TABÍ, del it. tabì y éste del ár. ⺆attābî íd., así llamado por fabricarse en Al-⺆Attābîya, suburbio de Bagdad.
Céspedes,
Discursos sobre la Antigua y Moderna Pintura, de esta fecha: «el pabellón atornasolado, de una tela que los italianos llaman
tabì, que casi imita nuestro gorgorán» (cita de Cabrera, p. 71). Ya está en el
Quijote, en Tirso (Fcha.) y otros clásicos (
Aut.); además: «¿qué será verme entrar / en la plaza a torear / con el brillante
tabí, / segurísimo decoro / de todo peón gallego?» Lope (ed. nueva de la Acad. IV, 277
b); «una mujer que fué toda su vida / libre, rozando telas y
tabíes, / y de un galán y de otro requebrada» Quiñones de B. (
NBAE XVIII, 686; otro citado s. v.
ROZAR). En fr.
tabis se encuentra desde el S. XV (God. VII, 615); en it. ya en la primera mitad del XVI (Varchi); en cat., desde 1652 (Ag.). Para la etimología, vid. Dozy,
Gloss., 343, y la abundante bibliografía citada por Steiger,
Festschrift Jud, 674.