PECHO, del lat. PĔCTUS, -֊RIS, íd.

1.ª doc.: orígenes del idioma (Cid, etc.).

El vocablo latino era neutro, y por lo tanto la forma romance parte del acusativo PĔCTŬS, que labia de dar fonéticamente pechos. Aunque no conozco el uso de tal forma como singular, todos los ejs. medievales que tengo presentes ofrecen el plural los pechos, pero con sentido singular, no sólo con referencia a las tetas, sino también hablando del pecho, así del hombre como de a mujer: «violo con fiera barba que los pechos e cobrié» Apol., 469c, «metiól la lança por los pechos» Cid, 3633, «las piernas e los braços, bien cerca de los pechos» (de los caballeros ladrones) Mil., 386c, «ferir en sus pechos» J. Ruiz 1139a, y así Calila, ed. Allen, 55.1144, ms. bíblico escurialense I-j-8, Corbacho (Cej.), etc.1; del singular pecho no tengo ej. seguro hasta APal. 348d, Nebr., y en textos clásicos. La ac. ‘tetas’ ya aparece en J. Ruiz 444c.

En germanía chepo, por metátesis [1609, Hidalgo].

DERIV.

Pechada ‘empellón dado con el pecho del caballo’ arg.2, colomb.3, ‘empujón con la mano o de cualquier manera’ arg., cub. (Pichardo); pechar ‘empujar en general’ arg.4. Pechazo cub. ‘golpe con el pecho’, ‘gran esfuerzo’ (Ca., 114). Pechera; pechero ‘babador’. Pechuelo; ant. pechezuelo (V. arriba).

Pechuga [G. Segovia (Nogué, BHisp. LXVII); Nebrija «p., pecho de ave»; 1525, Roberto de Nola, pág. 102; en Aut. ejemplo de 1596, Torres; secundariamente ‘descaro’ en and., costarric., colomb. y chil., BRAE VIII, 411], derivado de formación singular, sin correspondencia en otros romances5; como el sufijo -ugo, -uga, poco productivo en todos los romances (algo más en oc.-cat.), es sumamente raro en castellano, donde sólo hallamos verdugo como nueva creación romance (y algún vocablo de origen más o menos incierto: tortuga, tarugo, tasugo, mendrugo), hay motivo para sospechar que pechuga se sacara secundariamente de pechugada ‘golpe dado en el pecho’ [«dióronse los cavallos tan fieras pechugadas», Alex., 1232; hoy and., A. Venceslada] y pechugón íd. [Aut.], y éstos del verbo pechugar ‘apoyarse con el pecho contra algo’ [Nebr. «pectore incumbo»] o apechugar [G. Segovia (Nougué, BHisp. LXVII); 1607, Oudin, «presser et estreindre avec la poitrine et estomac»; Covarr. «apechugar con otro es cerrar con él pecho a pecho y apretarse fuertemente»; 1627, Correas, «apechugar con él: acometer»; en DHist. muchos ejs. clásicos desde 1626, Céspedes], anteriormente apechiguar ‘empujar con el peche del caballo a la montura de otro jinete’6, que aparece documentado en el S. XIII (ej. de Alfonso el Sabio, mal definido en DHist.): es derivado con el sufijo corriente -iguar (propiamente ‘poner el pecho en algo’, como apaciguar ‘poner paz’ apaniguar ‘poner o dar alimento’), sufijo procedente de -IFICARE, que pasó primero a -ivgar, -iugar y en la etapa *apechiugar se convertiría en apechugar por absorción de la i en la palatal precedente (como en cachonda de cachionda, mujer de mujier, dixeron de dixieron); pechugal ‘pectoral, insignia pontifical que se lleva al pecho’ ant. (Berceo, Sacrif., 110; pechugar en la biblia de Alba y en el ms. del Escorial, ambos de princ. S. XV, Rom. XLIX, 384); pechugazo cub. ‘pechugón, golpe con el pecho’ (Ca., 99); pechuguera ‘tos de pecho’ [Nebr.]; pechugona ‘mujer de pecho saliente’ and., portorr. y en Blasco Ibáñez (A. Venceslada; BRAE VIII, 411); pechigonga ‘suerte en el juego de naipes de este nombre en la que el jugador llega a juntar las nueve cartas consecutivas de un mismo palo’, ‘dicho juego de naipes’ [Aut., como juego importado de Indias], parece ser variante de pechugona, con sufijo -ongo en lugar de -ón, sea en el sentido de ‘esfuerzo, golpe de pecho’, sea en el de ‘mujer pechugona, atractiva’; despechugar ‘descubrir el pecho a una mujer’ [Nebr.], -ado, -adura [íd.]. Son débiles y no convencen las objeciones de Spitzer a mi explicación de apechugar y pechuga, V. MLN LXX, 1957, 584, 585.

Antepecho [S. XVI, Ercilla y romance viejo: DHist.]. Contrapechar. Repecho ‘cuesta bastante pendiente’; cub. ‘antepecho’ (Ca., 69); repechar. Traspecho.

Petral [«la correa que se pone ante el pecho del cavallo, que es petral», A. de Palencia 22b, 136d; ya en el vocabulario de med. S. XV, RFE XXXV, 339; Covarr.] y después pretal [h. 1600, Aut.], de PECTORALE ‘que cubre el pecho’; la forma antigua petral sigue en uso en Colunga (Vigón) y en Fiscal (Alto Aragón), mientras que en Ansó, Echo y Loarre todavía se emplea la forma arcaica peitoral, con el sentido de ‘pretal’ y ‘pechera’ (RLiR XI, 189); petralada ast. ‘indigestión por exceso en la comida’ (Vigón). La misma metátesis de la r tenemos en APRETAR (V.) y en las palabras siguientes: entrepretado ‘caballería lastimada del pecho’; pretil ‘barandilla, antepecho’ [h. 1625, Céspedes, Aut.], la forma etimológica petril era usual todavía en tiempo de Aut., y lo es hoy en el castellano de Galicia (Álvz. Giménez, 44; BRAE XIV, 101) y del Ecuador (Lemos, Barbar., p. 66), en el sentido de ‘poyo ante la barandilla del balcón’ (?) en el aragonés de Echo (BDC XXIV, 177), y en el de ‘bordillo de la acera’ (también pretorio) en Cuba (Pichardo); el gallego Sarmiento anota todavía peitoril (CaG. 185v) que Vall. define ‘brocal de pozo’ y ‘antepecho de ventana’; pretina ‘correa o cinta para sujetar en la cintura ciertas prendas de ropa’ [h. 1600, Ant. de Herrera, Aut.]7, originariamente ‘correa que ceñía el pecho’; en Sta. M. Egipc., 222 y 736, todavía petrina (hoy así en Galicia, Álvz. Giménez, 44), que en dicho poema, como en el fr. poitrine, significa el ‘pecho’. Más sobre derivados de pecho en Malkiel, Language XXVIII, 324-31.

Del it. petto ‘pecho’: peto ‘armadura o adorno del pecho’ [ya en Ercilla y en el Paso Honroso de J. de Pineda (1588), 68 (58a); Quevedo, Aut.], comp. balsopeto; 1611, Covarr.; petillo (c. 1780, emplea pitillo el Barón de Maldà ―Excursions, p. 37― con referencia a un ornamento de las benedictinas de Santa Clara).

Pectoral, tomado del lat. pectoralis íd.; otro cultismo es expectorar, expectoración, expectorante.

CPT.

Pechiblanco; pechicolorado (así o pechocolorado en la Arg. y otros países amer.); pechirrojo [Acad. ya 1843], o petirrojo [Acad. 1914 o 1899] forma tomada del cat. pit-roig íd. (o del aragonés); pechisacado.

Sólo con reserva pongo aquí como antiguo compuesto de peito un adjetivo empleado en gallego como mote: peifoco «cobarde» (F. J. Rodríguez), peifòca (y variante paifoco) «flojo, cobarde, de poco valimiento, majadero» (Valladares) ‘patán, de modales toscos’ (Carré; íd. y paifocas. Eladio Rdz.), sentido bien confirmado por Castelao, aunque éste lo aplica a las frases de tales personas: «ditos paifocos de xentes labregas» (163.5); a beneficio de inventario podemos aceptar el dato ―aunque sólo lo veo en Carré― de que peifoque signifique ‘pechi-rojo, pájaro túrdido’ ―que sería el sentido primitivo― y se podría explicar por peit-d(e)-foco > peifoco (entonces el grupo -df- podía evolucionar a -zf- > -z-, de donde la variante peizoque que registra él mismo y que según el Apéndice a Eladio Rdz. se emplea en Lemos: peizoca ‘moza sin estilo ni formas’, ‘rústica’). Pero ¿por qué -foco y no -fogo? ¿Acaso por influjo del sufijo de bichoco, miñoca, baloco, que no es raro en gallego? ¿o por contaminación del náutico foques, que según Vall. tome el sentido de «huecos o mirinaque» (y «trebejos, hato», Vall., Supl.) o por interpretarlo ‘pie de foca’?, ¿sería viejo occitanismo que llevarían los romeros por el camino de Santiago? Todo dudoso.

1 Acaso se trate de PECTUS en J. Ruiz 880c: «fija, a daño fecho aved rruego e pecho», que recuerda el moderno a lo hecho, pecho, pero falta demostrar que ahí no se trata de ‘pago (de los daños)’, postverbal de pechar, que es palabra diferente; es verdad que el cat. pit i fora, empleado en casos semejantes es realmente PECTUS, y comp. el cast. apechugar con las consecuencias, etc. De todos modos basta con que en castellano se interpretara como postverbal de pechar aunque no lo fuera propiamente. En el ms. bíblico citado hay ej. del diminutivo singular pechezuelo.―

2 Ascasubi, S. Vega, v. 4320; Granada, BRAE VIII, 364; Carrizo, Canc. de Jujuy, s. v.; Chaca, Hist. de Tupungato, 280: «la verdadera pechada consistía en el choque violento de dos jinetes lanzados a la carrera»; pero según el autor es más frecuente dar este nombre al acto de arrimar los caballos a las varas que protegían la entrada de los negocios y pechar contra ellas para demostrar la fuerza del pecho del caballo.―

3 Cuervo, Ap. , p. 526; Rivera, La Vorágine, ed. Losada, p. 55: «hostigué el potro y salí al patio, dispersando la gente a pechadas, entre una algarabía de protestas».―

4 Muchas veces se trata también del caballo: J. P. Sáenz, La Prensa, 30-VI-1940; Badell, La Nación, 20-IV-1940; Carrizo, Canc. de Jujuy, 3404: «desalojar a empellones un jinete a otro colocándole el caballo al lado y sacándole del sitio que ocupa». Esto es lo primitivo; pero aun más usual es la aplicación general, en la cual ha desalojado casi del todo al cast. empujar: el niño que se columpia sentado en una percha le pide a otro que lo peche; análogamente O. di Lullo, Canc. de Santiago del Estero, p. 328.―

5 Fig. cita peituga en Tras os Montes y en el antiguo Livro da Montaria, pero este hápax del portugués antiguo y esta forma fronteriza parecen ser imitaciones del castellano.―

6 Como el arg. pechar, V. arriba; apechar en Zorrilla, DHist.―

7 «Intenta ceñirse con la pretina el vientre y está forcejando un gran rato con la pretina para juntarla por los dos extremos», dos ejs. en Rojas Zorrilla, Cada qual lo que le toca, T. A. E., p. 200n.; «sendos pistoletes... y sus broqueles pendientes de la pretina», Rinconete y Cortadillo, Cl. C., p. 164; «muchos memoriales en la pretina y en las manos», Vélez de Guevara, El Rey en su Imag., T. A. E., p. 49; además Buscón, Cl. C. pp. 85, 198. De ahí poner en pretina ‘someter a obediencia’: «por Dios... que si me dura el gobierno... que yo ponga en pretina a más de un negociante», Quijote II, xlvii, Cl. C. VII, 195.