RAZA, probablemente forma semiculta del lat. ratio, -onis, ‘cálculo, cuenta’, en el sentido ya clásico de ‘índole, modalidad, especie’; en castellano debió de tomarse de otro romance (cat., it.), y vino a confundirse con el viejo y castizo raça ‘raleza o defecto en el paño’, ‘defecto, culpa’, de otra etimología.

1.ª doc.: 1438, Corbacho.

Donde se lee: «asy lo verás de cada día en los logares do byvieres, que el bueno e de buena raça todavía [‘siempre’] retrae d’ó viene, e el desaventurado, de vil raça e linaje, por grande que sea e mucho que tenga, nunca retraerá synon a la vileza d’onde desçiende» (cap. 18, ed. Pz. Pastor, p. 60.29). No debía de ser por entonces palabra corriente (quizá por esto agrega Mz. de Toledo el sinónimo linaje), pues falta no sólo en APal. y Nebr., sino todavía en C. de las Casas (1570), quien además traduce el it. razza por «casta, generación», mostrando así que para su sentido lingüístico no era palabra castellana; Percivale (1591) y Oudin (1607 o 1616) lo incluyen ya. En Mz. de Toledo es probable que sea catalanismo individual del autor, que vivió en Barcelona y a menudo muestra influjo catalán y aragonés en su léxico.

En el S. XVI empieza a encontrarse en autores; así aparecería en la Agricultura de G. A. de Herrera1, creo está ya en este sentido en el Tratado de la Jineta (1551) de F. Chacón (cap. 14), y desde luego es de uso común a fines del siglo y principios del siguiente hablando de la limpieza de sangre cristiana, por lo común en sentido negativo: «ningún cuerdo quiere muger con raza de judía ni de marrana» Pineda (1589), Agricultura Cristiana II, xxi, § 14; «alguna raza de confeso» Cervantes, Retablo de las Maravillas (cita s. v. RUMBO); «los niños de pila, los pósitos (que llamamos de la puerta de la iglesia) pueden entrar en los colegios y pretender lo que se da a los que no tienen raza» Fr. P. de Vega; «cada nueva de las que se oyen ha menester más pruebas para ver si tiene raza de mentira, que un pretendiente de colegio para ver si tiene alguna mala raza». Zabaleta, Día de Fiesta.

M. R. Lida (Nueva Rev. de Fil. Hisp. I, 175-7), de quien tomo estas últimas citas, observa atinadamente que en este sentido marcadamente peyorativo hubo de influir el cast. ant. raça ‘defecto, culpa’, voz independiente. El punto de partida de este último vocablo lo define claramente Nebr.: «raça del paño: panni raritas»; se trata en efecto del mismo vocablo que raza de sol ‘luz del sol que entra por una rendija’ («raça del sol: radius solis per rimam» Nebr.), de donde ‘claridad o raleza en un tejido’, y el vocablo viene de *RADIA colectivo de RADIUSrayo’, como ya demostraron M. P. (Festgabe Mussafia, 390-1) y G. de Diego (RFE VI, 124-5)2; de ‘raleza’ se pasó a ‘defecto’, sea en paños («non ay pano sin raça» J. Ruiz 94c), sea en la loza3, sea en los animales4, sea en las personas5, y finalmente ‘culpa, acción culpable’ (J. Ruiz 504c; Berague 374a; Fco. Imperial, Canc. de Baena, n.° 350, 396; pieza anónima en el mismo, n.° 496, v. 16)6.

Cuando penetró en castellano el extranjerismo raza en el sentido biológico o de especie era natural que se contaminara de este matiz peyorativo, tanto más cuanto que ya la aplicación a moros y judíos se prestaba de por sí a lo mismo. Por lo demás, este sentido peyorativo en raza ‘linaje’ no es constante: Mariana habla de que la raza de los hombres con el tiempo puede embastardarse, y Aut. cita el proverbio el can de buena raza si hoy no caza mañana caza. En todo caso tenemos ahí un vocablo interromance cuya etimología no puede ser *RADIA, sólo posible en la fonética castellana7.

Entre los demás romances el vocablo es tardío en francés, sólo desde h. 1500, lo cual ha conducido a creerlo italianismo, y de ahí ha llevado al supuesto general de que en todos los romances procede de Italia8. De hecho es antiguo en italiano, como puso de relieve Angelico Prati, L’It. Dial. XV, 182-3, pues ya en un poema de h. 1300 se lee «un destrier di grande razzo» (en rima con Durazzo), capitano di franca razza ‘de carácter franco’ aparece en el S. XIV (Pucci), y desde entonces es frecuente.

Sin embargo, apenas es menos antiguo en catalán: Auziàs Marc († 1458) lo empleó, y la frase «qui té falcó, ocell o ca de bona rassa», en el Canc. de Zaragoza, corresponderá a principios del S. XV o fines del XIV. Su primera entrada en cast. se hizo sin duda desde Cataluña; en su generalización a fines del S. XVI quizá interviniera además el influjo italiano. Todavía tenemos documentación más antigua en lengua de Oc, pues ahí es frecuente rassa en textos en prosa de la Edad Media; uno de ellos, p. ej., de h. 1240 (Archivos de Narbona); la ac. corriente ahí era ‘liga, confabulación’, ‘componenda’, pero también aparecen los versos «rassa vilana, tafura, / plena d’enjan e d’usura» en un poeta que no parece ser, como se ha asegurado, Bertran de Born, sino Guilhem Magret, que escribía en los últimos años del S. XII y primeros del XIII; el sentido es claro; leyendo el conjunto de la poesía: ha de ser ‘gente’ o a lo sumo ‘reunión de gente’, pues se trata de los villanos o campesinos, a quienes el poeta critica en su conjunto9. Estamos ahí, lo mismo, que en Pucci, ante un antecedente inmediato de la ac. moderna.

Con esta documentación parece muy probable la etimología de Canello, más tarde demostrada por Spitzer (ZRPh. LIII, 300, y sobre todo Essays on Historical Semantics, N. York 1948, 147-169) y Angelico Prati: lat. ratio, -onis. La conservación del nominativo, y también el tratamiento de -ti- en oc. y cat., prueban que se trata de un semicultismo, con la evolución que vemos en vocablos como fr. ant. générace ‘generación’, dédicace, it. dial. nagia ‘nación’, cat. pàssia o passa ‘epidemia’ (< passio), cast. andancio, -ancia, port. andaço ADNATIO, judesp. generacio, etc.; la forma razzo del poema de 1300 confirma elocuentemente esta suposición. La evolución semántica se comprende fácilmente partiendo de la ac. clásica ‘naturaleza, especie’, ‘modalidad’, que ya tiene ratio en los clásicos (judicia, quorum ratio duplex est y propter rationem Gallici belli en Cicerón, p. ej.), y que alcanzó gran predicamento en los filósofos cristianos, desde S. Agustín a S. Tomás de Aquino, como prolongación de la idea platónica, según demostró detenidamente Spitzer. De ‘especie’ era fácil pasar a ‘raza’; análogamente, como puede verse en Prati, ragione se empleó en it. ant. y hoy en Venecia con el sentido de ‘raza, origen, calidad’. Por otra parte, es probable que el origen semántico de nuestro vocablo sea múltiple, pues es convincente la idea de Jud (VRom. VI, 373-4) de relacionar con la ac. latina ‘intereses de dinero’ el sentido occitano antiguo de ‘confabulación’, ‘liga de particulares contra el interés público’, también documentada en las Leyes Genovesas de 1383 («quod nullam juram, rasam, promissionem... inter se vel inter alios faciant»).

Hoy podemos dar por descartadas las demás etimologías. Que saliera de generatio, pasando por el belunés naraccia, -assia (S. XVI) «razza, genìa» (de ahí una narazza > una razza), tal como había sugerido Salvioni (AGI XVI, 313-4; Rom. XXXI, 287), y aceptado M-L. (no sin vacilaciones: ZRPh. XXXII, 495-6; REW, s. v.), era idea ingeniosa, pero forzada, y que no se compagina con la temprana aparición de la misma forma en otros romances. La etimología de Baist (ZRPh. XIV, 224; RF IV, 415), sugerida quizá por López Tamarid10 y también por el error de los glosarios de Baena y Stúñiga, tiene poco fundamento semántico y menos fonético: del ár. ra’s ‘cabeza’, que algunas veces llega a significar ‘fuente, manantial, lugar de procedencia’, no se podía llegar a otra cosa que *raz o quizá *rez, pero no se justificaría la terminación femenina; además esto se concilia mal con la aparición tardía en cast. y temprana en el Sur de Francia. En cuanto a la idea de Gröber (ZRPh. XI, 557-8) de partir del eslavo raz propiamente ‘golpe’, ‘señal’, que en checo tiene el sentido de ‘impronta’ y ‘carácter, raza’ (derivado de raziti ‘herir, golpear’) se la sugirió al autor su creencia falsa de que en romance el vocablo era ajeno a la Edad Media; ahora podemos echarla ya en olvido, lo mismo que otras que ni vale la pena mencionar; V. además Terracini, NRFH V, 429. La más defendible era todavía la de Diez (Wb., 265) y Gamillscheg (EWFS, s. v.) de derivar el it. razza de un longob. *raiza (a. alem. ant. reiza ‘línea, raya’)11; entonces sería forzoso creer que el punto de origen único fuese Italia, lo cual es difícil en vista de la antigüedad en lengua de Oc12.

No parece que Wartburg aporte cosas nuevas en su artículo, RLiR XXIV, 286-7, aunque valdrá la pena examinarlo más a fondo.

DERIV.

Racial (calificado de barbarismo por Cotarelo, BRAE 1925, pp. 556-8)13.

Derivados de raza ‘rayo de luz’, ‘defecto en un tejido’: razado; rázago [Aut.] ‘harpillera’ (para el sufijo V. el artículo arriba citado de M. P.); razar ant. ‘borrar’ (?); berc. razada ‘llovizna’ (G. Rey).

1 «Castas, razas o variedades de plantas», cita del DHist. II, 840b, según la ed. de 1818, pero el vocabulario y estilo de este trozo me hace dudar mucho de que pertenezca a la ed. original de 1513.―

2 A pesar de las dudas de Spitzer (Hisp. R. X, 64-66), a quien por lo visto pasó inadvertido que el tratamiento -D?- > -ç- es normal en cast.-port. (para esto y para la cualidad de la ç, vid. Espinosa, Arc. Dial., 40). La que no es posible fonéticamente es su etimología *RADITARE para el cat. rautar (habría dado *ratar o a lo sumo *raudar), en la cual funda un inverosímil *RADITIARE. Es superfluo. Para raza ‘ráfaga de sol’ en Cespedosa, RFE XV, 153; para el barrosƟo raça íd., RL XXXVII, 311, 313; para Miranda de Duero, Leite de V., Est. de Philol. Mir. II, 24-25.―

3 «Ignia son las raças que salen en las vasijas de tierra» APal. 203b.―

4 ‘Grieta’ en el L. de los Cavallos (S. XIII), 39.15.―

5 «Si por encobrir tus raças / yerros de otros profaças, / quando vieres lo que traças / llorarás» Pedro de Berague (no es Veragüe ni Beragüe), Tratado de la Dotrina, Rivad. LVII, 376b.―

6 No existe la voz rasa ‘cabeza’ que en estos ejs. vieron los editores de los Canc. de Baena y Stúñiga, desorientados por la falsa etimología árabe ra’s, que de ellos pasó a Dozy y a Eguílaz.―

7 Del cast. raça ‘defeco’ estará tomada la palabra que leemos en la Farmacología Catalana de Klagenfurt: «engüent per a quarter o raça de peus de cavalls o per a fer mudar les ungles ivaçosament», AORBB III, 252. De todos modos hay otros homónimos en cat., que estudiaré en el dicc. de este idioma. Quizá acierte Spitzer al admitir que el rassa del trovador G. Riquier esté bajo la influencia del raça RADIA castellano.―

8 Como asegura, p. ej., Sainéan, ZRPh. XXX, 567; Sources Indig. I, 152. Ahí se trata de reivindicar la antigua etimología RADIX, de imposibilidad evidente.―

9 Stimming, Bertran von Born, 2.ª ed., p. 146, comp. pp. 48-49.―

10 Que ya en el S. XVI buscaba un origen árabe, definiendo «cepa o raíz», vid. Mayans, Oríg. II, 253.―

11 Según Sainéan el abr. razzà o arrazzà vale «alignare delle piante». Una de tantas coincidencias.―

12 Señalo algún pormenor no carente de interés. El cat. enrassar es ‘juntar artículos de valor diferente vendiéndolos a un precio promedial’ (taps enrassats). Comp. el colomb. enrazar ‘cruzar animales’, ‘mezclar personas de raza diversa’, enrazado ‘mestizo’ (Sundheim). El it. jergal rascia, documentado en 1598, designaba cada una de las clases de mendigos (los que hacen de leproso, de mudo, etc.), RF XXXIV, 664. Es notable que los sefardíes de Marruecos pronuncien raza con z sonora (BRAE XIII, 232).―

13 El it. raziale aparece en el año 1900, y seguramente se tomó del ingl. racial (Migliorini, Cos’è un Dizionario 84), de donde vendrá también en castellano.