SALABARDO, voz extendida con variantes diversas, en cat. (salabre, salabret), lengua de Oc (salabre, sarrabet), fr. (sabre, saure) y dialectos italianos (salaio, scalafru), de origen incierto; como a veces tiene forma de manga, quizá del ár. sarâwil ‘calzones anchos’, pero no puede descartarse del todo un lat. *SALଵBRUM, derivado del gr. σαλεύειν, ‘agitar, sacudir’.
1.ª doc.: Como gallego, 1755, Sarm., CaG. 190v y p. 183; cast., Acad. 1925, no 1884.
Aunque sea secundariamente, algo en común debe de haber entre estos nombres, reunidos meritoriamente por Sainéan, Sources Indig. II, 170, 193; pero no podemos aceptar la etimología que les da como derivados de SAL, y fr. ant. saurée ‘salazón’, alegando que los peces de agua dulce gustan de la sal y ésta se emplea en estas redes como cebo: en realidad la mayor parte de las artes estudiadas se aplican a la pesca marina, en la cual a nadie se le ocurriría emplear tal medio1. Tampoco hay que pensar en el lat. SALĔBRA ‘bache de un camino’, como quisiera Griera. Más concienzuda es la búsqueda de Schuchardt (BDC XI, 109-10), que subrayando el aspecto latino del cat.-oc.-lígur salabre, piensa en derivar el supuesto *SALABRUM de EXHALARE o de EXHAURIRE ‘sacar un líquido’, paralelamente a los nombres francés y alemán del salabardo, épuisette, schöpfnetz; pero reconoce que ni el primero de estos primitivos es verosímil por razones semánticas ni el segundo en el aspecto fonético.
Ahora bien, insistiendo en la idea de Hugo Schuchardt se podría derivar *SALABRUM del gr. σαλεύειν ‘agitar’, ‘sacudir’, verbo que como muchos términos marinos pudo latinizarse en forma más o menos duradera (aunque acabara eliminándose por la homonimia con salar), y de hecho un derivado de la misma raíz griega, σάλος, lat. salum, pasó al latín clásico en el sentido de ‘oleaje, agitación del mar’. En efecto, el salabre o salabardo no sólo sirve para sacar pescados de la red, sino también para pescar directamente moviéndolo dentro del agua (Ag., etc.), y aun es ésta la definición más extendida. Una forma *SALABRUM nos conduce a un verbo lat. *SALARE casi a ciegas, tal como ventilabrum a ventilare, dolabrum a dolare, volutabrum a volutare, etc.; el genov. salaiu se explica como el it. candelaio junto a candelabro; y así como el diminutivo de dolabrum era dolabellum, -ella, el de *SALABRUM sería *SALABELLUM (> cat. salabrell), que se disimilaría ora en *SANABELLUM, de donde el fr. saveneau y el gasc. saunet, ora en *SARABELLUM, de donde el gasc. sarrabet, sarrauet (así Schuchardt) o sauret: en cuanto a saune y savre, sabre, podrían ser seudo-primitivos sacados secundariamente de aquéllos2. Todo esto es posible aunque algo hipotético en la fase romance y más en la latina. Quedamos, pues, en grave duda.
Examinando el salabardo vasco de forma cónica, comparable a un colador de café, que reproduce Lhande, en la plancha de su artículo sare, se me ocurre que quizá estemos ante una alteración del ár. vg. sarâwil ‘calzones anchos, zaragüelles’ (> port. ceroulas; el cast. zaragüelles, zaragüel y el cat. saragüells corresponden a la acentuación más antigua sarāwîl): de ahí se habría pasado a *sarable > salabre, murc. zalabre; mientras que de saräwil pudo salir el gasc. sarrabet, sauret, y aun quizá el andaluz salabar (luego alterado en salabardo)3, que también podría partir del singular arábigo sirwâl. Para el fr. saveneau habría que pensar entonces en alguna etimología popular. La extensión geográfica del vocablo hacia la costa occidental y septentrional francesa sería secundaria; no así en el Mediterráneo, pues un plural sarabula «calzoni» aparece aun en textos medievales genoveses (Miscellanea citada, XLIV, 195). Quedan muchos detalles fonéticos, que obligan a dejar también en cuarentena esta otra etimología, sobre todo no teniendo noticias de que sarâwil se aplique en árabe a una arte de pesca, aunque en realidad casi nada sabemos de la terminología pesquera arábiga, y esta aplicación no sería en nada más sorprendente que la de manga en el sinónimo cast. redmanga4. Imposible relacionarlo con ZALAGARDA ‘escaramuza, emboscada, alboroto, pendencia’ como compuesto de celar y guardar (así GdDD 1569).
1 El prov. saussayroun = savenelle (Duhamel) sólo de lejos y casualmente recuerda los vocablos que nos preocupan, y su nombre viene de un derivado de SALSA, prov. saussejà «pêcher aux anguilles au moyen dun paquet de vers que l’on sauce dans l’eau»: saucer es lo mismo que plonger.― ↩
2 P. Barbier, RPhCal. VI, 186-90, separa completamente estas formas francesas del tipo mediterráneo salabre y las quiere derivar del escandinavo antiguo (?) teniendo en cuenta que una raíz germánica sabb-, que en neerlandés y bajo alemán significa «barbouiller, patrouiller», en algún dialecto escandinavo toma el sentido de ‘arrastrar’.― ↩
3 Con la etimología latina difícilmente se podría explicar salabardo por un derivado salabrardo, dada la rareza de este sufijo en castellano. Más bien pudo el bearn. salabre cambiarse en *salabare al pasar al vasco, por un proceso fonético muy corriente en este idioma, de donde el and. y cub. salabar; salabardo habría nacido al trasmitirse desde el vasco-francés al castellano, tomándolo por una palabra francesa en -ard; o bien en vasco mismo por analogía de voces vascas como ardo, sagardo, etc.― ↩
4 Toma Schuchardt en consideración, sin negarla del todo, la posibilidad de que el salabardo contenga el vasco sare ‘red’ o bien zare ‘cesto’. Indudablemente al influjo de este último se debe la pronunciación navarra zarabardo. El ‘salabardo’ se llama también sare-itsu en puntos de Laburdi (Lhande), literalmente ‘red ciega’, pero más que primitiva me parece que esto es etimología popular que ha actuado sobre el gasc. sarabetch = sarrabet. La gran extensión geográfica de nuestro tipo léxico descarta evidentemente una etimología vasca. Desde luego nada en común tiene salabardo con el cat. salabard, salabardà(r) (también talabard), nombre pirenaico del rododendro alpestre, quizá prerromano. ↩