TABA, origen incierto; quizá del ár. ƫâb, nombre de un juego que se juega tirando unos palos y ganando o perdiendo según la cara de que caigan estos palos; juego que en España pudo confundirse con ká⺆ba, que en árabe es el nombre de la taba.
1.ª doc.: 1599, G. de Alfarache (Fcha.).
Supuso Dozy, Gloss. des m. d. d. l’ar., 341, que taba venía del ár. ká⺆ba, teniendo en cuenta que esta forma es ya nombre del carnicol o astrágalo en PAlc., y el juego se llama lab el ká⺆b o bi l ká⺆b en Arabia y en África; es vieja voz arábiga con el sentido de ‘articulación ósea’, ‘tobillo’ y también ‘cubo’ y ‘dado de jugar’ (así ya en las Mil y Una Noches: Dozy, Suppl. II, 473-4). A pesar de la perfecta identidad de sentido y del considerable parecido, esta etimología tropieza con el cambio de k en t, que de ninguna manera habría podido producirse en forma espontánea. Por ello se han propuesto otras etimologías, inaceptables en su mayoría: la semejanza con el turco taban ‘suela’, mongol tabak, en que se fija K. Himly (Z. d. deutschen morgenländ. Gesellschaft XLIII, 420), es puramente accidental; ár. ƫábaq «hueso fino que separa cada una de las parejas de vértebras contiguas», voz sólo conocida por el dicc. del Fairuzabadí (Freytag III, 39a), sugerido como étimo por Diez (Wb., 489), con aceptación provisional de M-L. (REW1 8508, suprimido sin sustituirlo en el REW3), además de ser palabra sospechosa, no habría podido dar taba, pues en árabe vulgar se habría acentuado ƫabáq. Mucho más razonable era M. de Unamuno (Homen. a M. P. II, 61) al sugerir una derivación retrógrada de tabilla, lat. TABELLA ‘tablilla’, ‘pliegue de escritura’; tabilla se emplea a veces como nombre del astrágalo según Acad. y designa en Aragón y Murcia (como en cat. tavella) la vaina verde de las leguminosas, sentido en el cual debió estar muy extendido el vocablo, pues con él todavía se emplea en Ávila, Salamanca y Valladolid tabina, resultante de la preferencia leonesa por el sufijo diminutivo -ina; desde el punto de vista semántico podría alegarse que la forma de la taba vista de lado, algo arqueada como una S, es la que tienen muchas veces las vainas de leguminosas; sin embargo, debe reconocerse que haría falta mejor apoyo para hacer verosímil este cambio de significado. Por lo demás, es posible que Unamuno tratara de arreglar a su modo una idea que pudo inspirarle la lectura de mss. del P. Sarmiento (quien por su parte aceptaba la idea de un origen arábigo, que supongo procede ya del P. Guadix): nos informaba el sabio gallego de que en su tierra se hablaba de xugar á chuca o ás chucas y agregaba: «sus cuatro caras éstas: carne, cû, chuca, la profunda, y taboas, la haz o cara que hace lomo; ciertamente que taboas será trasformación taba, que es arábiga, significante lo mismo; también chuca es arábigo» CaG. 116v (ya he dicho que es falso que uno ni otro lo sean). En cambio fonéticamente TABULA, en el sentido de cara plana, da, en forma normal, gall. táboa y sería concebible que táb?a se redujera a taba tal como m?acho (deriv. de mulo) a macho. En teoría, pues, una etimología gallego-portuguesa sería muy defendible ¿Es verosímil tal procedencia geográfica? Me guardaré de afirmarlo y aun de rechazarlo del todo. Quizá sea más razonable suponer que al entrar en Galicia un taba forastero fuese adaptado popularmente a la voz autóctona: de lo contrario, mucho nos costaría creer entonces que este nombre del juego no haya dejado huellas en portugués (donde lo que más se acerca es táboa «lâmina óssea larga» y táboa do pescoço do cavalo).
Más probable es que en el fondo tuviera razón Eguílaz (p. 497) al admitir, como punto de partida, con aplauso de Baist3, el ár. ƫâba ‘pelota de jugar’, ‘pelota de jugar al mallo’, empleado en Siria, Egipto y otras partes de África (Dozy, Suppl. II, 65b, 19)4; sin embargo, costaría creer que se produjera este cambio de sentido sólo porque la taba se echa al aire como la pelota; por otra parte ƫâb o bien ƫâb wa dukk5, es también el nombre de un juego muy popular en Arabia, Egipto y el Interior africano (y al parecer ya documentado en las Mil y Una Noches: Dozy, Suppl. II, 65), que según la detallada descripción de Lane6, consiste en arrojar cuatro bastoncitos de palma, lisos y blancos por una cara y de color oscuro por la otra, y según el número de los que caen por la cara blanca se van ganando o perdiendo puntos, marcados con pedazos de ladrillo en una especie de ábaco. Es muy posible que el nombre de este juego derive de la raíz ƫ-y-b ‘ser bueno, ventajoso, feliz’ (apropiada para un juego de azar), y que de ahí se extendiera secundariamente al juego de pelota, y aun quizá a otros juegos de azar, como la taba. Esta extensión en España pudo producirse por influjo de ká⺆ba ‘juego de la taba’, quizá por confusión de las dos palabras semejantes, en ambientes bilingües, donde el árabe no era perfectamente conocido.
DERIV.
Tabilla ‘taba’ (Acad.). Tabeada arg. ‘acto de jugar a la taba’7. Detabao (< destabado) domin. ‘desgarbado’ (Brito).
1 También es usual en catalán: Ag. dice haberlo oído en Barcelona, yo lo he notado en una familia de Gerona; en el BDLC IX, 94, figura como propio del Bajo Ampurdán. ¿Es castizo en catalán o en castellano (falta en Acad. y Malaret)? En aquel idioma podría explicarse por taba o tava ‘pliegue de condiciones para una almoneda’, ‘artículo de un arrendamiento’, ‘lista de artículos que vendían los tenderos de los señores feudales’ (Ag.), cuya etimología desconozco (¿quizá regresión de tavella TABELLA ‘tablilla’?). Por otra parte en cast. también podría ser derivado regresivo de tabarra íd., que parece salir de TABANUS.― ↩
2 No en el del Principado, donde se dice marranxa en algunas partes (Fabra), pero lo usual en Barcelona es joc dels ossets.― ↩
3 RF IV, 393. El altaba que cita Baist de J. Ruiz no parece ser ‘taba’, sino ‘aldaba’.― ↩
4 A pesar de la variante ƫábba (sólo recogida por Humbert), no parece que atine Dozy al suponer que se tomó del turco ƫûb o ƫûp «tout ce qui est de forme ronde, baile, balon, boule».― ↩
5 O sea Ȑƫâb y dukkȐ, palabra ésta que es nombre de acción del verbo dakk «escamoter, jouer des gobelets».― ↩
6 Manners and Customs of the Modern Egyptians, reimpresión de 1890, pp. 317-20 (II, 179-82, de la trad. alemana).― ↩
7 Montagne, Cuentos Cuyanos, 119; P. Rojas Paz, La Prensa de B. A., 21-IV-1940. ↩