RONZAL, era ransal en el S. XV y hoy todavía en Aragón: del ár. rasan íd.

1.ª doc.: Quevedo.

Este autor emplea ronzal en uno de sus enrevesados pasajes conceptistas (Aut.), pero ya seguramente en el sentido actual. Falta en las obras lexicográficas medievales y del Siglo de Oro, y tampoco conozco otros ejs. clásicos (no trae Cej. VI, § 46), lo cual deberá explicarse sencillamente por el carácter demasiado pedestre del vocablo; Aut.: «la cuerda que ponen a las bestias, a la cabeza o al cuello, para atarlas al pesebre o a otra parte»; claro que también sirve para conducirlas caminando, como explica Acad. El vocablo sólo existe en cast. y en el cat. ronsal, hoy bien vivo, del cual no tengo más que un ej. antiguo, en la interesante forma ransal, en el Spill del valenciano Jaume Roig, escrito h. 1460: «l’asna aquella / … / sens traginer / ni altra guarda, / sens bast, albarda, / collar, tifells, / sens cascavells, / petral, ransal / ...» (v. 13167; así en el ms., Chabás imprime rançal). Esta etimológica forma con a se conserva en el aragonés de Caspe hasta nuestros días (ranzal, BDC XXIV, 178).

La etimología la indicó Eguílaz (p. 428): es el ár. rásan «funis, capistri pars, quae super naso est», que ya figura en el diccionario árabe recopilado por el persa Fairuzabadí a fines del S. XIV (Freytag II, 150b), pero que debió ser bastante más antiguo en árabe, pues no sólo lo registra nuestro R. Martí en el S. XIII («capistrum») y PAlc. en 1505 («cabestro»), sino que de ahí deriva el verbo árabe rásan «ligavit fune», con su participio marsûn «capistro ligatus equus», y el «nomen loci» mársan «locus nasi cui capistrum inhaeret», todos ellos en el léxico árabe del también persa ?auharí de fines del S. X, y en otros autores árabes (?arirí). Hoy rasan sigue siendo vulgar en Argelia («caveçon, licol» Beaussier), etc., y nos consta que en España se acentuaba raçán, puesto que así lo escribe PAlc., y es regular, según la fonética hispanoárabe. En árabe parece ser voz de origen persa (Freytag), pues una raíz rásan no existe por lo demás en árabe, mientras que en iránico vale ‘cuerda’. El préstamo del vocablo arábigo en España es natural, puesto que lo mismo ocurrió con el sinónimo JÁQUIMA. El cambio de raçán en *rançán a nadie puede causar extrañeza, y la disimilación de *rançán en rançal, que por lo menos en plural ya era regular, fué favorecida además por el influjo del sinónimo ramal; viceversa éste en el Alto Aragón se ha convertido en romal (RLiR XI, 112), por influjo de ronzal; en cuanto a la pronunciación velar de la sílaba arábiga ra como ro, es también un hecho conocido (V. los ejs. coleccionados en mi artículo RONCERO). Es inadmisible la etimología *RUDENTIALE, derivado del lat. RŬDENS ‘cabo de cuerda’, que propuso Brüch (ZRPh. XLI, 693-4) y aceptó M-L. (REW3 7417b); además de que tal derivado sería difícilmente comprensible (el necesario intermedio funis *rudentialis ‘cuerda para ronzales’ es hipotético y muy poco verosímil), desde el punto de vista fonético debiéramos esperar *roenzal (una metátesis *REDUNTIALE engrosaría el cúmulo de hipótesis improbables y tampoco serviría de mucho). Comp. RANZAL, voz de sentido diferente que, por el contrario, parece ser romanismo en árabe.