SAJELAR ‘limpiar de chinas u otros cuerpos extraños el barro que preparan los alfareros para sus labores’, del ár. sáhhal ‘aplanar, hacer liso’, ‘laxar el vientre’, o bien derivado del adjetivo correspondiente sáhil ‘arenoso’, ‘lleno de casquijo’; parece ser palabra andaluza, que en rigor debiera escribirse con z-.

1.ª doc.: Acad. 1884, no 1847.

El verbo sáhhal es «complanavit» y «facilem, lenem reddidit» (?auharí; Qamûs; proverbios: Freytag, II, 370a); es derivado de un adjetivo que en su forma vacila entre sáhil y sáhl (también sustantivo) y significa ‘liso’ o ‘fácil’, pero además se aplica a una tierra o un río «multum grossioris arenae continens» (Qamûs); también hay síhla «arena grossior» y en particular la que sale de la vejiga (Maidaní) o la que el agua trae (?auharí; Qamûs). Es palabra bien conocida en vulgar: R. Martí traduce sahl o sáhal por «facile», «planus» y «planicies» y sáhhal por «facile facere», y este sentido figurado «expédier, dépêcher, hâter l’exécution», hoy corriente en Egipto, se halla en autores medievales (Dozy, Suppl. I, 696a); además «relâcher, lâcher le ventre» (Bocthor, Beaussier); el adjetivo s-h-l o sâhil es «doux (chemin, escalier, pente, caractère)» (Beaussier), y Mármol (1570) dice que en Marruecos «a los arenales menudos sin cosa verde llaman çehel». De este adjetivo-sustantivo, con el sentido de ‘quitar la arena, el casquijo’ o en el de ‘hacer liso’, o bien directamente del verbo, procede evidentemente el cast. sajelar, término de alfareros; aunque la pronunciación vulgar sea en árabe séhel, no hay dificultad en el paso fonético al sajelar español (pudieron ayudar los numerosos verbos de prefijo za-, sa-, como sahumar, sahornar): lo único que extraña es la s- inicial y no z-, contra lo que esperaríamos, pero la -j- es indicio de que se trata de una palabra andaluza, y así tampoco es extraño que haya seseo. Cej. IX, 235, fundado en no sé qué fuentes, dice que zajelar o sajelar es como se dice en Málaga, «en alfarería, tamizar el barro pasándolo hecho caldo por una tela metálica». Lo esencial de esta etimología lo indicó ya Eguílaz, 428, aunque sin precisar el aspecto semántico, y mezclando indebidamente este vocablo con JAHARRAR, que no tiene relación.