Aunque
para figura una vez en el ms. de Per Abbat, tal forma sería ajena al texto original de
Cid, en el cual por lo demás se halla siempre
pora; lo mismo hay que decir del ej. que se señala en el Fuero de Avilés. En general, no sólo en el S. XII, sino también en el XIII se halla normalmente
pora; p. ej. Berceo,
Mil., 760
c, 833
b, 884
c,
S. Mill., 487 y passim;
Alex., 11, 42, 203 etc.; doc. leonés de 1186 en Staaff; etc. En la
Primera Crónica General la parte escrita en vida del Rey Sabio tiene
pora, mientras que en los capítulos redactados en tiempo de Sancho IV ya leemos
para (M. P.,
Antol.
de Pros., 8-10). La combinación latina
pro ad aparece ya en docs. portugueses de fines del S. IX
1, leoneses de 932 (M. P.,
Oríg., 368), etc. Verdad es que se señala la fórmula
per ad en docs. españoles de 956 y 969 publ. por Berganza y Flórez (Cabrera), pero estas ediciones antiguas necesitarían revisión. Tiene, pues, razón, según creo, Hanssen (
BHisp. XIII 240) al decidir que el étimo del port. (y cast.)
para no será
PER AD, sino
PRO AD, a pesar de que el cat.
per a ‘para’ es aquél y no éste. Sin embargo, al cambio de
pora en
para además de la fonética contribuyó el influjo de la otra preposición
par, que se empleaba casi generalmente en fórmulas de exclamación y juramento como
par Dios,
par sant Esidre [
Cid, etc.]
2, etc., y que según indicó M. P. (
Rom. XXIX, 361) no es en manera alguna galicismo, sino prolongación autóctona de la prep. latina
PER3.
Además, vid.
POR. El caso es que más tarde este
par es sustituido asimismo por
para:
para tu alma en la Crónica de Corral (h. 1430, M. P.,
Floresta I, 231n.),
para ésta en Tirso y otros autores (citas en
El Vergonzoso en Palacio, ed.
Cl.
C. I, 300, nota). Hoy
para sustituye a
hacia en el uso común americano (como en portugués), uso del cual ya abundan los antecedentes medievales y clásicos: «que se fuesen
para allá e que quería fablar con ellos» (
Caballero Zifar, ed. Wagner, 46.9, y muchos ejs. en la obra), «El Maestre arremetió con toda furia
para Albayaldos» Pérez de Hita (ed. Blanchard I, 122; otro, 32), «luego se fué
para Palacio» 2.ª parte anónima del
Lazarillo (Rivad. III, 99).
Para qué con el valor de ‘¿por qué?’ no es raro en Lope y otros clásicos (
La Corona Merecida, v. 453;
El Marqués de las Navas, v. 2421); y seguramente como eco de este uso se empleó más raramente
para que =
porque causal (ejs. de Lope y Fr. L. de León, citas en la ed. del
Cuerdo Loco,
T.
A.
E., p. 201).