SANDIO, es deformación moderna y arbitraria del antiguo sandío, en portugués sandeu, que significaba ‘idiota’, ‘loco’; origen incierto, probablemente de la frase SANCTE DEUSsanto Dios’, que pronunciada al principio como exclamación de piedad ante el pobre mentecato, acabó por aplicarse a este mismo.

1.ª doc.: sendío, Berceo; sandío, 1240, Fuero Juzgo.

«Respondió el cristiano, díssoli al judío: / ―Entiendo que me tienes por loco e sendío, / que non traio consejo e ando en radío», «maguer la denegué como loco sendío, / que fuï engañado por un falso judío» Mil., 646b, 766a. Esta forma es excepcional: sólo se encuentra ahí, una vez en un ms. del Fuero Juzgo (sandío en los demás) y otra en el ms. arag. del Alex. (pasaje donde no existe el otro ms.): «quanto que Dario manda yo téngolo por mío: / qui me non obedesçe téngolo por sendío» (1270b). Por lo demás se encuentra siempre la variante con a, también en las Partidas (I, iv, 17; vi, 48; VII, xxv, 4) y en Calila (aquí el abstracto derivado: «una de las locuras e de las sandezes deste mundo es querer aver amigos sin lealtad», ed. Allen 53.1102). La acentuación en la í era constante, como nos mostrarán los ejs. siguientes, que al mismo tiempo demuestran cómo el sentido antiguo era ‘loco’ o ‘idiota’ (más que el actual debilitado ‘necio’): «¡si la cayada te enbío! / ... / sobar-t’e, diz, el alvarda / sy non partes del trebejo, / lyévate, vete, sandío / ... / sin agua e sin rocío», «andava en muladar el gallo ajevío, / estando escarbando mañana con el frío, / falló çafir colpado, mejor ome non vido: / espantóse el gallo, dexól como sandío», «dixo el abutarda: ‘loca, sandía, vana, / sienpre estás chirlando locura de mañana’», «seméjasme sandío que ansí te conbidas: / non te llegues a mi, ante te lo comidas, / sinon yo te faré que mi cayada midas» J. Ruiz 991i, 1387d, 750a, 976a; «commo el pez en el rrío, / viçioso y rriyendo, / non piensa el sandío / la rred quel van tendiendo» Sem Tob copla 393; asuena con quadrillos, contigo, digo, castillo en el Poema del Abad de Montemayor (ed. M. P., p. 60 xxxi); rima con baldío en Fr. Diego de Valencia (Canc. de Baena, n.º 510, v. 61), sandía con vía en Rodríguez de la Cámara (Canc. de Stúñiga, p. 142), con atavíos y desvaríos en el Canc. del S. XV, con poderío en el Canc. General de Castilla (citas en Cej., Voc.); «¿con qué remedio guarece / el que está de amor sandío? / Si es mal de amor el mío» en Juan del Encina. Etcétera. No hay excepciones, pues si bien López de Ayala tiene un verso «ésta [la ira] faz sandíos los omes» (Rim. de Pal., 115a) y en el Poema de Alfonso XI aparece dos veces el octosílabo «el infante sandío e loco» (789d, 2424a) no debemos olvidar que la poesía del S. XIV permitía contar como una sílaba los grupos de esta estructura cuando convenía al versificador (ejs. en el libro de Lecoy, capítulo sobre la versificación de J. Ruiz, etc.). El hecho es que nunca en la Edad Media encontramos sandio en rima o asonancia con palabras en á.

El vocablo siguió siendo vivo hasta fines del S. XV, como muestran, además de los ejs. ya citados, los siguientes: «Mal començó don Tristán de amar quando començó sus amores en la muger de su tío. ―Dixo la donzella: ―Si él ama sandíamente non lo deves tú culpar, que muchos otros más sesudos que él fizieron esta sandez» en el Lanzarote copiado en ms. del S. XVI de otro de 1414 (RFE XI, 294), «furibundus, quien tanto se ensaña que parece sandío o loco», «saniones, los que son sandíos en los dichos y suzios en las costumbres» APal. 173b, 432d, «sandío, loco: sannio, insanus» Nebr. Pero ya a princ. S. XVI estaba anticuado el vocablo, según atestigua Juan de Valdés: «sandío, por loco, tengo que sea vocablo nacido y criado en Portugal; en Castilla no se usa agora» (Diál. de la L., 117.8): claro que el supuesto origen portugués no tiene otro fundamento que el hecho de que entonces el vocablo seguía lleno de vida en Portugal. Lo empleó todavía algún autor arcaizante como el moralista Fr. Ant. Álvarez h. 1609 (Cej.), y sobre todo el gran empleo del mismo en los Libros de Caballería, medievales o arcaizantes, hizo que Cervantes lo pusiera muchas veces en boca de Don Quijote, pero que esto era tan artificial como los fermoso y desfazer entuertos del héroe manchego lo prueba la ausencia del vocablo en muchos autores contemporáneos (como Góngora), y la declaración categórica de Covarr. «vocablo español antiguo, desusado». Cómo lo acentuaran él y Cervantes no nos consta, quizá en la i, pero todavía Oudin (1616) marca cuidadosamente un acento sobre esta vocal.

La obra genial del Manco hizo que el vocablo volviera a divulgarse entre los cultos, y aunque Aut. insiste en que «es voz de poco uso» hoy lleva todavía cierta vida limitada y lánguida en la lengua literaria, aunque sólo en el estilo noble o rebuscado. Pero al volverlo al uso, una vez roto el hilo tradicional, se le deformó fónicamente acentuándolo en la a, a semejanza de lo que por el mismo tiempo ocurría a maguer, pronunciado bárbaramente magüer; en nuestro caso actuaron de modelo los sinónimos necio y zafio, y el antónimo sabio. El primer testimonio de la acentuación bárbara lo encuentro en Ruiz de Alarcón, en un pasaje escrito en «fabla»: «si atendiendo como sabio, / e como nobre, que Amor / torna enfurecido e sandio, / vos non prace perdonarme, / védesme al vuestro mandado» (Los Pechos Privilegiados, Rivad. XX, 426a). Es ej. único en este escritor. También Aut. imprime un acento en la á. Pero está claro que debe prescindirse de esta acentuación bárbara en la búsqueda etimológica.

Para ésta no importa menos el gall.-port. sandeu, muy frecuente desde el S. XIII1. El femenino port. es sandía, regular según el modelo de judeu ~ judía, meu ~ port. ant. mia: «vos quero ja loar toda via, / e vedes qual será a loaçon: / ¡dona fea, velha e sandia!» (García de Guillade, med. S. XIII, ed. Nobiling, v. 998). Los ejs. del masculino sandeu menudean en grandes cantidades en los Cancioneros de los SS. XIII-XIV, donde es tópico muy socorrido el del amante que dice estar sandeu de amor: el sentido, pues, como ya he observado, no era ‘necio’, sino ‘loco’: «e os que dizen que perdeu o sen / por mi, madre, non me dirian tal, / se soubessen com’é... / ... nunca por én / terrian meu amigo por sandeu, / madre, e que por mi ensandeceu» Estevam Fernandez d’Elvas (J. J. Nunes, Cantigas d’Amigo, n.º 56, v. 11), «ca pois a nos ambos hi tiinha proveito / tal bem desejado, faria dereito, / e sandeu seria quem o nom fezesse» Don Denís (v. 1558).

Sería fácil agregar muchos ejs., pero bastará con éstos, y paso a la etimología. Después de rechazar los étimos INSANITUS y SANNIO por imposibles fonéticamente2, proponía Diez (Wb., 485) partir de la exclamación SANCTE DEUS que, a fuerza de emplearla en son de extrañeza la gente de pocos alcances, para quienes todo es incomprensible, habría acabado por convertirse en nombre de estas mismas personas. A ello replicó Carolina Michaëlis (Misc. Caix, 149-151) que una exclamación así sólo es probable que acabara designando a la gente beata y mojigata, como ocurrió en efecto en SANTURRÓN y en el valón douxdieu, citado por el propio Diez; realmente el cambio de sentido propuesto por Diez no convence. Pero la propia D.ª Carolina rechaza las otras ideas que se le ocurren: que sandeu sea derivado del nombre del famoso enamorado portugués Rui de Sande, cuya antigüedad no se conoce, pero que a lo sumo podría pertenecer al S. XIV o tal vez al XIII, según la autora (sin embargo, aun siendo así sería imposible que el vocablo estuviera ya generalizado en Castilla, y aun en la Rioja, desde los albores del S. XIII, que de otro modo no lo hubiera empleado Berceo). Más probable le parece que sandeu fuese sem Deu SINE DEO, o sea ‘sin Dios’, nombre aplicado al pobre idiota dejado de la mano de Dios, para lo cuál se funda en la forma sendío de Berceo; a pesar de la adhesión de Hanssen (Espicilegio Gramatical, pp. 6-8, tirada aparte de AUCh. 1911), y aun admitiendo que *sindío se volviera en cast. sendío por disimilación, esta idea es poco verosímil desde el punto de vista semántico: nunca la Edad Media, tan intransigentemente piadosa, habría llamado ‘sin Dios’ a una criatura viviente, cuando tanto insistía en que el Padre de todos no desamparaba ni a los gusanitos de la tierra, cuanto menos a los pobres de espíritu: si a alguno convenía el nombre ‘sin Dios’ era al impío o al forajido; además es muy discutible la razón de que el cambio de e en a era más fácil que el opuesto: ambos fenómenos son igualmente excepcionales y en rigor posibles, pero en nuestro vocablo la e es absolutamente desconocida en gallegoportugués y muy rara en castellano.

Tras haber aceptado en 18883 que el vocablo contiene DEUS, M-L. en su REW (7934a) se decide por la etimología de Sainéan (ZRPh. XXX, 571; Sources Indig. I, 151) y Spitzer (Lexik. a. d. Kat., 28), quienes contra el consejo de C. Michaëlis identifican sandío con sandía en el sentido de ‘soso como esta fruta’, tal como badea se ha aplicado a un necio en cast. y citrouille en francés, y el fr. dial. bozek a un «gros enfant stupide et sale». Esta idea ya me parecería inaceptable por razones estilísticas: nombres así son naturales en las jergas, en los bables modernos y en el habla familiar, pero el tono serio de la poesía amatoria y religiosa del S. XIII está a cien leguas de tales metáforas, tanto más cuanto que la sandía era fruto importado de la India, que es dudoso se conociera ya en el Norte de España a princ. S. XIII; además el nombre sandía no se ha conocido en Portugal (donde dicen melancia), y sobre todo la forma portuguesa sandeu se opone a esta etimología rotundamente. Hay que desechar esta idea indefendible.

Y como la forma portuguesa y otras razones de peso se oponen también a la etimología de Eguílaz, ár. sindî ‘gitano’, ‘juglar’, es preciso volver al SANCTE DEUS de Diez. En efecto, es evidente que el castellano sandío también procede de un más antiguo *sandiéo, como prueban los derivados sandez y ensandecer, inexplicables si la i fuese antigua, pero muy naturales partiendo de DEUS: sande-ez, ensandeecer; la reducción fonética a sandío es del mismo tipo que JUDAEUS > judío, MEUS > mío, y el propio DEUS > Díos > Diós. Siendo sandío adjetivo o sustantivo personal, hubo de formarse un femenino sandía y un plural sandíos, sandías, de suerte que aun si primero se dijo sandiéos, sandíos, como singular resultante del vocativo SANCTE DEUS se imponía inmediatamente la formación de un nuevo singular sandío, y entrando el vocablo en la categoría de los innumerables adjetivos en -ío, -ía, era imposible el desplazamiento del acento que ocurrió en Díos > Diós4.

Pero desde el punto de vista semántico hemos de enfocar la cuestión de otro modo que Diez, acordándonos de las denominaciones reales del imbécil: el cast. bendito, el fr. benét son expresiones de conmiseración piadosa que acabaron por aplicarse peyorativamente al desgraciado que las suscitaba, y en especial el cat. beneit o beneitó es calificación tan grave y denominación tan objetiva del idiota como pudiera serlo el port. sandeu: a fuerza de exclamar ¡San Deus! en tono de lástima, la expresión designaría al propio imbécil o sandío. No debemos dar demasiada importancia a la e del sendío de Berceo, sólo documentada en textos riojano-aragoneses y leoneses, siempre caracterizados por la labilidad de su vocalismo átono; además el paso de SANCTUS a sent a través de saint es normal en cat. antiguo, y hoy todavía en valenciano («la ciutat senta» ya en las Homilías de Organyá, de fines del S. XII, p. 42), luego sería natural que tal forma se hubiese extendido más o menos hasta el aragonés y otras hablas castellanas.

Solamente queda una objeción, ya formulada por Nobiling (ed. de Guillade, p. 7; ASNSL CXXVII, 188): sandêu rima en ê cerrada en portugués antiguo, lo cual parece oponerse a la Ĕ de DEUS. Y en efecto es objeción fundada: todas las rimas que encuentro de sandêu son con pretéritos de la 2.ª conjugación (Canc. da Ajuda, vv. 9584 y 9590, con tolheu, 10135 con mereceu; Cantigas d’Amigo de Nunes, n.º 56, con ensandeceu) o bien con creo CRDO (así en Villasandino, vid. Lang, Canc. Gall.-Cast., v. 1273). Es verdad que hoy en día también Deus, eu ĔGO, meu MĔUS, teu, seu, se pronuncian constantemente con ê cerrada (Cornu, GGr., § 7), así que la metafonía de la -U ha generalizado el timbre cerrado en la e tónica. Pero también es cierto que esto no parece haber ocurrido todavía en el S. XIII, pues en docenas de rimas de esta época podemos observar que Deus, eu, meu, teu, seu sólo riman entre sí y nunca con los pretéritos de la 2.ª conjugación en -V(I)T>. La dificultad no deja de ser grave, y me obliga a dejar la etimología SANCTE DEUS como todavía dudosa. Obsérvese, sin embargo, que esto nos mete en un callejón sin salida: no se puede concebir entonces étimo alguno que nos explique este timbre primitivamente cerrado, puesto que no hay en latín ni en lengua alguna un sufijo o una terminación -US (hay -AEUS, que hubiera dado -ȇo). No vamos a creer que sandeu fuese un antiguo pretérito sustantivado de un verbo *sander (a su vez inexplicable): que ésta es la única alternativa que nos quedaría; y tampoco es aceptable el subterfugio de Hanssen, de que sandeu amoldase su vocal a la de ensandce. Más lo sería una influencia de la del abstracto sandce (así en port. ant. en lugar del actual sandice), pero tampoco me contenta.

Pero no podemos descartar la posibilidad de que la evolución moderna de -éu hacia -êu ya hubiese empezado en el S. XIII en algunos casos, de suerte que mientras no dispongamos de un estudio exhaustivo de la versificación de esta época no podremos calibrar el alcance verdadero de esta objeción, y en un idioma como el portugués, donde el timbre de las vocales tónicas ha sufrido tan múltiples y variadas alteraciones metafónicas y de todas clases, difícilmente podrá nunca mirarse esta razón como decisiva. Es perfectamente posible que el cierre progresivo de sandéa en sandêa y luego sandía, se extendiera al masculino y en éste no llegara a pasar de la etapa sandêu. ¿Hay ejs. de judeu en rima antigua?6. Éste tendría más autoridad en el caso que los de eu, Deus (sin femeninos correspondientes), y aun meu y demás posesivos forman un caso aparte por su frecuente empleo proclítico y por la mayor diferencia de los femeninos tua, sua y minha.

DERIV.

Sandez [Calila, 1251, V. arriba; leon. sandeçe, 1.er cuarto S. XIV, Cuento de Otas, fº 59]. Ensandecer [Lucano de Alfonso X (Almazán); 1399, ‘enloquecer’, Gower, Confesión del Amante, 4; más frecuente en port.: Don Denís, v. 756 y passim].

1 Éste ha mantenido la acentuación aguda hasta la actualidad, y aun en Galicia el ms. del CaG. de Sarm. (62v) lleva el acento gráfico sandío. Como observa Pensado en su ed. (p. 62) no hay testimonio alguno en gallegoportugués de una acentuación sándio o sándeu, aunque así escriban algunos diccionarios gallegos, que copian desenfadadamente el supuesto cast. sándio. Según el testimonio unánime de los glosarios medievales existió la alternancia sandéu ~ sandía en todos o los principales textos medievales gallegoportugueses: no dan otra forma los de la Crón. Troyana, de las Ctgs. ni de R. Lapa a las CEsc.; y aunque Sarm. dice que en el S. XVIII se empleaba todavía vulgarmente el gall. sandío por ‘simple, tonto’, cabría incluso admitir que se refiere sólo al f. sandía, aunque es probable que ya por entonces el influjo del femenino hubiera ocasionado la creación del analógico masc. sandío, del cual ya hay algún ejemplo medieval (uno en la Gral. Est. 132.20 y uno en los MirSgo.; no sé que haya ninguno en los demás textos citados). Lo que sí coexiste desde la Edad Media es sandice (Crón. Troy. 177.13) junto a sandece ‘necedad’ (I, 118.23), y esto (que se debe al duplicado gall.-port. -ice junto a -ece en el sufijo de abstractos) también contribuiría a la introducción de sandío en vez de sandéu. En fecha reciente el portugués distingue entre el sustantivo sandeu y el adjetivo sandío, analógico del femenino sandía, creación de fecha al parecer moderna (falta todavía en Moraes).―

2 Cabrera prefería INSANIENS, imposible por la misma razón. Podría alegarse que SANNIO por vía culta se habría podido convertir en sándio, tal como PENNULA en péndola, pero a esta explicación se opone la antigua acentuación castellana sandío y aun más la forma portuguesa sandêu.―

3 ZRPh. XI, 270, señalando además el paralelo del calabr. sciaddeu ‘haragán’. Pero la formación de éste no es clara, y Rohlfs no le da etimología en su Diz. delle Tre Calabrie. Quizá se relacione con sciaddare ‘arremangarse, ceñirse la ropa’ EXALTARE.―

4 Carecen, pues, de alcance las objeciones formales de Hanssen.―

5 Se exceptúa deu ‘él dió’ que rima repetidamente con eu (Nunes, Cant. d’Amigo LXV, 4; C, 19) y con meu y análogos (Don Denís, vv. 802, 1047; Guillade, v. 94), pero quizá no sea esto una prueba de alteración temprana del timbre de eu y de meu, pues deu proviene de DĔDIT.―

6 Sólo conozco uno, en las Cantigas, ed. Valmar II, p. 604b, donde rima con eu abierto.