PÁRPADO, del lat. vg. *PALPĔTRUM, variante del clásico PALPĔBRA (junto al cual existieron también PALPĔTRA y PALPĔBRUM); la explicación del pormenor fonético es incierto: quizá pasó primero a *párpadro, de donde la forma moderna, por disimilación.

1.ª doc.: h. 1400, Canc. de Baena, p. 255.

Ahí se lee, en el Dezir de las Siete Virtudes, de Francisco Imperial: «Ca quando, fijo, la virtud atyva / labra con las sierpes en la tierra, / mirando baxo, los párpados cierra / e con tal velo de las ver se priva». Lo encontramos después en APal. (93d, 177b, 329b, 336d), en Nebr. («parpado del ojo: gena») y en Fr. L. de Granada (Aut.). Es voz de uso general, por lo menos entre gente educada1; el vulgo a veces no distingue bien de pestaña (que es voz más popular)2. Tiene gran extensión en el uso popular la variante párparo, empleada en Galicia, en judeoespañol, y también en Chile, Perú, Colombia, Venezuela, América Central, Méjico (Alonso-Rosenblat, BDHA I, 168-9n.; Cuervo, Obr. Inéd., 226n. 8), etc.; se halla ya h. 1600 en las poesías de Juan de la Cueva; de ahí párpalo en Ruices de Fontecha (a. 1606, cita de Cabrera) y hoy en la Sierra de Gata; párpago, propio de Andalucía, Cespedosa y seguramente otros lugares, saldrá probablemente de la pronunciación vulgar párpao. Fuera del castellano apenas se hallan formas realmente análogas en otros romances; en portugués la forma párpado, que falta todavía en Bluteau, y que Moraes y Fig. califican de rara, será castellanismo: la voz antigua en portugués es cápela do olho y hoy también se emplea el latinismo pálpebra. Ignoramos cuál fuese en la Edad Media la extensión de la forma cat. pàlpet (empleada en el Libre de Figura de l’Ull de Alcoatí, LI r°a, traducido por Mtre. Joan Jacme en la 2.ª mitad del S. XIV), pero ni conozco otros testimonios medievales ni sé que hoy se emplee vulgarmente en parte alguna. Es muy posible que párpalas, empleado en la localidad logudoresa de Dorgali, sea forma autóctona análoga a la castellana3; en unos salmos medievales en dialecto anglonormando se lee palpres (God. V, 712b), forma que por su procedencia no puede ser debida a influjo castellano, pero es difícil de interpretar; en su aislamiento; Bigorra parpàno (Palay), Valle de Áneu parpana (Griera), que pueden salir de *pàrpana4. Por lo demás en todas partes se hallan formas procedentes de una acentuación PALPÉTRA o PALPÉBRA, de acuerdo con las normas acentuales generalizadas en latín vulgar: gall. perfebas (procedente de la disimilación PALFEBRA, documentada en Oribasio y en glosas), cat. parpella (val. parpall), oc. palpela, oc. mod. parpelo, parpeu, etc., fr. paupière, it. dial. parpètola, etc.; vid. Zauner, RF XIV, 375-6, y REW 6176.

En latín la forma clásica es PALPĔBRA, pero PALPĔTRA se encuentra desde Varrón, sobre todo en fuentes vulgares, y hay también un masculino PALPĔBRUM (Nonio, Quirón); se trata de un derivado de la raíz de PALPARE, PALPITARE, ‘tocar o agitarse levemente’, con el doble sufijo instrumental -DHRA (> lat. -bra) que alterna con -TRO-5 (comp. gr. τέρετρος frente al lat. terebra, p. ej.); lo que no existe normalmente es un sufijo femenino -TRA, de suerte que habremos de considerar formas primitivas PALPEBRA y *PALPETRUM (que casualmente escaparía a la lengua escrita: nuestro vocablo no es frecuente en literatura), y por cruce de estas formas se crearían las intermedias PALPETRA y PALPEBRUM.

La evolución del vocablo en romance se ha visto fuertemente perturbada por varios influjos, en particular la tendencia a disimilar las tres labiales consecutivas, y por otra parte la conciencia de una reduplicación, sugerida por la repetición de la R en principio de sílaba, y confirmada por el hecho de que el parpadeo es un movimiento consecutivo y repetido. De ahí asimilaciones o disimilaciones a distancia como las que muestran el gall. Perfebas6, Mallorca, Menorca y Vic pipella (< pepella), y las formas perpelo, pepèro, perpilho, perpil y análogas del Bearne, Gascuña, Quercy, Rouergue, Delfinado y zona valdense, en particular Agen pelpil. No hay, pues, dificultad en explicar el cambio de *PÁLPĔTRUM en *párpadro por una asimilación debida a este sentimiento reduplicativo, y luego párpado por disimilación; en cuanto a la a postónica, es sabido que a menudo sustituye a otra vocal originaria en los esdrújulos (cuévano, abrótano, carámbano, port. côvado, etc.); posteriormente reincidió la asimilación y se llegó a una reduplicación perfecta en la variante párparo7. En definitiva la única dificultad es la falta de adelanto del acento en el cast. párpado, que hace declarar «incomprensible» esta forma por M-L. Sin embargo, no es caso tan aislado, puesto que igual tenemos en POTRO < PULLէTRUM, fr. ant. fierte < FERĔTRUM y cast. ant. cócedra CULCէTRA8; además en nuestro caso la explicación puede no ser fonética, sino hallarse en el influjo de PALPITARE (presente PÁLPITAT), factor al cual atribuye demasiados efectos Zauner, pero que en este punto particular es verosímil, pues no se olvide que el verbo parpadear está muy cerca de palpitar, tanto por la forma como en el sentido; el cat. ant. pàlpet (con su l y no r) apoya, aunque sea forma rara, este punto de vista.

DERIV.

Parpadear [Nebr.: «p. con los parpados: conniveo; p. las aves: nictor»]; parpadeo.

1 Ya el glos. del Escorial (h. 1400) traduce palpebra por pestaña del ojo.―

2 Fink observa que no es voz popular en la Sierra de Gata (Studien ü. d. M. d. S. de Gata, p. 42).―

3 M-L. admite que es castellanismo. Pero M. L. Wagner, ASNSL CXXXV, 107, que indica el origen catalán del campid. prapeȓȓa, no se pronuncia acerca de párpalas. El Logudoro permaneció más inmune que el Campidano a los influjos hispánicos.―

4 Algún autor catalán del S. XIX empleó parpre (Ag.), pero quizá es adaptación del castellano. En el catalán central esta forma es desconocida. Griera (BDC VI, 31) la señala en el Vane de Barravés, cerca de Aragón; en su Tresor dice que se emplea en 3 localidades de la Selva y Bajo Ampurdán; todo esto necesitaría confirmación.―

5 No es convincente la idea de M-L. de una disimilación de PALPEBRA en PALPETRA; si acaso se esperaría *PALPEDRA, y además tal disimilación no entra en ninguna fórmula conocida.―

6 Sin embargo lo que actuaría en esta forma gallega, por lo menos como factor decisivo, es la contaminación de FէBRA (gall.-port. fév(e)ra), que desde la Antigüedad se aplicaba a elementos carnosos de varios miembros en particular: del hígado y del pulmón desde Plinio, de todas las entrañas, desde Ovidio, y era la parte baja de la oreja en los anatómicos medievales (On. Pou, Thes. Pue. 248). Claro que el paso ulterior de perfebra a perfeba fué por disimilación. En cuanto a la acentuación de esta palabra, así Pensado como todos los diccionarios gallegos están acordes en que no hay otra acentuación que perfébas (son disparate infundado pérfreba y pérfeba en GdD, GrHGall., pp. 32 y 12), ni se puede esperar otra, dadas las leyes conocidísimas del latín vulgar. Todos los diccionarios gallegos coinciden en la ac. ‘pestaña’, pero Sarm. CaG., nuestra más antigua autoridad, dice que significaba ‘cejas’ (110v, cf. p. 141). De hecho es frecuente en romance y en otras muchas lenguas el paso de lo uno a lo otro (cf. fr. cils ‘pestañas’ = cast. cejas). Algunos estropeaban fonéticamente el vocablo pronunciando percébas, que Sarm. (CaG. 134r) acentúa gráficamente en la penúltima y define en este caso como ‘pestañas’.―

7 No es verosímil tomar ésta como originaria, según hace Cuervo, pues no había razón para que desaparecieran la -T- ni la -B-. Tampoco basta la socorrida y poco significativa fórmula de la «equivalencia acústica», de que se echa mano en BDHA I (pero ya no se habla del caso en el trabajo que dedica A. Alonso a este «fenómeno» en el mismo tomo).―

8 Las explicaciones de estas formas pueden ser varias: en cócedra la intercalación de la -R-, ajena al clásico CULCէTA, pudo ser posterior a la fijación del acento vulgar; en fierte quizá tengamos forma semiculta. De todos modos queda potro, a no ser que se explicase por el nominativo PULLէTER, pero ésta es en realidad una voz de origen prerromano (y ya no ocurre así en el caso de ALCER > alegre).