vid. Kluge, s. v. zaser); así y todo es arriesgado atribuir esto al gótico.― ↩
3 El caso no puede compararse con el del fr. tâche, cat. tasca, ‘tarea’ y antiguamente ‘prestación forzosa’, tomados del b. lat. taxa, pues ahí tenemos la adaptación imperfecta de un semicultismo jurídico.― ↩
4 A. Fz. Merino, Observaciones críticas a las etim. del Dicc. de la R. Acad. Esp., Madrid, 1889, p. 164 (libro que poco bueno contiene, salvo sus dudas ante las etimologías académicas), quiere partir de un irl. tasg «dificultad, trabajo, fatiga», que si existiese con este sentido sería un buen étimo para el fr. tâche, cat. tasca, etc. En realidad tásg, irl med. tásc, significa «report, rumour, news», así que no tiene que ver ni con el vocablo español ni con el francés; además se trata de una contracción irlandesa tardía, de un antiguo to-ad-sech- (Pedersen, Vgl. K. Gr. II,. 619). Los aficionados no se acuerdan de los «geschnörkelte Wege» de las lenguas célticas modernas.― ↩
5 Ya Cambouliu, Recherches sur l’origine étymologique de l’idiome catalan, p. 11, había señalado la supervivencia de esta palabra céltica en la lengua de Auziás Marc, pero a Jud corresponde el mérito de haber sentado esta etimología sobre bases semánticas y dialectológicas firmes, y de extender la etimología al hispanoportugués y a la lengua de Oc.― ↩
6 V. el largo artículo de Holder. Otros, pero son menos numerosos, deforman el vocablo en Ascodrungitae, y explican que estos herejes adoraban un odre inflado (ęσκóς), en una especie de bacanal: claro que esto es una etimología popular, promovida por el deseo de hallar una explicación griega a este raro nombre extranjero, y también por la malevolencia popular y eclesiástica contra estos herejes. Si Diefenbach dudó del gálata τασκóς fué porque no encontraba huellas del mismo en celta ni en romance, argumento que ahora desaparece. El celtista Weisgerber (Galatische Sprachreste en Natalicia Geffcken, 1931, 162-4; Die Sprache der Festlandkelten, p. 210) da el asunto por resuelto en el sentido de Jud.― ↩
7 La variante con te-, ya localizada por Jud en occitano, se encuentra también en Valencia: «tescó de ferro: cuneus ferreus, cuña» (Sanelo, S. XVIII). El verbo tasconar ‘acuñar’ ya en R. Martí, S. XIII (p. 392).― ↩
8 Sólo está en Cuveiro, pero su existencia nos la confirman el gall. tascón y el port. tasquinha. En Vall. tasca significa solamente ‘soldador de cobre que usan los hojalateros’.― ↩
9 También en el Gers «massif brouissailleux»; Tasque municipio del cantón de Plaisance, partida rural de Cadeilhau-sur-Clar y otro del Hougà. Algunos han propuesto derivarlo del lat. TESCA. Polge, Mél. Phil. 1960, 56. Habrá que examinar la posibilidad ―mera sospecha― de que se trate de un *TASCA pariente de TESCA (sorotáptico o simplemente paracéltico).― ↩
10 Al tipo TASCONIUM correspondería Perigord tecouei «coin, soupeau» (Daniel), comp. coudouei ‘membrillo’ (ibid.) COTONIUM; sin embargo, creo más bien que se tratará de un cruce del oc. tescoun con el tipo fr. coin.― ↩
11 Müller propuso derivario de un ár. taɊqîl, derivado de Ɋáqal ‘pulir, acicalar, lustrar’, lo cual rechazaba Dozy (Gloss., 387) por no ser conocido tal sustantivo árabe, y no existir la segunda forma de dicho verbo, al cual correspondería el nombre de acción taɊqîl; esto no es rigurosamente exacto, pues esta segunda forma se encuentra en R. Martí, y, sin embargo, la etimología no puede aceptarse, sobre todo por razones semánticas. El arabista de la Acad. propone reemplazarla por taɊqîr, derivado de Ɋáqar ‘romper una piedra con martillo’, y aquí se aplica con mayor razón la objeción de Dozy, pues no sólo la segunda forma de este verbo no se encuentra en diccionario alguno, sino que la propia existencia de esta raíz en árabe vulgar es dudosa (Dozy, Suppl., trae escasa documentación del vocablo, y en sentidos muy diferentes). Además fonéticamente esperaríamos *tazquer o tazquel en castellano; y por otra parte no hay dificultad en derivar tasquil de tasco y tascar.― ↩
12 O sea que tástara < *táscara. Ahora bien, hay una llamativa coincidencia de este táscara, y el mozár. ƫáškal, con el scr. táskaraɅ ‘ladrón, bandido’, que no es palabra tardía, puesto que ya aparece en un himno del Rig Veda: táskaro yatha esá veda nidhānȄm [el dios Pusan, una especie de Mercurio] ‘como un ladrón él sabe [dónde están] los tesoros’ (VIII 29.6a). Spitzer llamó la atención (BDC XXIV, 282) hacia aplicaciones figuradas del lat. LATRO que recuerdan curiosamente este significado ‘salvado’: «port. ladrƟo ‘plante parasite’, retorr. (Gardena) lidron «Zigeunerkraut» [= hierba de gitano] et d’autre part les sens dialectaux du français aubour = ALBURNUM que cite FEW ‘tromperie, embûche, embarras’: l’aubier est consideré comme une espèce de parasite en comparaison avec le bois et l’écorce, que l’on utilise»; de lo que se deduce que el aran. ladre y pall. llaire ‘albura’ vienen también del lat. LATRO; por lo demás considero muy incierta y aun improbable esta última etimología (parece más convincente partir del célt. común LଵTRO- [ieur. PLଵ-TROl>, IEW 806.1, Stokes-Bezz., 239] ‘calzones’, ‘medias’, ‘zapato’ (pues la albura viste el corazón del árbol lo mismo que las calzas y medias visten las piernas), pero las demás parecen ciertas y es explicación semántica convincente. De ahí podríamos deducir que el hisp. *táscara, táscal, venga de un nombre prerromano del ladrón afín a esta palabra sánscrita, teniendo en cuenta que dar salvado es no menos claramente robar al comprador (recuérdese el pasaje de J. Ruiz 118c «él comió el pan más dur / a mí dio rumiar salvado» y el de Plauto «qui alunt furfuri sues»). Quizá en efecto sea así, pero se impone desconfiar de la idea mientras no hallemos correspondencias de este vocablo sánscrito en otras lenguas indoeuropeas; Pok. no lo recoge en su IEW, y hay en sánscrito otros nombres del ladrón mejor conocidos: tāyúɅ, stāyúɅ y stenáɅ, el primero y el último también empleados desde el Rig Veda (VII 86.5, X 127.6), y de etimología y parentela indoeuropea, éstos sí, bien conocida: la raíz (s)tāi- ‘ocultar’ y ‘hurtar’ bien representada en iranio (ave. tāyu- ‘ladrón’), eslavo (tatĭ íd., ruso tainy ‘secreto’), hitita, irlandés y aun griego (Pok. IEW 1010.21 y 22). En rigor, teniendo en cuenta la tendencia a eliminar el segundo componente de los diptongos de vocal larga, tendencia que no sólo es griega (Lejeune, Phon. Myc. G. A. §§ 197, 236, cf. ley de Osthoff § 225) sino que fué común indoeuropea en fecha muy antigua (G?Ķ?M > G?ĶM > scr., ave. gām, dór. βNjν, umbro bum, NଵUMl> > dór. νĘν, D?ୱUM > scr. dyām, cf. Benveniste, Or. F. Noms. Ie. 58-59) sería imaginable una formación TଵI-SK?O-RO- de la raíz TଵIl>, que se redujera desde muy antiguo a TଵSK?ORO- > scr. táskaraɅ, y aunque la á aparece como breve en sánscrito quizá fuese esto por una aplicación índica de la ley de Osthoff; realmente esta reducción de ଵI a A en fecha indoeuropea parece haberse producido en otro derivado de esta raíz, el paleosl. tatĭ e irl. ant. tāid (TଵTIS) ‘ladrón’ (los Tati, nación irania del Cáucaso, que deberán su nombre a la malevolencia de sus vecinos, acaso puedan citarse como indicio de que este TଵTISl> existió en iranio), y hay un gr. poético τƓτĘν ‘carecer’. De todos modos, ya se ve que se trata de una etimología bastante especulativa y de una explicación morfofonética muy rebuscada. Y así no se puede desechar la sospecha de que el scr. táskaraɅ será más bien una creación secundaria de este idioma ―por más que ya se halle en el Rig Veda― debida a algún cruce o contaminación sufrida por su sinónimo tāyúh</l>, p. ej. bajo la acción de táɊƫar- ‘carpintero’ (y toda la familia de táɊƫi ~ tákɊati ‘fabricar, tallar, hender’), o debida al hecho de que tásthau ‘yo me levanto’ es el presente de sthatum ‘levantarse’, tal como tástaraɅ se codea con el verbo stenayati ‘robar’, stéyaྔ ‘robo’ y stāyát ‘oculto’.― ↩
13 Montblanc testassa «la pellofa del gra d’ordi quan les rates s’han menjat la farina» (Griera, Tresor) tiene el sentido de tástara con la forma correspondiente a TESTACEUM; Na Testanera apodo de una mujer de Monzón h. 1260, BABL VIII, 375. Fonéticamente el cast. tastaz tiene aspecto de catalanismo, pero no tengo noticias de la existencia de este masculino en catalán. ↩