RAGUA, ‘remate superior de la caña de azúcar’ del árabe ġwa ‘espuma’, ‘esponja’, por ser esponjoso el tejido de la caña de azúcar; en el sentido de ‘calcinación del mineral de hierro antes de echarlo en la fragua’ es palabra diferente, tomada probablemente del vco. arrago(a), que parece resultar quizá de una adaptación del cast. fragua a la fonética de este idioma.

1.ª doc.: en la 1.ª ac. 1601, Fr. del Rosal (según Eguílaz, 478); Acad. 1925, no 1884. En la 2.ª ac. 1765-83.

Hoy se emplea en Andalucía, y quizá en Canarias, con la primera de las acs. definidas, pues en este sentido lo recogen Zerolo, Toro Gisbert (RH XLIX, 565) y A. Venceslada, y Fr. del Rosal era cordobés. Además el vizcaíno Terr. nos inform. de que ragua es «hoyo inmediato a la Herrería a modo de calera, para echar la vena y fundir el hierro», lo cual en vasco se diría arragua; agrega que raguar es ‘cocer esta vena’. G. Rey anota en el Bierzo «raguar v. tr. calcinación del mineral de hierro, al aire libre, antes de echarlo en la fragua».

Tiene razón Michelena, BSVAP XII, 1956, 371, cuando observa que se dan en realidad dos homónimos de origen distinto, el arabismo andaluz y la palabra vasca (propagada al Bierzo). Ragua ‘hoyo para echar la vena y fundir el hierro’ se tomaría del vasco arrago(a) «crisol, cavidad que en la parte inferior de los hornos sirve para fundir el mineral»; como en un texto poco posterior a 1580, referente a Guipúzcoa, arragoya viene definido como «puesto donde se labra el hierro», parecería claro que esto sea una vasquización antigua del cast. fragua (tal como arraga ‘fresa’ viene de FRAGA). De este ragua deriva el verbo raguar, del cual será postverbal castellano ragua en el sentido de ‘calcinación del mineral de hierro antes de echarlo a la fragua’. Lo que viene a enredar algo el problema del origen de la palabra vasca es el vasco vizc. agoe «goa, masa de hierro fundido», en francés gueuse, según Azkue, y el labortano Pouvreau traduce hagoa «fourneau de ferrerie», lo cual conduce después a Michelena, en carta que me envía, a preguntarse si más bien que ante un representante de fragua no estamos ahí ante un compuesto vasco. El asunto es intrincado y oscuro, y depende en parte de esos fr. gueuse y cast. goa empleados por Azkue, cuya historia no me es posible ahora investigar. También cabría imaginar que el postverbal ragua, pronunciado arragoa por los eusqueras, y tomando el sentido de ‘hierro calcinado’, pudo ser interpretado falsamente como un compuesto de arri (pensando en la piedra de cal empleada en la operación) y que de ahí se dedujera el vasco vizc. agoe (> cast. l’agoa > la goa); entonces la definición de Pouvreau se debería a una confusión de agoe con arragoa; Pero hemos de dejar que los vascólogos desenreden esta madeja, en la cual es probable que un forastero no haga más que enredarse a sí mismo1.

Creo que tienen razón Rosal y Eguílaz al derivar el vocablo andaluz del ár. ġwa, que vale propiamente «spuma lactis» (?auharí, Qamûs), «pellicula in lacte natans» (Maidaní, Freytag) y que además vale «espuma de salitre» y «burbuja del agua» según PAlc., ‘piedra pómez’ (Qamûs, BoqȚor) y ‘esponja’ (Abenbeclarix, Abenalbéitar: Dozy, Suppl. I, 539a).

DERIV.

Raguar (V. arriba).

1 También podríamos intentar enlazar con esto el vasco vizc., guip., lab. y a. nav. arotz, b. nav. harotz que es ‘herrero’, ‘martillador de ferrería’ y ‘herrador’ en sul., b. nav. y muchas localidades de los demás dialectos, salvo el vizcaíno, y que en éste, y parte del lab. y guip., es ‘ebanista’ o ‘carpintero’, acepción en la cual ya aparece en los Refrs. vizc. de 1596 (aunque también traen gabi-arotz ‘macero de herrería’); ontsi-arotz ‘calafate’ (con ontsi ‘navío’) en la costa vizcaína (Supl. a Azkue2); hay variante agotz ‘herrero’ en Lakuntza (S. de Navarra, Supl. a Azkue2; de etimología enteramente desconocida, sin ninguna conjetura seria (Tovar, DEtVco.). Un término así de civilización parece difícil que sea aborigen, tanto más cuanto que es tan propio de las ferrerías vascas, cuya terminología es en gran parte de origen romance y que no creo que sean herencia de nada paleovasco. Recordando el empleo de los plurales de oficios romanos que ejemplifica la toponimia (cat. Copons CAUPONES, Fellines FIGULINAS, Ollers, Ferrers, etc.) me pregunto si no se trata del lat. FABROS con -s > tz (cf. gorputz CORPUS), sea disimilado de *fabrotz, sea por *FRABOS > (h)ara(b)otz (entonces la variante a. nav. agotz saldría de *a(r)a-otz, con -g- antihiática; cf. (h)aroztegi ronc., sul., b. nav. y lab. ‘forge, fragua’).