PRONTO, adj., tomado del lat. prōmptus, -a, -um, ‘visible, manifiesto’, ‘pronto, disponible’, ‘resuelto’, participio pasivo de prōmĕre ‘sacar’, ‘publicar, revelar’ (derivado de emere ‘tomar’).

1.ª doc.: promptointentus: el que está p. para oyr» 219d; 4d; 8b), APal.

Prompto en el mismo sentido aparece también en C. de las Casas («baldo, pronto»), Percivale («readie, quick to conceive»), Oudin («prompt, habile, prest et appareillé, soudain, délibéré») y Góngora; con la grafía pronto es ya frecuente en Cervantes («dixo que él estava allí pronto para obedecerle» Quijote I, iii, 10, y muchos ejs.), y Aut. da ejs. de 1609 y de h. 1615. Como adj. es, pues, voz corriente ya en los clásicos (aunque todavía no la registran Covarr. ni Nebr.). Mucho más reciente, en cambio, es el adverbio pronto, que todavía es ajeno a esta época1 y falta en Aut. (y aun Terr.); era ya usual a fines del S. XVIII («allí pronto se despacha», «ha de embarcarse muy pronto», L. Fz. de Moratín), y a este uso debió de referirse la Acad. al registrarlo como sinónimo de prontamente (ya en 1817), aunque éste en realidad no es lo mismo que ‘presto, luego’ (así en la ed. de 1884, no en 1843). Con este sentido emplean los clásicos estos dos adverbios, y los medievales pri(v)ado. La locución por el pronto aparece ya en L. Fz. de Moratín. Pronto sustantivado ‘movimiento impulsivo’ ya en Aut. Ast. pronte en este sentido, y en la loc. pol pronte ‘por el pronto’ (V), son extranjerismos o tomados del adv. latino prompte ‘prontamente’. Prompte (pronte) ha tomado también el sentido de ‘presto, luego’ en el catalán de Valencia; como adjetivo en este idioma ya se halla bastante en la Edad Media (Consulado de Mar, ed. Moliné, p. 223, ¿S. XIV?; doc. de 1341-4 y ejs. del XV en Ag.).

DERIV.

Prontitud [1515, Fz. Villegas (C. C. Smith, BHisp. LXI); princ. S. XVII, Ribadeneira, Aut.], más raro pronteza [h. 1640, Saavedra F.]. Prontuario [Covarr.; Aut.]. Aprontar [Aut., como neologismo; ejs. desde el S. XVIII, Cuervo, Dicc. I, 575b].

1 Es todavía adjetivo en el pasaje de Góngora «el Echo, voz ia entera, / no ai silencio a que prompto no responda», que Alemany quisiera entender como adv. Claro está que el cambio de categoría nació de frases de este tipo.