RECIO, origen incierto; aunque recio y el port. rijo sólo corresponden al lat. RէGէDUS por el sentido, no fonéticamente, sin embargo es probable que estén relacionados con esta palabra latina; pero como sería difícil explicar en latín una alteración de la misma en *RէCէDUS, lo más fácil es que primero se dijese *regio, como forma semiculta, y que éste se cambiara en recio por influjo del antiguo refacio ‘airado, amenazador’.
1.ª doc.: rezio, orígenes (Setenario, p. 8.25; Calila, etc.); el derivado arreziado ya está en el Cid.
En la Edad Media se escribe con -z- sonora casi constantemente: además de los testimonios unánimes arriba citados y de otros que agrega Ford (Old Sp. Sibilants, pp. 12-13) de la Estoria del Rey Anemur (S. XIV), lo prueba así la pronunciación moderna de Cáceres (Espinosa, Arc. Dial., 104) y del judeoespañol (Subak, ZRPh. XXX, 152; rezzio, Benoliel, BRAE XIII, 524). Sólo hay unos pocos casos de reçio en el Libro de la Caza de D. Juan Manuel y en J. Ruiz1, que se deberán mirar como debidos a la influencia de arreçido, que es de origen diferente y tenía ç.
Cuando Cabrera, a princ. S. XIX, propuso para recio la etimología RէGէDUS, con los conocimientos de aquel tiempo nadie se dió cuenta de la dificultad; pero ya Diez no pudo reprimir sus escrúpulos fonéticos, y sus seguidores han sido unánimes en subrayar el obstáculo: en efecto, la GI sólo se convierte en z tras consonante, pero en RէGէDUS el resultado habría debido ser primero *réyeo, después *rey(i)o y *reo. Como además recio ha significado siempre algo diferente de RIGIDUS ―aunque sea fácil hallar un nexo semántico entre las dos ideas―, la coincidencia entre el alejamiento semántico y el fonético conduce a dudar del todo de esta etimología: bien podría ser que recio viniera de una palabra sin relación alguna con RIGIDUS.
Pero de hecho no se encuentra otra etimología y la terminación -io, encontrándose tras z, postula claramente una base en -էDUS. Por otra parte el port. rijo tiene precisamente el mismo sentido que recio, y en este caso nadie ha dudado del étimo RIGIDUS. A pesar de que, contra las apariencias, las dificultades para el port. son tan graves como para el castellano, como ya observó Cornu (GGr., § 219): también en Portugal se perdió la GI intervocálica, o a lo sumo quedó como i (correia, s(a)eta, lenda, velar, irmão, etc.), y el paralelo FRզGէDUS > port. frio nos muestra que el resultado de RIGIDUS tampoco podía ser rijo en portugués; por el contrario, sujo, como respuesta al cast. ant. suzio SUCIDUS, demuestra que rijo ha de salir del antiguo rízio2, y así postula una base con -C- igual que el cast. M-L. (R. G. I, §§ 524 y 531) indicó la necesidad de postular una base *RE.CէDUS, que podría apoyarse en el alb. reྃethe; las formas reales son ࿉ཙྃedzem ‘tiemblo de frío’ y ࿉ཙྃedze-te ‘escalofríos’, a los cuales por lo visto suponía M-L. el sentido etimológico ‘yerto o rígido de frío’, pero en realidad parece que esta palabra albanesa nada tiene que ver con el latín3.
Más cerca del cast., y quizá con mayor fundamento, indicó A. Horning (BhZRPh. LXV, 190) que el fr. de los Vosgos rēȳšt, rēȳ, rèychte, raite, «côte rapide»4 postulan fonéticamente una base RԵCIDUS, y Jud a este propósito (Litbl. XXXIV, 249) recordó oportunamente la forma castellana y el fr. ant. enresde «violent, furieux»5.
Volviendo al problema de recio, la realidad de la relación con RIGIDUS puede apoyarse fuertemente en el cat. ant. règeu, cuya correspondencia fonética con aquella voz latina es irreprochable y evidente, y que sin embargo tenía exactamente el mismo valor y usos que recio, incluyendo el empleo adverbial con el valor de ‘duro, reciamente, enérgicamente’: «cridaren: -¡Aragó! ¡Aragó! E llavors aquell nom escalfà’ls tots, e van tant règeu ferir que açò fo la major maravella del món» (Muntaner, cap. 192; íd. N. Cl. VII, 125.19; règou, doc. tortosino de princ. S. XIII, Congr. Ll. Cat., 526)6; igualmente oc. ant. rege, regeza, y un régeo y régeamente aparecen con los mismos sentidos en el gallego de la Crónica Troyana7; el propio fr. roide o raide tiene acs. muy semejantes a la cast.-port. No hay duda, pues, de que el sentido de RIGIDUS evolucionó en romance hasta hacerse sinónimo de ‘recio’. Mas por otra parte la dificultad fonética cast.-port. es de las que no tienen escape. No es posible admitir una base *RISCIDUS como la que propuso Schuchardt (ZRPh. XXXIX, 722), debida a un cruce de RIGIDUS con el alem. ant. risch, resch, risk, entre otras razones porque SC no explicaría ni la -z- del cast. ant. ni la -j- portuguesa. Una solución ingeniosa propuso Spitzer (BDC XI, 134), quizá insinuada ya por G. de Diego (Contrib., § 516): recio sería una alteración de RIGIDUS por contaminación del adjetivo verbal ant. y dial. arrecido ‘aterido de frío’, documentado desde J. Ruiz hasta los clásicos (DHist., s. v. arrecir, infinitivo que apenas existe) y hoy bien vivo todavía en Andalucía, Extremadura y otras partes: arrecido corresponde a un verbo *arreeçer, que sale regularmente de RIGESCERE ‘quedarse yerto’ o *ARRIGESCERE, de donde en gall. arrecerse ‘resfriarse, entumecerse’; aquí la G cayó regularmente y la ç procede del grupo latino -SC-, pero a su vez arrecerse podía actuar sobre el supuesto *réyeo de RIGIDUS convirtiéndolo en recio. Que el contacto entre recio y arrecido se produjo, en efecto, lo prueba, en sentido contrario, la pronunciación de este último con sonora en Cáceres, en G. de Segovia (p. 83) y aun en uno de los pasajes de Juan Ruiz; pero como indicó Espinosa (l. c.) es forzoso abandonar la explicación de Spitzer por muy seductora que parezca (y aunque la consagrara M-L. en REW3, 7312a), en vista de la -z- sonora del cast. ant. rezio (y también de la j port.), que de ninguna manera corresponden a -SC-.
Si la -z- sonora no constituyese reparo decisivo, la explicación antigua de Spitzer a base de RIGESCERE sería excelente, pero realmente es decisivo. Con cambiar esta explicación por un influjo de lacio (mucho menos natural y que choca exactamente con el mismo reparo), como sugiere ahora Spitzer en MLN, LXXII, 1957, 589, nada ganamos y perdemos bastante. Sus objeciones contra mi explicación no tienen fuerza: el parecido semántico y fonético con refazio era bastante, aunque fuese incompleto, para justificar tan leve alteración del vocablo.
El problema queda, pues, en pie, y habremos de contentarnos admitiendo que por alguna causa el latín vulgar hispánico alteró RIGIDUS en *RICIDUS o *RECIDUS. Acaso se trate de una especie de analogía de ARRECTUS, ERECTUS, ‘tieso’, que el latín vulgar debía percibir como participios de RIGERE (ARR-, ER-), como puede sospecharse por los datos anotados por G. de Diego y Ernout-M.; recuérdese, por ej., que el cat. traure y el port. trougue postulan una base *TRACĔRE en vez de TRAHERE (a causa del participio TRACTUS), y que el fr y oc. faire y traire parecen corresponder a *FAGERE y *TRAGERE (causados por AGERE: ACTUS, frente a FACERE: FACTUS, TRAHERE: TRACTUS). También cabría aprovechar hasta cierto punto la idea de Subak (l. c.), quien había pensado en explicar rezio por un *RECIDUS, creado por el latín vulgar en vez de RECENS, -TIS, a causa de la frecuente existencia de parejas como rigens-rigidus, pallens-pallidus, lucens-lucidus, sapiens-sapidus, etc.; esta idea no es imposible, puesto que RECENS, además de ‘reciente’, valía en latín ‘joven, nuevo’, ‘fresco’, y hablando de tropas frescas ‘descansado, ágil’, todo lo cual está bastante cerca de la idea de ‘recio, robusto, fuerte’ (no menos que lo está RIGIDUS en todo caso)8. Pero antes de crear totalmente esta voz hipotética *RECIDUS, quizá sea preferible admitir que la aproximación semántica que en el romance arcaico se produjo entre RIGIDUS (> cat. règeu ‘recio’) y RECENS determinó una confusión de las dos palabras, que condujera a la creación del necesario *RECէDUS; tanto más fácilmente cuanto que el latín vulgar empleaba un analógico *RECES, *RECEM, si hemos de juzgar por el rum. rece y recoare9. Lausberg, ASNSL CXCIV, 371, insiste en el cruce con RECENS, fundándose de nuevo en el rum. rece.
A pesar de los esfuerzos que he hecho para hallar pruebas de la antigüedad de la supuesta alteración *RICIDUS o *RECIDUS, es preciso reconocer que ninguna de ellas es satisfactoria. Por otra parte, es evidente que un texto tan conservador como la Crónica Troyana en gallego vacila entre régeo y rézeo, como si fuesen dos variantes en lucha, y por lo tanto la segunda fuese una creación todavía reciente; compárese, si no: «et aly se ajuntaron entre anbas las partes de consun moy bravamente, feríndosse muy rrégeo» (212.21) con «Palameus foy hun rrey de alende de hun rrio a que diñen Justarus; et foy muy rrézeo en esta gerra» (319.1), y «se os ferirmos moy rregeament fazerlles emos leixar o canpo» (218.13) con «vaamoslos ferir rrezeament» (210.10). En vista de ello será preferible mirar el gall. ant. régeo como un representante (popular o semiculto) de RIGIDUS, que se alteró en rezio por contaminación del sinónimo refazio (REACIO). Esta misma explicación vale para el cast. Los sentidos de rezio y de refazio eran tan semejantes, y aun iguales, que podían emplearse el uno por el otro. Así en Alex. 522b, el autor (según muestran la rima y el ms. P) escribió «semejavan entrambos pecados maleditos, / que estavan refazios uno contr’otro fitos», pero O alteró cambiándolo en rezios.
DERIV.
Recial [Acad. S. XIX]. Reciedumbre [S. XVI, Sta. Teresa, Aut.]. Reciura [Nebr.; S. XVI, Aut.] o rezura [Aut.]. Arreciar [-ado, Cid, V. arriba]. Arrecido, -ir (V. arriba). El cultismo rígido ya está en D. de Burgos, med. S. XV (C. C. Smith, BHisp. LXI), Lope; rigidez; rigente poético, participio de rigēre ‘ser o estar rígido’. Rigor [1433, Villena (C. C. Smith); APal. «el rigor del frío», 485b, tomado de rĭgor, -ōris; rigorismo, rigorista; riguroso [Corbacho (C. C. Smith); APal. 462b], cuya -u- se explica por analogía del más popular caluroso, que en realidad deriva del arcaico calura, aunque parezca venir de calor; rigurosidad [-gor-, APal. 6d].
De derivados populares de RէGOR (-RIRE, -RARE) salen el cat. central arroulir-se ‘encogerse, engurruñirse, especialmente por frío’ y cat. occid. enreular-se ‘quedarse aterido’, ambos con -reur- (< -regor-) disimilado (como indiqué en BDC XIX, 23 s.), y extendiéndose a muchas hablas occitanas. En gallego-portugués vemos descendencia de un RէGOR-ICIU paralelo, si bien aquí la disimilación de las R-R condujo a la reducción de -gr- a -r-: gall. dial. arreguizo «frío» (así en el Sil medio, P. Sobreira, DAcG.), ‘estremecimiento’ en la zona central, y arreguizarse ‘estremecerse’ junto a Pontevedra (Crespo P.), «sente arreguizos de medo» «con arreguizos e persinándose», Castelao 224.17, 286.24; minhoto (ar)reguiço «individuo achacado, raquítico» (Fig.).
1 185c y 193c, pasajes donde sólo disponemos de S; en el último rima con neçio, preçio, pero es sabido que las rimas de Juan Ruiz pecan de imprecisas: en dicha copla el último verso termina en quedo. Luego no nos consta cómo pronunciaba el poeta.― ↩
2 Rízio está en la Crónica dos Frades Menores (S. XIII), II, 24; rézio allí mismo II, 255. En otros textos arcaicos gallego-portugueses encontramos ya rigo (léase rijo) y rigamente, en los Padres de Mérida (h. 1400), RL XXVII, 67; en las Cantigas es frecuentísima la locución adverbial de rijo ‘con vehemencia’ (8.6, 25.15, 28.5, 59.10, 77.7 y passim); en la Demanda do Santo Graal, rígio, rijo y también rixo, que no es la única forma agallegada que Magne ha señalado en ese texto Cornu menciona un port. ant. riijo, rijia; en el REW figura un port. ant. reijo, que me es desconocido, y creo no es más que una errata en lugar del riijo de Cornu. Pero el port. ant. rezio arriba citado no carece de huellas en tierras gallegas: «outo, rexo, pensatible» Castelao 112.17.― ↩
3 La forma del dialecto guego nསedzem ‘tiemblo de frío’ parece indicar que el étimo empezaba con N-, según indicó G. Meyer, Etym. Wb. d. Alb. Spr., p. 373, y aceptó posteriormente el propio M-L. (Litbl. XXII, 297). Por lo demás, la terminación dze tampoco corresponde, si no me engaño, a la lat. -DUS.― ↩
4 Bloch, Dict. Fr.-Patois des Vosges Méridionnales, s. v. pente raide, sólo trae las formas rõ, ro rã, que quizá tengan otro origen.― ↩
5 Ya M-L., R. G. I, § 531, había dicho lo mismo del fr. ant. redde, pues en efecto la s sonora en fin de sílaba aparece convertida en d en muchas hablas del fr. ant. De todos modos, es dudoso que estas antiguas formas francesas, que significan ‘terco’, ‘inflexible’ etc., demuestren la existencia de una s < CI, dada la complejidad de la fonética del fr. ant. Como probó Spitzer (ARom. XI, 393), el étimo no es un *INREPIDUS como se había supuesto, sino una forma de RIGIDUS. Enresde sale varias veces en Gautier de Coincy y en el Roman de Troie, luego es forma bastante arcaica, pero es sabido que ante sonora la s se debilitó y dejó de pronunciarse ya en el S. XII y quizá en el XI; hay también la grafía enrede y errede (¿no será HERETICUS?) en otros textos bastante antiguos (vid. Tobler-L.); por otra parte, está claro por el prefijo en- que enresde está bajo la influencia y aun debe mirarse como postverbal del verbo enredir: ¿no podría deber a éste su falta de diptongo? En cuanto a la forma rēȳšt de la arcaica habla vosguense de La Baroche, ya es más probatoria, pero aun ahí podríamos irnaginar que la š sea secundaria y debida al influjo del sinónimo roiste ‘empinado’ (= oc. raust). En una palabra, sólo un estudio muy atento por parte de un especialista de los dialectos orientales franceses podrá calibrar exactamente el valor de estas formas para el problema iberorromance. Por ahora debemos sentirnos escépticos.― ↩
6 El adverbio règeament en Lulio, Doctrina Pueril, p. 23; Amic e Melis, p. 131; Fill de Contastí, p. 77.― ↩
7 Este dato, que G. de Diego sacó del glosario de la ed. de Mz. Salazar, me lo confirma mi alumno Kelvin Parker, que tiene cotejado el texto con el ms. (212.20, 212.21, 319.1; regeament 196.14, 218.13, 222.35). También está ahí la variante rrézeo y rrezeament (282.16, 210.10). No son admisibles, en cambio, las demás formas gallegas que a propósito de recio aduce G. de Diego (Contrib. § 517). El gall. rijo ‘propensión a lo sensual’, grafía errónea de Vall. en vez de rixo, va con el cast. ant. rixoso ‘apasionado’, port. rixa, y por lo tanto tiene -X- o -SS?- etimológica (vid. RIJA); rejo ‘robusto’ es el ast. rexo ‘fuerza, impulso, resistencia’ (R), y es el rejo que sale con este sentido un par de veces en el Quijote y también en otros textos castellanos (Fcha.), quizá vaya con el port. relho indicado por Cornu (GGr. I, § 139), aunque no es posible su etimología RIGIDULUS, pero no creo que haya relación con recio. V. REJA I.― ↩
8 El rum. rece ‘frío’, recoare ‘frescor’, procedentes del nominativo RECE(N)S; muestran otro punto de contacto con la familia de RIGIDUS, pues, como observó Schuchardt (Roman. Etym. I, 20), la evolución hacia ‘frío, helado’ recuerda las glosas antiguas donde se equipara rigidus a frigidus (por la rigidez de la muerte).― ↩
9 Queda un pormenor de cierta importancia. ¿Habremos de partir de una E abierta o cerrada? Desde el punto de vista castellano, lo primero no parece aceptable, pues habría habido primero diptongación *riézedo, luego seguramente reducido a *rizio, como TĔPէDUS > *tiebedo > tibio. Sin embargo, la E primera de RECENS era breve; esta consideración es una prueba más de que recio no tiene relación con RECENS. En cuanto a la afirmación de M-L. de que un RE.CէDUS habría debido dar *rizio por metafonía, es discutible, y de todos modos nos metería en un callejón sin salida (dada la imposibilidad de RԵCIDUS). La acción de la metafonía es sutil y compleja: el port. rijo se opone a la e del cast. recio, como el cat. nici está frente al cast. necio, y por otra parte tenemos cast. nidio contra el port. nêdio, cast. lisiar frente a port. aleijar, etc. Más que actitudes discrepantes de los varios romances, debe de haber ahí reacciones analógicas de formas inacentuadas sobre las acentuadas y viceversa. Si rezio no pasó a rizio, como en port., quizá se deba justamente al encuentro con arrecido, que según hemos visto tuvo realidad indudable, aunque no pueda explicar la -z-. Nótese que el rum. rece parece postular RE.CE con e cerrada, así que el cruce con RIGIDUS podría haber sido recíproco. ↩