SALEMA, ‘salpa, pez acantopterigio, Sparus Salpa L.’, del ár. Ʌallâma íd., alterado probablemente por influjo del sinónimo latino salpa.
Quien en sus
Conversaciones Hist. Malagueñas (I, 255) lo describe en los siguientes términos «es parecido al besugo, sólo que tiene pintas pagizas de la cabeza a la cola, cabeza pequeña con dientes arriba y abajo: no es de estimación»: no lo es, en efecto, la salpa, que se caracteriza por las once rayas doradas que tiene de las agallas a la cola. Admitiólo la Acad. en ediciones recientes de su dicc. (ya 1925, no 1884). Lerchundi manifiesta que en Marruecos emplean este nombre los judíos españoles.
Salema es el nombre corriente en port. (Bluteau, Fig.), y su diminutivo
saleminha ya se encuentra en la
Insulana de Tomás (1635). Nada hay semejante entre los nombres de peces usuales en el Mediterráneo reunidos por Carus (II, 637), ni para ésta ni para otras especies afines. Por razones fonéticas no es posible partir del lat.
SALPA, como querían Cornu y Coelho
1. Sin duda tuvo razón Sousa en partir de un «ár.
hallama», según nos informa Nascentes. Este vocablo no figura en los diccionarios arábigos, pero Lerchundi, fundándose en informes particulares, registra
Ʌallâma ‘salpa’ como usual en el árabe del Marruecos español, y Brunot (
Vocab. Marit.) lo anotó en Rabat. La estructura del vocablo es típicamente árabe: se trata de un intensivo del tipo corriente, perteneciente a una raíz tan vivaz como
Ʌ-l-m ‘soñar, tener ensueños’, ‘ser suave, paciente’ (vid. Beaussier y Dozy); un adjetivo
Ʌallâm, femenino
Ʌallâma, significaría ‘aficionado a soñar’, ‘muy paciente’ o algo análogo (comp. los ejs. reunidos por Wright,
Ar. Gramm., 1933, I, pp. 137, 177); por Brunot conocemos, en efecto, la creencia popular marroquí de que el que come
salema tiene sueños. Se tratará seguramente de un pescado indigesto. Desde el punto de vista fonético se esperaría que
Ʌallâma hubiese dado
*falema o
*alema en romance, formas que se alterarían en
salema por influjo del sinónimo
salpa. Comp.
sama s. v.
SÁBALO.