SACUDIR, del lat. SŬCCŬTĔRE íd.
«Señor, dixo el preso, ¿cómmo puedo, exir? / quando de mí los fierros non puedo
sagudir»
S. Dom., 658
b (así en el ms.
E,
sacudir en
H y
V). La forma con
-c- está también en J. Ruiz: «estavan de los árbores las frutas
sacodiendo» (1292
c S,
sacud- G y
T); el mes de setiembre «estercuela barbechos e
sacude nogales» (
seguda en
G); «
everrenda: cosas que se
sacuden y apartan» APal. 143
b (y 130
b, 525
b); «
sacudir: concutio» Nebr., «
abnuo: negar
sacudiendo la cabeça» Nebr.
Lat.-Hisp. De uso general en todas las épocas. La variante con
-g- tiene considerable extensión: «istas fidancias dando sunt valederas; super hoc debet
segodir sua pignora et debent super hoc adjuvare suum vicino ad
segodire sua pignora» Fueros de Zaragoza de fin S. XII (
Homen. a M. P. III, 238);
sagudir en el
Libro de la Caça de Juan Manuel, 56.15, 61.12, 63.18 (
segudir en 55.25);
Canc. de Baena, ed. 1851, p. 129; «pasado es ya el tienpo e el pleyto
segudido, / el cuytado finca dende condenado e vencido»
Rim. de Palacio, 330
a (
N,
sacu- E);
sagodir en la
Comedia Vidriana (251) del aragonés Jaime de Huete (h. 1525), y
sagudí se pronuncia hoy en papiamento (Hoyer, p. 59) y en otros dialectos.
Sagudir está también en los glos. arag. del Escorial y de Toledo; V. en la ed. de Castro otros ejs. leoneses de la misma forma, y la ac. ‘apresar, quitar’; dicha acepción y la
-g- se deberían según dicho filólogo a una contaminación de
segudar ‘perseguir’
SECUTARE. Por otra parte ast.
zacutir (R). Alteraciones semejantes de la sonoridad observarmos en el gascón ant. y mod.
segoutì (
BhZRPh. LXXXV, § 217). El lat.
SŬCCŬTĔRE se ha conservado en todos los romances de Iberia y de Galia, y además en sardo y rético (incluyendo el cat. ant.
sacudir, hoy anticuado). El cambio de
SŬ- en
sa- es común a todo el iberorromance (en este y otros casos), y debe de ser antiguo, pues de él participó el frecuentativo
SŬCCŬSSARE > cat.
sacsar,
sacsejar (Spitzer,
Lexik. a. d. Kat., pp. 119-20). Nótese
sacudirse ‘batirse a espada’: «No pareciéndole bien a Robledo, por no consentir en ello, echaron mano a las espadas, y
sacudiéndose, por su desdicha fué muerto Robledo» Timoneda (Rivad. III, 163).