RES, ‘cabeza de ganado’, probablemente del lat. RS ‘cosa’, por una concreción de sentido semejante a la sufrida por ganado (propiamente ‘bienes adquiridos’); por razones fonéticas no es posible que venga del ár. Ȑs ‘cabeza’, ‘cabeza de ganado’

1.ª doc.: h. 1200, Libre dels Tres Reys dOrient.

Rimando ahí con tres; está también en doc. de Campó de 1233, en el Fuero de Soria, y en muchos textos antiguos (APal. 365d, 335d; Nebr. «res, por cabeça de ganado menor: pecus; íd. maior: armentum»)1, entre ellos en J. Ruiz: «[Muerte], eres en tal manera del mundo aborrida, / que por bien que lo amen al omne en la vida, / en punto que tú vienes con tu mala venida, / todos fuyen dél luego como de res podrida». Voz de todas las épocas, de uso general y de forma constante; Cej. V, § 82. El plural reses tenía antiguamente -s- sonora (APal., l. c.; cita en rima en Ford, Oid Sl. Sibilants, 113) y así continúa pronunciándose en Cáceres y Sierra de Gata (Espinosa, Arc. Dial., 188). Igualmente en portugués, donde ya aparece en un foral de 1209 (CortesƟo); no se halla comúnmente en otros idiomas2: el vasco suletino y bajo-navarro arres es préstamo romance3. Ya es antigua la etimología que deriva res del ár. Ȑs ‘cabeza’, y algunas veces ‘cabeza de ganado’, y hay casi unanimidad en el asunto: así opinaron Diez (Wb., 483), Engelmann (en Dozy, Gloss., 333), Eguílaz, Baist (RF IV, 415), la Acad., M-L. (REW 7069), Bertoni, M. L. Wagner y Steiger (Contrib., 143, 329, 383)4; sólo Neuvonen (263-4) expresó algunos escrúpulos fonéticos, y sólo Tuttle (Language VII, 217) osó sentar la etimología RS.

Parece extraño que todo el mundo cierre los ojos ante el hecho de que la etimología arábiga es imposible por razones elementales: el resultado habría sido *los arraces y no las reses. No había razón alguna para que este masculino árabe (Wright, Gramm. I, 178D) se convirtiera en un femenino romance, ni la había para que el sin arábigo en lugar de dar una ç africada y sorda romance, como ocurre siempre sin excepción, diera la fricativa y sonora s; en hispanoárabe Ȑs se pronunciaba râs con a larga, pero tras r no es de creer que la a se cambiara en e, pues en contacto con aquella consonante las vocales suelen pronunciarse abiertas5. Las razones que se han dado para despreciar estos obstáculos no valen nada6: prueban sólo la fuerza de la rutina o el atraso con que se enteran algunos romanistas de lo fundamental de la fonética castellana.

Por otra parte el uso de res (lat. RS) en el sentido de ‘cosa’, y a veces ‘persona’ o ‘nada’, no fué raro en castellano antiguo7: V. ejs. en BRAE VII, 545, y además Alex., 66, Sem Tob («sábelo toda res» ‘todo el mundo’ copla 421), etc; sobre todo el acus. RĔM (> cat. pop. re ‘nada’) quedó bien vivo en gallego-portugués antiguo y, aunque hoy desapareció modernamente en portugués, todavía recibe algún uso en el gallego correcto y corriente, no arcaizante: «sen decir ren sentei-me», «nunca presuma de saber antre vós ren que non sexa Xesucristo» (Castelao 203.11, 131.10). El punto de partida del cambio semántico lo tenemos bien claro en Berceo: cuando San Millán era pastor «dióli estraña gracia el pastor celestial: / nin lobo nin res mala non li podié fer mal, / tornava su ganado sano a su corral» (S. Mill., 8b). Frente a estas reses malas o ‘fieras’ (quizá concretamente ‘zorras’, que el rústico evita llamar por su nombre de mal agüero) había las mansas o buenas, en las que acabó por concretarse la denominación. Nótese la gran frecuencia con que en los textos antiguos aparece res acompañado de un adjetivo: res podrida en J. Ruiz, res morta en el fuero portugués de 1209, res grassa en J. Roig. Este uso es punto menos que general en lo antiguo, y en todo caso sería el primitivo: ‘cosa muerta’, ‘cosa gorda’; luego con el sentido de ‘ser vivo’, que vemos en Sem Tob, que es comunísimo en occitano y catalán antiguos. Para el pastor no habla otra «cosa» importante como las reses, y ellos determinaron el cambio. No hay, pues, dificultades semánticas8.

DERIV.

Resero ‘comprador de reses’, ‘el que las arrea’ arg., boliv.

1 En Cuba res es por antonomasia la vacuna (Ca., 119).―

2 En cat. no parece haber sido nunca de uso general, aunque aparece un par de veces en el valenciano Jaume Roig, h. 1460 («carn de res grassa» v. 10120, «les grasses reses» en rima con trameses, s sonora, v. 13275). Era incompatible con la existencia de res ‘nada’.―

3 Bertoni, ARom. II, 60-61 y 132, admite que del cast. pasaría al sardo logud. rese, arese, arresi (s sonora) ‘raza (de animales)’, ‘zorra’, ‘reptil’. Como muestra M. L. Wagner, ARom. XVI, 509-510, estas últimas acs. resultan de un eufemismo tabuístico, y como la primera se hace dificil de explicar a base del cast. o del lat. RES, cree que no hay relación alguna. La idea de Bertoni por lo menos es dudosa, y si acaso tendría que ser representante autóctono de RS. Es seguro el origen latino, tanto de la voz sarda como de la castellana, M. L. Wagner RF LXIX, 264; en cambio Piel, RF LXX, 136-7, duda, pero con razones que carecen de valor.―

4 No puedo consultar el artículo de A. Paz y Melia en El Averiguador I, 1871, p. 308.―

5 Esta última regla no es absoluta, comp. Tallgren, Homen. a M. P. II, 707, pero si es lo predominante.―

6 Steiger fijándose sólo en el menos fuerte reconoce que la e (y no a) es «inconcebible» en la fonética magrebí, pero sugiere que se trate de una forma tomada del yemení o árabe meridional. ¡Hecho extraordinario! Baist cree que la -s puede explicarse por andalucismo, «gracias al tráfico pecuario de la frontera»; pero el seseo andaluz no existió antes del S. XVI. Neuvonen recurre desesperadamente a un catalanismo: sólo que res ‘cabeza de ganado’ no es catalán.―

7 No hay por qué objetar la conservación del nominativo, tratándose de una voz casi pronominal. El cat. es aún más radical que el cast. en generalizar el acusativo (Déu frente a Dios) y, no obstante, tiene res.―

8 Suelen citarse supuestas formas fonéticas regulares: raza en el Canc. de Baena, pero éste no es ‘res’ ni ‘cabeza’, sino ‘defecto’, y no tiene relación con nuestro vocablo ni con el árabe (V. RAZA); raz ‘cabeza’ en Berganza, pero el glosario de esta colección contiene graves errores, y aun si esto es cierto no interesa para el problema de res, dado el significado. Steiger agrega que en gallego se dice raz; no por cierto: res es lo usual en Galicia (Vall.), raz sólo figura como antiguo en el detestable dicc. de Cuveiro, con el sentido de ‘cabeza’, y es sabido que Cuveiro hinchó su diccionario con toda clase de voces del castellano antiguo, que en este caso tomó de Berganza.