RAQUETA, del fr. raquette íd., antiguamente ‘palma de la mano’, y éste del ár. râɅa, que tiene este último sentido.
Falta todavía en C. de las Casas y en Percivale, pero ya está en Covarr.; Cej. V, § 41. En francés, en el sentido moderno, aparece ya en el S. XV (Coquillart), y en el antiguo a princ. S. XIV (Mondeville). El it.
racchetta, que sólo se cita en el sentido moderno, aparece desde principio del XVII por lo menos (Galileo, Buonarroti), pero es probable que sea muy anterior; comp. la variante
lacchetta, que parece indicar trasmisión directa del árabe. En cast. no hay indicio de que sea voz antigua. Está fuera de dudas que entró en romance como arabismo culto de Anatomía, y el país de entrada en Europa hubo de ser Francia, según parece indicar la documentación disponible, o bien Italia, donde había la Escuela Médica de Salerno, que introdujo tanta terminología arábiga; sólo en estos países, no en Castilla, es posible la trascripción de
Ʌ por
k romance. En cuanto a la terminación
-eta, no es imposible que se trate de una adaptación romance de la forma árabe
râɅat, sea en una pronunciación culta y artificial del árabe, sea por el uso de la misma en el estado constructo, sobre todo si era habitual en árabe decir
râɅat al-yad ‘palma de la mano’, como puede sospecharse en vista del uso hispánico de
râɅat al-qádam [S. XI, glos. de Leyden], propiamente ‘palma del pie’
1 (‘planta del pie’); pero esta opinión sugerida por Wartburg (en Bloch, 2.ª ed.) es insegura, ya que una pronunciación
râɅe (o el constructo
râɅet) sólo tiene extensión local y moderna en árabe vulgar
2; hay que contar, por lo tanto, con la posibilidad de un diminutivo romance. Para esta etimología, vid. Devic, s. v.; Sainéan,
La Langue de Rabelais I, 23;
Sources Indig. II, 405; y comp.
NUCA.