SERBA, está en evidente relación con el lat. SORBA, plural de SORBUM íd., pero la vocal de la forma latina no corresponde bien a la del castellano, y menos a la del cat. serva, langued. sèrbo, gall. serba: SORBA debió de cruzarse con otra palabra, que pudo ser la representada por el prov. esperbo, logud. superva, alem. sper(ber)baum, pero también es posible que se trate de otra.
1.ª doc.: ¿sierva?, Berceo; Nebr.: «serval, árbol conocido: sorbus; serva, fruta de aqueste árbol: sorbum».
Que serba procede del lat. SORBUM, nombre del mismo fruto, o más bien de su plural SORBA, parece evidente, tanto más cuanto que el nombre se ha conservado regularmente en otros romances: it. sorbo, fr. sorbe, oc. sorba, port. sorva, y formas semejantes no han sido ajenas a los dialectos españoles: el botánico sevillano de h. 1100 cita šúrbaš como nombre del za⺆rûr o acerolero en el romance de «la Frontera» (Asín, p. 289), y una forma zurba, ya citada por Cabrera, se emplea hoy en Villarcayo según G. de Diego (RFE III, 308), también en la Rioja (Ojacastro, RDTP X, 330); suerbo en Liébana, sorbito y surbo en otras partes de Santander (G. Lomas); de todos modos la forma serba predomina ampliamente, y una variante jerba corre en Santander, Palencia, Burgos y Soria (íd. ibíd., 307). En principio, no habría grave dificultad en explicar serba partiendo de SORBA, como reducción de un diptongado *suerba, tal como supuso Diez (Wb., 487) y por lo visto sigue creyendo M-L. (REW 8095), pues es seguro que la O de este vocablo latino sería breve, en vista de la o abierta del it. sorbo, del prov. mod. sorbo, souorbo, souerbo, souarbo, y del fr. sorbe; es verdad que éste no es el caso típico de reducción de ue tras un grupo consonántico (fr(u)ente, fl(u)eco, pr(u)eba), pero hay también Bur(u)eba, cul(u)ebra, quizá lerdo, y desde luego -d(u)ero, ras(u)ero, Fit(u)ero, hort(u)era, est(u)era, sin duda ninguno de estos otros casos es de fiar, los unos por ser dudosa la etimología, los demás no son exactamente comparables, aquéllos por haber podido ayudar la disimilación de la u precedente, éstos porque pudo contribuir el cambio de sufijo; en voces como suero, suelto, suegro no ocurre nunca la reducción. Sin embargo, ni estos argumentos ni el hecho de que *suerba no esté documentado en parte alguna1 bastarían para rechazar esta explicación, si no supiéramos que la forma serba se encuentra en otros romances donde la diptongación no se produce.
Serba, en efecto, es el nombre gallego del fruto que nos interesa (P. Sarmiento en Colmeiro)2; en catalán serva para el fruto y servera o server para el árbol, son enteramente generales3, y su gran antigüedad la comprueba el uso en el catalán de Alguer (Cerdeña: Kuen, AORBB VII, 99), colonia fundada en el S. XIV y sin relaciones con la metrópoli después del S. XVII; Ag. trae un testimonio de servera de fines del S. XV y otro de serba, que puede ser de la segunda mitad de este siglo o del siguiente4. ¿Será castellanismo serva en catalán y en gallego? No es completamente imposible, a pesar de tanta antigüedad, pero lo verosímil de la explicación a base de *suerba disminuye a medida que se acumulan las dificultades, a tal punto que creo debe abandonarse ya tal opinión, tanto más cuanto que el área de serba se prolonga todavía por el Sur de Francia: Rolland (V, 110) señala sèrbo y sèlbo en el Aude y en el Tarn, con el nombre del árbol serbiè, sel-, en los mismos departamentos5. Y tanto más cuanto que el nombre de la Sorbus Domestica, y la Sorbus Aucuparia se caracteriza en todas partes por la abundancia de formas alteradas por cruce con otros nombres, hecho muy natural en el nombre de un fruto sólo medianamente conocido: así el tipo corbe, corbel, extendido por el Centro y SE. de Francia, Lombardía, Trentino y Emilia (sorbe × fr. corme); el friul. ciérbul y el abruzo ciòreve se explican según M-L. por cruce con ACERBUS ‘áspero’.
Sugiere Francesc de B. Moll (AORBB III, 67) que este mismo cruce sea la razón del cambio de SORBA en el iberorromance serva, pero esta explicación no convence dada la escasa popularidad de este adjetivo en la Península, además de que entonces esperaríamos *cerba o *cierba en cast. y gallego. Hay otra explicación algo más verosímil, en vista de los versos de Fr. Diego de Valencia en que este poeta del Canc. de Baena denuesta la tierra de León: «fructas montesynas / as por avantajas, / pomas e endrynas, / sylvas e mostajas» (n.º 502, v. 32), que el Marqués de Pidal explica en su glosario «la fruta llamada por otro nombre serba»6; en verdad puede dudarse de la exactitud de esta explicación, quizá se trate más bien de la mora de zarzal, pues silva es ‘zarza’ en portugués, gallego y zamorano (RFE V, 41) y «especie de arveja silvestre» en el asturiano de Colunga (V). Sea de ello lo que quiera era fácil que silva entrara en contacto con SORBA sobre todo en cuanto ésta designaba la serba silvestre, y de hecho no hay duda de que el roce se produjo, pues la serba se llama selba en tierra de Toro (según Cabrera) y ésta es la forma que leemos en el murciano Perez de Hita (ed. Blanchard II, 187). ¿Será debida también la e de serba a esta contaminación? Para ello haría falta que la forma castellana selva se hubiese empleado en el sentido de ‘zarza’, de lo cual no tenemos pruebas; además no deja de ser difícil de concebir un influjo de esta palabra típicamente portuguesa y leonesa sobre el catalán y el languedociano.
En estas zonas lingüísticas el vocablo entra en contacto con otro nombre del serbal, de origen incierto: asperbiè en los Cevennes (y asperbo el fruto), esperbièro en Aviñón, esperoughièri en la Vaucluse, esperouvièra y sperourié (sperouo) en los Hautes-Alpes (Rolland, l. c.), formas propias, según puede apreciarse, de Provenza y Este del Languedoc; este tipo se prolonga hacia el Norte más o menos por todo el Este de Francia: anpère, anpure en la zona de Lión (Rom. XX, 316), épourichè y éprieû en la Saône-et-Loire, épruyé, éprieû y épirày’ en la Côte-d’Or, éprouvé (éprou), éproué y épèrié en el Aube, éproué y aproué Haute-Marne, prëvotte Vosgos. Algunas de estas formas están bastante alteradas, pero en otras se reconoce el radical esperb-, esprov-, que así se da la mano con el nombre alemán sperberbaum. Éste es antiguo en el idioma: spirboum «sorbus» está ya en una glosa de 779, speruua «escula» se encuentra también en alto-alemán antiguo (Graff III, 122; VI, 359), sperben «sorbum» en 1597, sperberbaum en 1616 y en glosas antiguas (Grimm, s. v. spierbaum y sperberbaum).
Es difícil dar con una etimología algo segura de esta palabra germánica: Schrader piensa en un compuesto de baum con *SPERO ‘cuento de lanza’, Schmeller en sper, spör ‘seco’, M-L. (REW 8157) en el griego σπειραία ‘Spiraea ulmaria’, ‘reina de los prados’, de donde vendrían directamente algunas de las citadas formas francesas. Supuesto común a todas estas explicaciones es que sperbeerbaum (así en 1427), compuesto con beer ‘baya’, además de baum ‘árbol’, se contrajera en sperberbaum y de ahí se extrajera luego sperbe, etc. La etimología menos convincente me parece ser la de Schuchardt (ZRPh. XXIV, 412-3), que cree nacidas estas formas de un cruce de SORBUS con un derivado de ASPER, y luego propagadas desde Provenza hasta Alemania, lo cual cuesta mucho de admitir tratándose de una palabra tan frecuente en la Edad Media alemana y no documentada en Francia antes de nuestros días. La forma speierbaum que con su diptongación apoyaría el étimo de M-L. (SPէRAEA) es muy reciente (Nemnich, S. XVIII), y esta etimología tiene muy poca verosimilitud semántica, pues aunque la Spiraea ulmaria sea también una rosácea, pertenece a una subfamilia muy diferente de la de las pomáceas, y es una hierba menor de un metro y sin fruta conocida, en contraste con el gran tamaño de un árbol como el serbal. Quedan las otras dos etimologías, que presentan dificultades menores en el detalle fonético, como también las tendría otra que, al menos semánticamente, parece la más convincente: contracción de un *SPARWI-BARI ‘baya de pájaros’ (a. alem. ant. sparo y bẹri), equivalente del alem. vogelbeerbaum, fr. sorbier des oiseaux, arbre à grives, oc. ouzélou, lat. sorbus aucuparia, cast. serbal de cazadores, así llamado porque los cazadores suelen apostarse cerca de este árbol para matar a las aves que acuden a comer de su frutita (comp. fr. preneur de grives en Rolland). Las menudas dificultades fonéticas pueden explicarse por cruce con otros tipos.
No veo dificultad en suponer que este tipo germano se propagara a Francia y aun el Norte de Italia (comp. el sardo superva, nota 1), sea por mera vecindad geográfica, o por herencia de un fráncico más o menos tardío *SPARBARI o *SPERBARI; y que este vocablo extendiéndose hasta Languedoc y Cataluña diera lugar a la alteración de SORBA en serba, extendida desde ahí hasta Castilla y Galicia.
Sin embargo, deberá atenderse todavía a la posibilidad de otro cruce, muy verosímil por la perfecta identidad fonética y la notable coincidencia semántica: pienso en el célt. SWERWOS ‘acerbo, amargo’, de donde el galés chwerw «amarus, acerbus», córn. wherow, bret. hueru, irl. ant. serb ‘amargo’, junto a los cuales existe el abstracto SWERWJଵ (irl. ant. serbe, galés chwerwedd; Stokes-B. 324; Pok. IEW 1050.18). Pedersen, Vgl. Gramm. I, 78, partiendo de otra etimología de la palabra céltica, cree que la base de ésta será más bien SERWOS. Por lo demás, la una serviría tanto como la otra para explicar el cambio de SORBA en serba.
Tanto si es ésta la explicación como si debemos preferir la contaminación por SILVA u otra, lo probable me parece ser que serba ha de explicarse por cruce de SORBA con otro nombre del mismo árbol, que bien podría ser en su origen una sustantivación de dicha palabra céltica. Al fin y al cabo la parentela germánica del tipo esperbo no excluye del todo la hipótesis céltica. El influjo del germ. *SPARWO ‘pájaro’ podría limitarse a una acción por etimología popular que cambiara un celtismo *esberba (de SWERWA ‘acerba’) en esperba.
DERIV.
Serbal [-v-, Nebr., Covarr.]; serbo ‘serbal’ («en algunas partes», Aut.).
CPT.
Tal vez vengan de AVIS SORBA ‘serbales de ave’ combinado con un adj. SORBĔA ‘parecida al serbal’ las dos formas osurbia (< *au-surbia) y surbia con que se conoce, en las Montañas de Burgos y Santander, y en la Maragatería, el veratrum album o vedegambre, planta semejante al eléboro (y a la adelfa) que los pastores emplean para curar las ovejas «morroñosas y llenas de gusarapos»: es lo que sabemos por el P. Sarmiento (1770)7, quien a su vez se fundaba en informes del maestro Mier, burgalés, y de gente leonesa. Sería pues un nombre parecido al lat. sorbus aucuparia, alem. sperberbaum, fr. sorbier des oiseaux, que hemos visto arriba. Desde luego el veratrum album es otra planta, pero hay semejanzas, no sólo por el gusto áspero de la serba y lo venenoso del veratrum album, sino porque todo son rosáceas silvestres; cf. zurba, arriba, como nombre de la serba en Villarcayo, precisamente en las montañas de Burgos. Desde luego no se trata de un egipcio somphiam ‘eléboro’, como sospechaba Sarmiento.
1 M. L. Wagner, Arch. Storico Sardo III, 394, cita el logud. suèrva (Spano) como prueba indirecta de la existencia de esta forma castellana, de la cual sería préstamo. Algo extraño sería esto, pues los castellanismos sardos no se remontan nunca más allá del S. XVI, y entonces ya no escasean los testimonios de serba. Y si se trataba de una forma cast. minoritaria sería extraño que fuese precisamente ésta la que pasó al logudorés. Por otra parte ya Salvioni (RIL XLII, 852) llamó la atención hacia la variante supèrva logudoresa, suppreva en Pozzomaggiore, Bosa supelva, y sugirió que suèrva saliera de supèrva > *suvèrva, lo cual es perfectamente aceptable en un dialecto de consonantismo tan débil como el logudorés actual. Según el AIS (mapa 587) supèlvia es de la Galura, mientras que suèyvva se recogió en un pueblo del Noroeste del Logudoro, y druè༠a (< srueba) en otro del extremo Norte campidanés. En cuanto a superva y variantes serán préstamos del tipo galorromance y alemán esperbo, sperbe, que llegaría a la isla quizá desde Génova e intercaló una vocal en el grupo inicial sp-, desusado en Cerdeña. Hoy no tenemos noticias, de la existencia de tal tipo en el Norte de Italia ni en Córcega (Atlas de Bottiglioni 1023, 1024), pero hay que tener en cuenta que el AIS nos da casi sólo los nombres del Sorbus Aucuparia, que al parecer no existe en la llanura lombarda y lígur, de donde la gran laguna que en este mapa presenta dicha región. M. L. Wagner, RF LXIX, 264-5, reconoce que todas las formas sardas presentan un enigma insoluble, pero niega la posibilidad de mi explicación, porque *suverva no existe (razón que ya tomaba yo en consideración, pero que no es de peso, pues el sardo no es idioma inmutable, que conserve siempre lo que ha tenido), y porque en Nuoro se dice superva y es dialecto de consonantismo firme (pero esto precisamente probaría que esta forma no puede resultar de una alteración del hipotético cast. *suerba) y porque el oc. esperbo es el ‘sorbus aucuparia’ y no el ‘sorbus domestica’ (único que existe en Cerdeña) y es ajeno a Liguria. Sugiere que el sardo superba sea alteración de suerba por etimología popular a base del italiano superbo ‘soberbio’ (idea que me parece algo fantástica y semánticamente increíble).― ↩
2 No se confirma el uso de serba en gallego, o por lo menos no parece, cierta la noticia de Colmeiro de que lo recogiera Sarmiento, J. L. Pensado, Opúsculos gallegos S. XVIII.― ↩
3 V. los dicc.; personalmente tengo recogido sérba en Tor y Arcavell (Pallars, Andorra), sèrba en Montblanc y en varios pueblos de la comarca del Penedés, sérva y servera en Carlet (Huerta de Valencia). En Mallorca (Amengual), Alguer y creo en todas partes donde se distinguen los dos fonemas, se pronuncia con v, lo cual se deberá al tiempo que hay que guardar las serbas: servar es vivo en catalán. Pero no creo que este influjo de SĔRVARE sea responsable del cambio de la O de SORBA en e, pues entonces, si se tratara de una contaminación antigua esperaríamos *sierva en cast., y un influjo moderno y culto no sería admisible, pues el simple servar no es castellano.― ↩
4 Hay en Cataluña dos poblaciones llamadas Cérvoles, una en el valle del Flamisell, otra, La Pobla de Cérvoles, entre Las Borjas y el Priorato. Ambas se nombran en la forma Cervolles en el censo de 1359 (CDACA XII, 40, 76), pero a esta última se referirá el locum qui dicitur Sorboles in territorio Siurane en doc. de 1157 (Morera, Tarragona Cristiana I, lxi). Parece tratarse, pues, del diminutivo SORBŬLA, con el mismo cambio en la vocal radical. Un tercer Cérvoles es ermita de Os de Balaguer.― ↩
5 Y aun quizá salgan de la misma base sarbiè y sarbriè (sarbe) en el Seine-et-Oise y en el Orne.― ↩
6 Hay un artículo semejante en el glos. del Canc. de Stúñiga, a pesar de que esta colección no contiene poesías de Fr. Diego. Sería interesante encontrar el pasaje que ha motivado esta glosa.― ↩
7 J. L. Pensado, Disc. Apologético, p. 19 (Bol. R. Ac. Gall., 1973). ↩