SITIO, origen incierto: la fecha tardía del vocablo, la antigua variante sito, y su empleo con matices jurídicos y abstractos parecen indicar que es alteración semiculta del lat. sĭtus, -ūs, íd.; la terminación -io podría ser debida al influjo de asedio (lat. obsidio) o al del verbo sitiar, que también significó ‘sentar’ (en cat. y oc.), y que se explica como adaptación occitana del b. lat. situare.

1.ª doc.: sito, Alex.; sitio, invent. arag. de 1331.

«Cerca era de Tyro, en essa vezindat, / Gaza era su nombre, una rica çiudat, / de syto e de obra e de toda bondat / era villa complida e de grant plenedat» Alex. (O 1072c). «VII sitios [‘asientos’] de fust para posar; dos alfaceras [‘esteras’] de junco» invent. arag. de 1331 (BRAE II, 552); otro de 1488 en la misma colección (BRAE IX, 120). Sito es todavía la forma que encontramos en APal.: «tabertum es piedra adaptada al sito de las tabernas o boticas» (485b, comprobado en el microfilm). Nebr.: «sitio por assiento de lugar: situs; sitio por cerco de lugar: obsidio». Éstos son todos los ejs. que encuentro hasta el S. XVI. En comparación con la enorme importancia del vocablo en castellano moderno, llama la atención la ausencia del mismo en un número grande de fuentes medievales1; los pocos testimonios de la Edad Media indican evidentemente una palabra que sólo se emplea ocasionalmente, sea por tratarse de un cultismo inadaptado o por ser voz oc.-cat. que por entonces sólo hubiese penetrado algo en Aragón, sea por ambas razones a la vez. En el período clásico es ya palabra bien asimilada y divulgada, pero Covarr. y Aut. sólo le reconocen todavía la ac. abstracta de «assiento del lugar», «el lugar o parte de terreno que ocupa y le corresponde a qualquier cuerpo», que es efectivamente usual y aun predominante en esta época: «Barcelona... en sitio y en belleza, única» Quijote (II, lxxii, 272), «el lugar, como agora vemos, era mui fuerte por su sitio natural» Ambrosio de Morales, «el sabio Capitán le necessita / a que describa el sitio de la tierra, / el orden, el poder que el campo encierra» Miguel de Silveira († 1636), «estos sitios para prados son mui raros, porque no tienen el aire, sitio, tierra y agua favorable» Miguel Agustí (h. 1620), citas de Aut. Sin embargo, ya entonces empezamos a encontrar ejs. de la perfecta sinonimia que el lenguaje actual hace con sitio y lugar, innovación que pertenecería por entonces al lenguaje hablado y al estilo llano y familiar: «no está muy lexos de aquí un sitio donde...», «los enlutados... no se podían mover: assí que muy a su salvo don Quixote los apaleó a todos, y les hizo dexar el sitio mal de su grado» Quijote (I, xii, 40; xix, 72). Junto a ésta persisten actualmente acs. antiguas, más propias del lenguaje administrativo o jurídico, que es todavía el ambiente original del vocablo: el Real Sitio de La Granja, de Aranjuez, etc.; bienes sitios ‘bienes inmuebles’ (así ya en 1742 en los Autos acordados III, ii, 33); sitio en el sentido de ‘solar por edificar’, muy vivo en la Arg., por lo menos en el S. XIX2. De sitio con el valor de ‘asedio’ hablaré más abajo.

En portugués tiene sítio acs. e historia semejantes a las castellanas, y también en lo antiguo tiene solamente el sentido de ‘colocación y situación de una cosa’, como ocurre en el testimonio más antiguo a mi alcance, de JoƟo de Barros (h. 1550): «Affonso d’Alboquerque, chegado ás portas do estreito, porque á entrada nƟo tinha notado o sítio da terra, principalmente a Ilha Mehum, onde El-Rey D. Manuel era informado que se podía fazer uma fortaleza, foi-se a ella» (V. muchos más en D. Vieira); Bluteau define: «espaço de terra descoberto: o chƟo em que se pode levantar hum edifício», «lugar, disposiçao, aptidƟo» (Moraes da el ej. achou no braço desarmado sítio para ferir).

El catalán vacila desde antiguo entre siti y seti (con e cerrada = Ĕ romance), con predominio hoy del segundo, y en este idioma el vocablo no se ha hecho sinónimo de ‘lugar’ como en cast., empleándose solamente en varias acs. especiales (Fabra: «lloc on seu, on està, que ocupa algú o alguna cosa; lloc on pot col·locar-se o destinat a col·locar-hi algú o alguna cosa»), entre las cuales citaré sobre todo la de ‘asiento, lugar para sentarse’, hoy más bien rural (anotado en Sant Pau de Seguries, Llofriu, St. Pol de Mar, etc.; en Prats de Molló El Seti de Roldan, peñasco famoso en forma de sillón), la frase deixar al seti ‘dejar muerto al acto’ de uso general3; además siti de la sitja ‘colocación de la carbonera’ (Costumari Català I, s. v.), seti ‘manchón de sembrado’ en Tortosa (BDLC IX, 298), un sèti de vasos ‘colmenar’ en el Maestrazgo (ZRPh. LIV, 527). Antiguamente siti está ya en Antoni Canals (fin S. XIV) «no han les dites gents, cases ni habitacions ni sitis en què reposen» (Providència, N. Cl., p. 110), y Ag. cita ejs. de éste desde Desclot, y de seti desde Jaime I, ambos del S. XIII.

En lengua de Oc sólo se encuentra sèti, que Mistral define «siège, escabeau, billot de bois ou bloc de pierre sur lequel on s’assied», «assise de pierres»: en estas acs. el vocablo ya se encuentra en el S. XIII (Sidrac, Ev. de St. Matieu) y es frecuente desde la E. Media.

Y ahí concluyen las formas romances con i postónica. Las cuales desde antiguo han creado un problema a los romanistas, pues esta vocal constituía un estorbo para derivarlas del lat. situs. Así es como Diez (Wb., 488), partiendo del verbo sitiar, y derivando de ahí sitio, daba como étimo el germánico: b. alem. ant. sittian ‘estar sentado’, bisittian ‘asediar, poner sitio’, a. alem. ant. sizzan ‘estar sentado’, fris. ant. sitta, ags. sittan, todos los cuales suponen un germ. occid. SէTTJAN; lo cual rechazaba M-L. (REW1 7782) con el fundamento de que la palabra romance, dada su extensión, sólo podría venir del gótico, con arreglo a cuya fonética el vocablo en cuestión tendría -T- sencilla, en tanto que las formas romances supondrían una -TT-4; atendiendo a esta razón observaba Brüch que hay ciertos motivos para creer que el burgundio duplicara las consonantes ante J, y por lo tanto se le podría atribuir una forma *SITTJAN (ZRPh. XL, 645), con lo cual logró convencer a M-L. (REW3 7961b), pero sin razón, pues además de que es aventurado atribuir al burgundio una forma tan diferente de la de su pariente inmediato el gótico, salta a la vista que no pueden explicarse formas romances exclusivas de la Península Ibérica y del Sur de Francia a base de una lengua que sólo se habló más al Norte, y que aun en su región influyó muy escasamente en el romance local. He aquí por qué Gamillscheg (R. G. I, p. 378) se decidió a partir de un gót. *SÊTIasiento’. Esto es muy preferible desde todos los puntos de vista, y si aceptáramos una etimología germánica ésta había de ser forzosamente. En efecto, el escand. ant. emplea corrientemente un neutro sti ‘asiento’, ‘montón de hierba’ (de donde se tomó el ingl. seat ‘asiento’, ‘sede’), hoy danés sæde, sueco säte, que bien pudo tener correspondencia gótica, pues tiene el mismo vocalismo que el a. alem. ant gisâzi (hoy gesäss) y el lat. sēdes, y aun se cita un a. alem. med. sâze; realmente al escand. ant. s respondería el gótico con *SÊTI (tal como lêkinôn = lækna, mêkis = mker, mêritha = mr, etc.), y aunque el gótico ya tiene sitls ‘asiento’, bien pudieron coexistir los dos vocablos, como coexistieron sëzzal y gisâzi en alto alemán. Desde el punto de vista romance tampoco hay objeciones fonéticas, pues diga M-L. lo que quiera, la -T- gótica intervocálica puede conservarse en romance sin sonorización, y en voz tan tardía T? no tenía por qué cambiarse en z; la metafonía *setio > sitio también estaría en regla. No es imposible, pues, que Gamillscheg resolviera el problema, y la objeción de que es extraño que en este caso el iberorromance y el occitano estén más germanizados que el francés no es decisiva. Sin embargo, desconfío de que esto sea cierto. Es muy tardío el cast. sitio para ser palabra heredada del gótico, y el port. sítio con la conservación de la -i- postónica, contra todas las reglas de este idioma (chuva ‘lluvia’, estudo ‘estudio’, murcho = cast. mustio, etc.), revela todavía una fecha más moderna. En todas partes el vocablo romance presenta sentidos y empleos que recuerdan mucho más las acs. y el ambiente jurídico y oficial del lat. situs que el significado elemental y el tono popular del ingl. seat y congéneres: además de los ejs. iberorromances ya citados obsérvense ejs. occitanos como «los quatre vens correran / ... / que la terra despezaran, / de so seti la levaran», «Ollandia es... mens curan de rapina que·ls autres Germás, ab les quals es unida quant a seti, lengua et senhoria», «e·l rey Jozaphat lo pren et asetet lo el rial seti, e pauzet li la corona el cap» (citas de Levy). El sitio y belleza única de Cervantes y los sitios reales castellanos son inseparables del site francés y del sito italiano «posto, luogo, situazione, posizione», de cuya procedencia latina y culta no cabe dudar. Y ¿qué diremos de los bienes sitios ya documentados en cast., y no menos arraigados en catalán?: «que tal delat perda tots los bens, axi setis com mobles, e del cors sia feyta justícia corporal» a. 1424 (Ordinacions d’Àneu, RFE IV, 34; ejs. antiguos de bens sitis en Ag.). Está claro que aquí tenemos el adjetivo latino sĭtus, -a, -um. No hay que dar demasiada importancia a la Ĕ que suponen el oc. sèti y el cat. séti: es evidente que aquí hay influjo del verbo SĔDERE (oc. sezer, cat. seure) o si se quiere de su derivado oc. ant. assetar ‘asentar, hacer sentar’ (AD-SED-ITARE), del cual acabo de citar un ej. Además de esto existe el verbo oc. ant. se setïar ‘sentarse’ (Guilhem de la Barra, Guerra de Navarra, etc.) y assetiar «placer, établir», «assiéger» (con ej. de 1375 en Pansier), con variante sitar ‘colocar, asentar’ (ejs. en Stichel y Levy). Sabido es que sitiar o assitiar es palabra bien viva en los tres romances ibéricos, aunque sea sobre todo en el sentido de ‘poner cerco’, pero que existió con el sentido de ‘sentar’ en catalán lo prueba el derivado sitiada ‘sesión’: «axí conclogueren lo parlament, tractant aquests fets en diverses jorns e sitiades» Curial (N. Cl. II, 213), «conforme provisió feta en sitiada a 26 del present mes» doc. de Valencia de 1559 (Anales del C. de Cult. Valenciana VIII, 101). Hasta hoy sigue viviendo assetià ‘hacer sentar’ en la Haute-Vienne, Corrèze y Puy-de-Dôme, y hace bien Jaberg al no tomar en consideración la posibilidad de un origen germánico y atenerse a SEDITARE (ASNSL CXXVI, 420 y mapa). Sin duda la teoría de Ant. Thomas (Rom. XXV, 392) de la existencia de postverbales en -i creados en occitano no parece aceptable (barri, uno de sus fundamentos principales, no viene de barra, sino del árabe, V. BARRIO); pero creo que no puede separarse (as)setiar y sitar del cultismo situs y de su derivado situare, tan frecuente en bajo latín (vid. Du C.). Recuérdese que hay pati junto a patu como representantes occitanos del semiculto pactus, y patiar equivale al b. lat. pactuare ‘pactar’, como también se codean en occitano y en otros romances carruatge y carriatge, etc. Luego es natural que el cultismo situare, pronunciado sitüar en lengua de Oc, se convirtiera en sitiar, setiar, y que éste a su vez influyera en el lat. situs, convirtiéndole en seti, con el influjo auxiliar de assetar AD-SEDITARE. Que el vocablo pudo comunicarse desde tierras de Oc, pasando por Cataluña, hasta Castilla y Portugal, no ofrece dificultad alguna, y de hecho esto es lo que indican las fechas de las primeras documentaciones respectivas. Realmente lo que primero encontramos en Castilla es el latinismo puro sito, y sólo más tarde, y primeramente sólo en Aragón, aparece la variante sitio con la i postónica como en Cataluña y Occitania. Además cabe la explicación por otro factor, que en todo caso es seguro que colaboró. El sentido de sitio ‘cerco, asedio’ se explica tan mal por el germ. sêti como por el lat. situs: es evidente que ahí hubo de haber fusión de situs con el lat. clás. obsidio, lat. arcaico obsidium. Y la i postónica de éste contribuiría mucho al cambio de sito en sitio. En castellano sitio ‘asedio’ no se encuentra hasta Nebr., más tarde que los primeros testimonios de asedio; en lengua de Oc ya encontramos seti con este sentido desde la Cansó de la Crozada, comienzo del S. XIII5.

DERIV.

Sitial [Oudin; no en Covarr.; sin ejs. todavía en Aut.], prob. tomado del cat. setial o sitial íd., más popular en este idioma y ya frecuente en el S. XV (Ag.; Jaume Roig, v. 13786). Sitiar [con el significado de ‘situado’, setiado aparece a menudo en los Docs. de Aragón de T. Navarro, pp. 98, 114, etc.; sitiar ‘sitiar’ y ‘situar’ está también en el aragonés Fdz. de Heredia, Grant Crónica, p. 351; Covarr.; Oudin; ejs. del S. XVII, en Aut. Raro asitiar, h. 1300, DHist.; traducción de las Ilustres Mujeres, Zaragoza 1494, fº 100va; ast. ‘quedar’, V]; sitiado; sitiador. Sitiero. Cultismos puros. Sito [Acad. S. XIX], de situs, -a, -um íd. Situar [1433, Villena (C. C. Smith, BHisp. LXI); Covarr.], raro asituar [DHist.], del b. lat. situare íd.; situación [med. S. XVII, Aut.].

1 Entre otras Oelschl., Cid, Berceo, Apol., Conde Luc., J. Ruiz, Fuero Juzgo, P. de Alf. XI, Tilander, Gorosch, glos. de h. 1400.―

2 Vale ‘solar, lote’ en el acta de fundación de Villa Maipú (Mendoza), a. 1861 (facsímil en el diario Los Andes, 3-XI-1940); «don Vicente Sagaz vende a doña Hilaria Rivas un sitio de unas tres y media cuadras» doc. de 1862 (Chaca, Hist. de Tupungato, 194; otro p. 190). Octavio Gil describe los «sitios o quintas de frutales que las familias pudientes de hace noventa años poseían en los alrededores» en el Bol. de la Junta de Hist. de la Prov. de S. Juan III, n.º 4, 1942, p. 5.―

3 Me es familiar en esta forma, mientras que Ag. y Barnils (que era de Centelles, cerca de Vic) anotan deixar al siti.―

4 Esto es discutible, pero hay una razón más concluyente y es que en gótico el verbo que interesa tenía la forma SէTAN, que desde luego no serviría.―

5 Será préstamo catalán el campid. styu ‘gusto’, assetyai «assettare, accommodare» (Wagner, BhZRPh. LVII, 59) si bien con influjo semántico del it. sito ‘gusto de pasado’.