SACO, del lat. SACCUS ‘saco de trigo, de dinero, etc.’, ‘vestido grosero’, gr. σάκκος íd. y ‘arpillera’, voz de origen fenicio.

1.ª doc.: Berceo.

«Tomó el aver todo en un saco atado, / non fallié de la summa un pugés foradado, / levólo a la isla a sus cuestas trossado», «quando se sintió libre la prennada mezquina, / fué el saco vazío de la mala farina, / empeçó con grant gozo cantar Salve Regina» Mil., 666a, 539b. En su sentido fundamental el vocablo es conocido en todas las épocas («saco o costal: saccus» Nebr.) y común a todos los romances; fraseología: Cej. IX, § 1961.

Como nombre de una prenda de vestir, ya es antiguo; Aguado cita de las Cortes de 1351 «por texer el saco de lana [den al texedor] dos mrs.»; en todo caso aparece repetidamente en Quevedo: «vino Polanco haciendo gran ruido, pidiendo su saco pardo, cruz grande, la barba larga...», «[la vieja] traía (encima de muy buena camisa, jubón, ropas, sayas y manteo) un saco de sayal roto de un amigo ermitaño» Buscón (Cl. C., pp. 193, 194). Como ahí se ve, se trata de lo que define Aut.: «una vestidura vil y áspera de sayal, de que usan los serranos y gente del campo, u otros por hábito de penitencia», citando ej. de López de Tejada; otros ejs. clásicos en Pagés. Hoy en América se ha convertido en el nombre general de la chaqueta o americana, y así se dice en todas partes, desde la Arg. y Chile, hasta las Antillas, Méjico y Nuevo Méjico, pasando por Colombia, etc.; la vigencia del vocablo es tan general que ha llevado consigo, por lo menos en el Plata (de donde saco pasó al guaraní: Morínigo, Hisp. en Guar.), la caducidad de saco, como palabra del lenguaje hablado, en su ac. fundamental, sustituyéndole allí bolsa, que ha ampliado su sentido (una bolsa de papas, etc.); el área de saco ‘chaqueta’ se extiende a Canarias y a Andalucía (ej. de Fernán Caballero en RH XLIX, 583; Sundheim cita uno del periodista español Pérez Zúñiga, pero es ac. completamente inaudita en el uso común español).

No hay por qué buscar a saco ‘chaqueta’ una etimología diferente de la de saco ‘recipiente’; aunque varios han pensado en identificar con el lat. SAGUS (> SAYO), no es posible por razones fonéticas2. En realidad se trata de una ac. especial de SACCUS, que el cast. comparte con otras lenguas hermanas; en cat., sac ha sido usual hasta hace muy poco como nombre de un vestido sencillo de mujer, una especie de saya (hoy va quedando anticuado, pero se oía hasta hace poco en Barcelona); también it. sacco, de donde el alem. saccoanzug, término de sastres (Spitzer, Rom. LXII, 398; pero claro que no hay razón para pensar en un italianismo americano). Todo esto ya viene del latín: saccus como nombre de una vestidura grosera de crin se encuentra en los Padres de la Iglesia, y se lee en glosas: «saccus: σάƔος» (CGL III, 197.10). En griego σάκκος, además de ‘saco, costal’, valía ‘arpillera, tela de saco’ y de aquí pasó a ‘manto grosero’ y ‘cilicio de penitente’, en el griego bíblico, en Plutarco, etc.

DERIV.

Sacas., saco grande: saccus magnus» Nebr.; ‘medida de carbón de cinco palmos de largo y tres de diámetro’ cub., Ca., 170; Carrizo, Canc. de Tucumán, s. v.] cat. sept. saca ‘saco grande’, gall. xaca ‘faltriquera’ (Sarm. CaG. 48v). Sacáu ‘el saco lleno de una cosa cualquiera’ ast. (V). Sacocha [1609, Juan Hidalgo], del it. saccoccia. Ensacar. Aguja saquera. Saquero; saquería. Saquete. Saquilada [Aut.]. Insacular [Acad. S. XIX], tomado del b. lat. insacculare íd., derivado de sacculus ‘saquito’; insaculación; insaculador.

CPT.

Sacomano ‘saqueo’, poner a ~ ‘saquear’ [carta de la reina María, a su marido Alfonso el Magnánimo de Cataluña-Aragón-Nápoles, † 1458, Canc. de Stúñiga, p. 318; «no parescía sino que habían entrado algún lugar de enemigos y lo habían puesto a sacomano, así iva cada uno cargado» Crón. del Condestable M. Lucas, a. 1461, Memorial Hist. Esp. VIII, 64-65; «sacamano para robar: saccularius», «sacomano», Nebr. s. v. robar, poner o meter a sacomano o hazer s., muchos ejs. desde Hernando del Pulgar, en Terlingen 183; Covarr.; desusado ya según Aut.; sacomano ‘saqueador’ sólo una vez en Fz. de Oviedo], del it. saccomanno ‘saqueador’ [med. S. XIV], que en la locución far saccomanno tomó el sentido de ‘saqueo’; dicha voz italiana se tomó del alem. sackmann ‘mozo de bagajes de un ejército’, ‘encargado de las requisas’, ‘saqueador’ (compuesto de mann ‘hombre’ y sack ‘saco’, por el que llevaban siempre); en italiano se extrajo de ahí sacco ‘saqueo’ [med. S. XIV], de donde el cast. saco ‘saqueo’ [saco de Roma en 1527; ej. de G. de Alfarache en Aut.]; saquear [1570, C. de las Casas], del it. saccheggiare [S. XVI, y probte. ya existente en 1376, a juzgar por un italianismo provenzal]; saqueador [1570, íd.]; saqueo [Aut.; Cuervo, Disq., 1950, 92, 111] y antes saqueamiento [Oudin]; tomados también del it. son el fr. antic. saqueman, fr. saccager, cat. ant. sac ‘saqueo’ [1460, Jaume Roig, v. 8329], etc.; V. el artículo de Jaberg, Festschrift Jud, 1943, 312-4.

1 Locución cubana meterse en el saco ‘embriagarse’, para cuya explicación, V. una sugestión ciertamente dudosa en Ca., 219 (comp. frases como cat. posar-se la mantellina íd., etc., que se hallan en muchos idiomas).―

2 Según A. Castro, Lengua, Enseñ. y Lit., p. 137, en el S. XVIII se decía saqué del fr. jaquette (hoy chaqué), y todavía en Madrid se dice de esta manera (Pastor Molina, RH XVIII, s. v.); consecuencia de la transcripción, que entonces se introdujo, de la j francesa como s (como en bisutería, comp. clisé). Pero saco ‘vestidura’ es muy anterior al S. XVIII.