PELEAR, voz común al castellano con el portugués (pelejar) y la lengua de Oc (íd.), derivada de PELO: el sentido primero hubo de ser ‘venir a las manos, reñir’ y anteriormente ‘agarrarse por el pelo’.

1.ª doc.: peliare, 1131, en el fuero latino de Calatayud; pelear, princ. S. XIV, Zifar, 18.15; J. Ruiz.

En dicho fuero: «qui venerit in bando super suo vicino, et feriat, vel peliarat, pectet 60 solidos» (Muñoz, Fueros, p. 460); en el Libro de Buen Amor, «nunca puedo acabar lo medio que deseo, / por esto a las vegadas con el Amor peleo» (180d). El sustantivo pelea ya está en Berceo: el Rey Alfonso «los menazava meter en farropeas, / sy revolver quisiessen con Christianos peleas» (S. Dom. 735d). Nuestro vocablo no es menos antiguo en gallego-portugués1, pues ya está en un glos. portugués del S. XIV (RPhCal. VI, 93, § 2432) y el gallego Guillade, a med. S. XIII, ya escribe «Lourenço, vejo-t’ agora queyxar /... / mays eu non quero tigo pelejar» (ed. Nobiling, v. 738).

También es muy antiguo, aunque no tan general, el oc. se pelejar ‘pelearse, reñir’, del cual hay media docena de ejs. del S. XIII en Levy y Raynouard, todos o casi todos languedocianos2, y casi todos en calidad de reflexivos («mot fort si penet car si fo peleyatz / am Karle, lo sieu oncle, que tant era onratz», Fierabrás), aunque hay también uno de la construcción intransitiva («pero no·is deu trop soptamen, / ni pelejan ni contenden, / nuls hom partir de s’amia». Breviari d’Amor); era también usual en gascón, y allí encontramos pelejar y peleja ya en las Costumbres de Seix en Couserans, del año 12803; hoy aran. plejà-se, etc. En cat. no es voz conocida, aunque hay algún ej. esporádico en lo antiguo, pero no llegó a cuajar: palegar-se (léase pelejar-se), «un seu nabot se palegava ab un taverner, e lo taverner li dix mot gran injuria», en las Vidas de Santos rosellonesas del S. XIII (donde también hay paleya = peleja, vid. AILC III, 208)4.

Como etimología ya Aldrete (Origen, a. 1606, f° 65r°2) propuso el gr. παλαίειν ‘luchar’, y en esta opinión le siguió Diez (Wb., 475), pero además de que tal palabra no se documenta en latín, es opinión indefendible desde el punto de vista fonético, ya que de pasar al latín el vocablo habría tomado la forma *PALAEARE, que sólo podía dar *pajar (port.-oc. *palhar)5.

Con razón Caix (St. di Et. Rom., § 156) rectificó, y propuso derivar de pelo en el sentido de ‘cogerse por el cabello’, para lo cual comparaba con pelaza o pelazga ‘pendencia’ (aquél ya Berceo, J. Ruiz y Quijote), pelamesa ‘riña en que los contendientes se mesan los cabellos o barba’, it. appilistrarsi «azzuffarsi», rum. a se păruì «se prendre aux cheveux» (derivado de păr PILUM), y como paralelos puramente semánticos los it. accapigliarsi y acciuffarsi ‘venir a las manos’6. En realidad creo que nada se opone a la etimología de Caix (aceptada en el REW 6508, etc.), pues no es extraño que el portugués conserve la -L- intervocálica en esta palabra, cuando lo propio hace con pêlo (desde las más antiguas fuentes, sin duda por influjo de cabêlo CAPILLUS): es decir pelear no es palabra ya existente en latín vulgar, sino derivado romance de pelo. Es verdad que Aut. pone en primer lugar la acepción «batallar, combatir o contender con armas» y sólo en segundo término «contender o reñir aunque sea sin armas», en lo cual cuenta con el ejemplo de Nebr. («pelear: praelior»; también APal. lo usa en esta acepción 44b, 105b, etc.), pero como hemos visto arriba los ejemplos medievales, en todos cuatro romances, son de riñas sin armas; es posible que también en castellano lo primitivo fuese la construcción reflexiva pelearse (más natural con esta etimología), aunque de ello no tengo a mano ejs. castellanos anteriores a Aut., pues no son raras tales inversiones en la sintaxis histórica (al revés cansarse era etimológicamente cansar intr.); en todo caso el occitano y catalán medieval tiene casi siempre pelejar-se, y así sigue diciéndose hoy en Gascuña y Languedoc, precisamente con sentidos que apoyan resueltamente la etimología de Caix: bearn. pelejà-s (o pelejà) «se quereller, se battre, se harper», «disputer, chercher noise, houspiller», aran. plejà-se (siempre reflexivo) ‘disputarse’, langued. se pelejà «se prendre aux cheveux, se battre» (Mistral): no se trata, pues, solamente de una definición tendenciosa de Mistral, influida por la etimología, como quiere sospechar Lollis, puesto que k concuerdan los demás lexicógrafos. Y sobre todo nótese el sentido transitivo pelejar ‘violar a una mujer’, muy frecuente en Costumbres occitanas medievales (Levy), que corrobora sin réplica la idea fundamental de ‘agarrar por la violencia, por los cabellos’.

La variante que C. de Lollis (St. di Filol. Romanza VIII, 377-9) trata de introducir en esta etimología, partiendo de PELLIS ‘piel’, es mucho menos probable desde el punto de vista semántico, y todavía peor en lo fonético, pues no sólo esperaríamos entonces *pellear en castellano (comp. pellejo, pellón, y demás derivados antiguos, a pesar de piel), sino que en gascón no habría otro resultado concebible que *perejà, cuando la -l- es: general en este verbo desde el Bearne hasta Arán y el Couserans.

Aunque antiguo, pelear no debió de ser el vocablo más antiguo en España, donde primero se diría puñar de PUGNARE: las Glosas de Silos (n.° 48) traducen in prelio por punga (es decir, puña). Uso muy tardío es el de pelear como transitivo, con el valor de ‘combatir’ en el Río de la Plata7, o ‘reñir’ en Canarias («está peleando a la criada», BRAE VII, 339); diferente es un combate muy peleado, como leemos en G. de Alfarache (Cl. C. I, 175.7).

DERIV.

Peleador [Nebr.]; peleante; peleón, peleona [Quiñones de Benavente (Nougué, BHisp. LXVIII)]; pelea [Berceo], gall. ant. peleja Ctgs. passim MirSgo. 127.13.

1 Más o menos con los mismos matices que en castellano. En las Azores «ralhar, reprehender» («o patrƟo poz-se lá a pelejar comigo», RL V. 222); en las Ctgs. «dous mar?eiros fillaron-ss’a pelejar», «con o demo por nos peleja» (248.18, 280. 12, etc.; MirSgo. 58.6).―

2 Aun el Monje de Montaudon, que también lo empleó (Appel, Chrest., 1930, 93.20), era de la región de Aurillac, que todavía puede considerarse languedociana.―

3 Pasquier, Bull. de la Soc. Ariégeoise des Sci., L. et Arts IV, p. 4 de la tirada aparte.―

4 Quizá también haya un ej. suelto en el clásico Bernat Metge, barcelonés de fines del S. XIV: «difamar, testificar falsamente, robar, acusar, mentir, pellejar, emparar mals hòmens e plets injusts...» (Somni, N. Cl., 160.8); claro que nada tiene que ver con el castellanismo actual peleiar, que por lo demás es poco común.―

5 Esto si fuese helenismo antiguo; en caso de entrar en época posterior, con mayor razón, pues entonces el antiguo diptongo αι se pronunciaba e ya en el propio griego.―

6 El cespedosano empelucharse «enzarzarse o trabar lucha o pelea con otro» (RFE XV, 260) más que mero derivado de pelo me parece ser resultado de un cruce entre pelearse y luchar.―

7 «Tampoco tiene enemigos, pues a todos los pelea con bravura», Carlos M. Longhi, La Prensa, 22-IX-1940; «hizo el formal desafío para pelear al oriental», F. Silva Valdés, La Prensa, 21-IV-1940; «no pelie, m’hijo», A. M. Vargas, ibid. 29-XII-1940.