REZNO, del lat. RէCէNUS ‘rezno, especie de garrapata’.
También G. A. de Herrera (1513): «si tienen llagas algunas, con pez derretida y mezclada con unto; y aun si tienen
reznos o garrapatas, con lo mismo se quitan» (
Aut.); el mismo lo aplica a un parásito de la abeja [¿oveja?]: «si tuvieren piojos o
reznos»; V. otra cita en Cej., V, p. 517.
Aut.: «especie de garrapata, gruessa y mui grande». Con la pronunciación leonesa de la
z sonora como
d, en Asturias: Colunga
rendu, Occidente
rédinu (V). El lat.
RէCէNUS, en su sentido propio, ha dejado descendencia en la mayor parte de los romances, vid.
REW 7300, al cual debe agregarse el cat.
rènec, que supone una antiquísima metátesis
*RէNէCUS. Ya en latín clásico se aplicaba además a una planta, el ricino, de donde ha venido, con evolución popular, el mozár.
ríǤnu o
ríǤan ‘Ricinus communis L.’ (Asín, pp. 248-9, la grafía
ríǤnih será errata por
ríǤnuh =
ríǤnu). Por vía culta, como nombre de planta,
ricino (acento trasladado por influjo del sufijo
-ino), falta todavía en
Aut., pero está en Terr. y en Acad. 1884 (no 1817). No sé si
rosón ‘rezno’ es alteración de la misma palabra.