QUIZÁ, reducción del antiguo quiçab y quiçabe, que es alteración de qui sabe ‘quién sabe’.
1.ª doc.: quiçab, Cid, 2500.
Quiçab está compuesto de los antiguos qui ‘quien’ (lat. QUզ; vid. mi artículo QUE) y sab ‘sabe’. El origen verbal se reconoce todavía por la construcción con subordinación, que puede observarse en varios textos medievales y aún más tarde: «quiçá amigo si te sabré dar rrespuesta», Bocados de Oro (ed. Knust, p. 74), «quiçabe (var. quiçá) si querrá coger en él al que fuere cargado», Flores de Filosofía (pp. 18-19), «pensando estoy: quiçá si piensa en mí», Boscán (canción Claros y Frescos Ríos..., donde quizá sea catalanismo qui sap si pensa...), «pues agora veamos a quáles mirarán más... quiçá si piensan que non somos para plaça», Corbacho (II, cap. xvii)3; esto se conserva hasta hoy en la lengua arcaica de los romances ) populares, según muestran varios recogidos en la Arg.4.
En cuanto a las dos formas quizá y quizás, ésta es mucho más tardía, y tiene -s adverbial agregada: véase una copiosa estadística de ambas en una cincuentena de autores clásicos y algunos medievales, publicada en RABM 1875, 28: según esos datos, quizás no aparece hasta fines del S. XVI, en Sta. Teresa (a excepción de un ej. aislado y no fidedigno en el Libro de los Gatos), y es evidente que los clásicos la consideraban forma vulgar, resabio que todavía no ha perdido completamente5.
Desde antiguo ha venido preocupando la explicación de la ç irregular del cast. y port. quiçá. Se han ideado muchas explicaciones, ninguna de las cuales es aceptable6. Baist, GGr. I2, p. 898, supone una pronunciación andaluza: idea indefendible tratándose de una forma que es general desde el S. XII. Hanssen, Gram. § 18.8, supone cruce o de QUI SAPIT con QUI SCIT, lo cual nadie puede tomar en serio, puesto que no hay restos de SCIRE en ningún romance ibérico ni gálico. Decir con M. P., Manual, § 72.2, que hay un caso de la famosa «equivalencia acústica», en realidad es renunciar a toda explicación para refugiarse en lo arbitrario. Que se deba, como cree Zauner (Litbl. XXXII, 408), a un hipotético quiençabe, en el cual a su vez se explicaría por una dental de transición intercalada entre la dental n y la s de sabe, no puede aceptarse, pues este fenómeno contradice el sistema fonético español7. Morf (ASNSL CXXV, 270) y Leite de V. (Lições de Filol. Port., p. 359) pensaron en una combinación de la -D con la S- (a la manera de GUNDISALVUS > Gonçalo) en un étimo QUID SAPIS (Morf) o QUID SAPIT (Leite): esto último es muy difícil de concebir semánticamente, pues ‘qué sabe’ no es combinación apta para tomar el sentido de ‘tal vez’; sí lo sería el QUէD SAPIS de Morf (tuteo con valor impersonal), quien supone que de ahí saliera quizás, y de QUզ SAPIT > quizá: entonces, como aclara Ebeling (ASNSL CXXIX, 214), el resultado fonético respectivo habría sido *queçás y *quisá, y de un cruce de ambos saldrían quiçás y quiçá. Como puede apreciarse, esto es muy complicado e hipotético, pero además choca con dos insuperables obstáculos fonéticos: ante -S final nunca se han apocopado las ee en cast., de suerte que el único resultado posible de QUID SAPIS habría sido *queçabes, y el resultado assaz, assí, assentar, etc., de las combinaciones de AD con otras palabras prueba que esta -D no operaba sobre una S- siguiente; recuérdese además que quizás es forma muy tardía y secundaria, y por lo tanto es temerario explicarla de esta manera8.
Si tratamos de encontrar una explicación más razonable, quizá podamos atender a la variante çouberon por ‘supieron’ que aparece en las Cantigas de Alf. X (ed. Valmar, 386); sin embargo, es forma demasiado aislada para que podamos prestarle mucha atención: habría que comprobarla mejor en los mss., y aun si es exacta, lo probable es que deba mirarse como debida precisamente al influjo de quiçab. Tal vez, en cambio, indique una pista practicable Ford (Old Spanish Readings, ed. 1911, p. 79; con aplauso de Marden, MLN XXVII, 121, y Fouché, RH LXXVII, 154) al sugerir una construcción con dativo ético QUI TE SAPIT ‘quién te sabe si...’. Sin embargo, nótese que dativos de interés con este carácter no se encuentran más que en gallego (donde quen che sabe sería natural), y nunca parecen haber existido en otros romances. Yo modificaría la idea en qui se sabe > qui·s sab, con un dativo ético de tercera persona, muy natural en un idioma dónde tan frecuente y castizo ha sido decir lo que yo me sé, lo que él se sabe, saberse de memoria, ayan poder de fazer dello lo que·s quisieren (doc. de Toledo, a. 1207, M. P., D. L. 267.30), etc. La pronunciación hipertensa de las dos ss consecutivas había de mudarse casi forzosamente en la africada ç. Sabido es que este fenómeno tiene carácter normal y general en el dialecto balear de la lengua catalana: ningún mallorquín es capaz de decir, ni siquiera hablando en castellano, grupos como las señoras, unas santas, más sabio, etc., sin pronunciar la tseñoras, una tsantas y cosas por el estilo. Esto es hoy desconocido en el resto del territorio lingüístico catalán, pero en la Edad Media hubo de ser general en toda esta amplia zona, pues sólo así puede explicarse la conjunción concesiva del cat. antiguo jatsia que ‘aunque’, que también contiene un dativo ético ja·s sia ‘ya se sea’: la prueba es que, cuando se construye ¡ en una oración de pasado, en lugar de jatsia encontramos ja·s fos9. Ahí tenemos una prueba irrefutable de que el área de este curioso pero natural fenómeno de fonética sintáctica ha retrocedido enormemente desde fines de la Edad Media. Ahora bien, está dentro de lo posible que algunos siglos antes alcanzara no sólo todo el Continente catalán, sino toda la Península Ibérica.
Hay que advertir que la interdental africada de quiçá(b), si bien casi siempre fué sorda (Cid, APal. 348b, Nebr., etc.), alguna rara vez aparece como sonora quizá (así en J. Ruiz, 816b)10, y esto ha persistido modernamente en Cespedosa de Tormes, Sanabria y las Hurdes (RFE XV, 139, 150; Homen. a M. P. II, 138; Espinosa, Arc. Dial. ) 100-1; pero tiene sorda en los pueblos de Cáceres que distinguen), lo cual sólo puede explicarse por la pronunciación particularmente relajada de las partículas gramaticales.
Finalmente, señalaré el fenómeno de sustitución s que hoy se produce en la Arg., Cuba (Ca. 262) y seguramente otras partes de América, donde quizá(s) tiende hoy a caer en desuso, siendo reemplazado por la combinación quién sabe: quién sabe no vaya, quién sabe iremos, etc.
1 Esta ଖ leonesa aparece también en la forma quiciás, quidiás, extendida por partes de Ávila, Segovia, Valladolid, Palencia y Burgos (RFE II, 704; XV, 139, 150).― ↩
2 Quinas, acto I, cit. DHist., s. v. avezar.― ↩
3 En vista de los demás ejs. hay que renunciar a la explicación por interrogación directa como en «¿si es pagado?» (Cid, 852.4), en que piensa M. P., Antol. de Pros., pp. 60-61.― ↩
4 «Elisa está enferma -caraví / quizás si sanará -caraví, ru, ri, caraví, ru, ra» (recogido en Buenos Aires y en Entre Ríos), comp. «Mambrú se fué a la guerra, / quizá cuando vendrá»: I. Moya, Romancero, II, 239, 240, 130; aunque en éste pudo obrar el modelo extranjero.― ↩
5 Comp. 165 quizá y ningún quizás en Cervantes, 169 y 11 en Sta. Teresa; en Lope un solo quizás, en Tirso 2, en Góngora 2, en Rojas 3. Algunos de éstos han podido achacárselos a estos autores los tipógrafos de la Rivad., de cuya colección se sacaron todos los datos. La proporción relativamente alta de la forma en -s en Sta. Teresa es indicio claro de su carácter vulgar.― ↩
6 Algunos mezclan indebidamente este problema con la explicación de la pérdida de la -e final de sabe. Así Gonçalves Viana cree que se tomó del oc. ant. qui sap, mientras que Cornu, GGr. I, § 109, cree que la apócope se produjo en enclisis en la combinación qui sabe si... Sólo esto último podría tomarse en consideración. Pero en realidad no hay problema, pues en la fonética del cast. primitivo era tan regular la caída de la -e de sabe como la de la de MARE > mar; cuando quier, sal, tien y análogos se reemplazaron por los analógicos quiere, sale, tiene, también sab se cambió en sabe, en su función de forma verbal, pero ya no alcanzó a restablecerse en la forma reducida quiçá, donde se había perdido el sentimiento de la formación del vocablo. El gallego-portugués fué siempre más conservador que el castellano en cuanto a la vocal final. De suerte que ahí quiçabe se redujo (gracias a la pronunciación descuidada de los vocablos proclíticos y gramaticales) a quiçae > quiçai, que sale ya repetidamente en las Ctgs. (64.64, 329.65). De ahí luego quiçáis y en gallego moderno, por metátesis, cicáis (Vall., Castelao, 26.11 y passim); Castelao emplea también, aunque sólo una vez, quizabes; otros dicen quezá (Vall.). Lugrís prefiere quizáis y declara bárbaras las formas quizabes, cicáis y cecáis. El portugués de hoy ha generalizado talvez.― ↩
7 Sólo el rético presenta tales fenómenos en romance. En la articulación romance, y en particular en la de las lenguas ibéricas, la n se hace fricativa (en su elemento oral) cuando le sigue s o f. Luego tal intercalación sería inconcebible.― ↩
8 Leite de V. (RL VI, 191) cita un port. antic. quiçais, que efectivamente se halla en Sá de Miranda (S. XVI), según Moraes. Pero éste, lo mismo que el quizabes ast.-gall., presenta otro caso de la -s adverbial, en forma muy natural en un idioma como el port. donde el plural de qual es quais, el de albalá, albalais, etc.― ↩
9 Comp. en Lulio «Déus és, jatsia que sia cosa invesible» (Doctr. Pueril, p. 266) con «la dona qui·s sentia trista per ço cor era en peccat, jasfós ço que no cuydava ésser en peccat» (Meravelles III, 89); y en Desclot «ja us siats vós hun hom sols, la vostra persona... més és e fa més de enfortiment que dos mília cavallers» (ed. Coroleu, p. 299). Pero de jatsia los ejs. se encuentran por centenares en toda la Edad Media.― ↩
10 Ducamin sólo cita la grafía del ms. leonés S. ↩