PALOMETA, ‘Lichia glauca, pez marino del orden de los acantopterigios’, del gr. πƓλαμύς, -ύƌος, ‘bonito’.
Según Friederici,
Am.
Wb., 471, y los autores me cita es el
Serrasalmo Piraya Cuv., y otras especies del mismo género. Se trata de peces americanos no existentes en el Mediterráneo ni, según creo, en las costas españolas del Atlántico. Pero según la Acad. [1914 o 1899] el pez llamado así en la América Central y Meridional es pareado al jurel, aunque mayor; a causa de este pareado se trasmitiría el nombre a una especie americana sin correspondencia europea. En cuanto a la palometa española, Terr. nos dice que se llama
palometa,
palomida o
palomo a una especie de atún, y Steindachner, Caras (II, 674) y otros ictiólogos europeos nos enseñan que la
palometa es la
Lichia glauca. Ahora bien, este pez y el jurel (Carus II, 669) pertenecen a la misma familia de los carángidos, y el bonito, aunque ya es un escómbrido (Carus II, 659), es todavía un pez afin; Medina Conde dice que en Málaga
palometa es un besugo, blanco, llano y sin escamas, y también el besugo pertenece, como los anteriores, al orden de los acantopterigios. En Colunga (Asturias) la
palomeca es un pez del género acanturo (Carus II, 569), según Vigón, perteneciente a un orden diferente, de suerte que o será inexacta esta clasificación, o tendremos ahí algo distinto; sin embargo la forma de
palomeca sin
b (comp. Colunga
palombu y
palombar) parece indicar que no es derivado de
PALUMBES, sino descendiente del mismo vocablo griego. En catalán la
Lichia glauca se llama
palamida1 o
palomida (Carus: Spelbrink,
Eivissa und Formentera, p. 72), la misma palabra volvemos a hallar en el sic.
palamiti (Coray,
VKR III, 362ss.), en el svcr.
palàmida,
palanda,
pòlanda (Skok,
ZRPh. L, 525-6; LIV, 474), en el ár. sirio-libanés
balamŷda,
-yƫ (Solayman-Charles,
Le Parler de la Côte Syro-
Lib., 271, 272, 274), y en otras formas mediterráneas citadas por Carus. La etimología griega no ofrece duda.
En cuanto a la procedencia inmediata de la forma castellana, puede ser reliquia mozárabe, o bien deformación del it. palomita o del cat. palomida. Es posible que todas las formas romances vengan de una forma dórica (del griego de Sicilia) *πŗλαμύƌα (acusativo); sin embargo, Rohlfs, EWUG 1690, prefiere suponer contaminación de παλάμƓ ‘palma de la mano’ [?]. Desde luego, al menos en España, hay contaminación indudable de PALOMA.