ORO, del lat. AURUM íd.
1.ª doc.: orígenes del idioma (Cid, doc. de 1030 [V. R. B. Oelschläger], etc.).
Para la locución ponderativa de oro en oro, vid. La Gitanilla, Cl. C., 44; Coloquio de los Perros, 263.
DERIV.
Orecer ant. (?). Dorado [Cid; Disp. del Alma y el Cuerpo; J. Ruiz], dorar [1534, N. Recopil. V, xxiv, 9], del lat. DEAURARE íd., común a todo el romance de Occidente; dorada [APal. 328d; gall. daurada, Sarm. CaG. 82r], lat. AURATA, con influjo de dorar; doradillo, doradilla; dorador; doradura; doral [1.ª mitad S. XVII, Polo de Medina, Aut.; así llamado por su color amarillo rojizo]1; desdorar [h. 1580, Fr. L. de Granada], desdoro: según Battisti-A. el it. disdoro ‘deshonra’ [S. XVI] se tomaría del cast. desdoro [S. XVII, Gracián]; Pezard, Rom. LXXIII, 529, observa que el fr. desdorer ya se encuentra en el S. XIII y que Du Bellay lo empleaba todavía en sentido figurado en el S. XVI (pero haría falta un sustantivo, que no está en la lengua francesa). Sobredorar.
Áureo [1212, como nombre de moneda, Oelschl.; a med. S. XV, Dueñas, como adj.], tomado del lat. aurĕus íd.; aureado; aureola [2.º cuarto S. XV, Díaz de Gámez], tomado del aurĕŏla, femenino del adj. aureolus ‘dorado’2; aureolar.
CPT.
Orebce ant. ‘orfebre’ [orençe, Apol., 671b; orebçe, S. XIII, F. de Usagre, Soria y Plasencia; 1.ª Crón. Gral., Cej. Voc.; Juan Manuel, Rivad. LI, 340; orez, orece, orese, Gr. Conq. de Ultr.; orez, glos. de Toledo, y orebs que Castro cita en Calila; por trasposición de orepze, F. de Usagre, resultó orespe, 1435, N. Recopil. V, xxii, 1], del lat. AURէFEX, -էCIS, íd., compuesto con FହCĔRE ‘hacer’; de ahí por vía semiculta salió *orívez, cuya -z, confundida con -s, dió lugar a un singular orive [fin S. XV, Bernáldez], oribe [Acad. 1899 o 1914], ampliamente documentado como apellido (aunque Uribe en muchos casos, y aun probablemente la mayoría, será vasco: uri ‘villa’ + -be ‘debajo’) y en el gall.-port. ourives: ourivez ya en las Ctgs. 362.1, 362.9, olivez, Gral. Est. gall. 242.30, «Afon Eans oulivez de Santiago» (esto es, aurifex, ouribes), doc. Pontevedra a. 1388, Sarm. CaG. 168v; en gallego moderno ourive (Vall. como antic. pero Lugrís y Eladio Rdz. lo dan como usual). En forma más culta orífice; orificia; orificar, orificación. Orfebre [Acad. 1899 o 1914], tomado del fr. orfèvre, y éste del lat. AURI FABER ‘metalúrgico de oro’; orfebrería, fué empleado por el falsario Cibdarreal en el S. XVII, y por algún galicista en el S. XIX, pero la Acad. no le dió el pase hasta 1899 o 1914. Oricalco [1555, Laguna], tomado del lat. orichalcum, aurich-, y éste del gr. ƺρείχαλκος propiamente ‘cobre de la montaña’, que sólo por etimología popular (aunque ya en latín) se relacionó con AURUM y oro. Oriflama, del fr. oriflamme, ant. orieflamme, y éste del b. lat. aurea flamma ‘bandera dorada’.
Orifrés, orofrés [Crón. de S. Fernando, Aut.] u orfrés [S. XIII, A. Castro, RFE X, 116-7], adaptación de oc. ant. aurfrés, fr. ant. orfreis, -ois (hoy orfroi), cuyo segundo elemento es incierto, quizá el mismo que FRISO 3 (cat. ant. fres ‘friso’)4; ofresado ‘galoneado de oro’ (Berceo, S. Dom., 232). Oropel [h. 1400, glos. de Palacio], tomado del fr. ant. oripel, antes oriepel [S. XII], del lat. AUREA PELLIS ‘piel de oro’, quizá por conducto del cat. oripell [1383, Ag.]; oropelero. Oropéndola [«o., ave conocida: gálbula», Nebr.; S. XVII, Aut.], compuesto con péndola ‘pluma’ (V. PÉÑOLA), por el plumaje dorado de esta ave, quizá ya llamada *AURIPENNȢLA en latín vulgar5. Oropimente [orpiment, S. XIII, RFE X, 117; oropigmente, APal. 33b; -pim-, Nebr.; 1555, Laguna; oripimente, Quiñones de B., NBAE XVIII, 578], adaptación del cat. orpiment [S. XIII, Ag.], compuesto con el lat. pigmĕntum ‘colores de pintar’, ‘drogas’; existió también auripimente, que recoge el DHist. de la Acad. Española, tomado de la lengua de Oc.
1 Dourado («un vaso dourado», «panos dourados») está varias veces en las Ctgs. (88.72, 38.64, etc.), pero el nombre del pájaro, que allí documentamos ya en el S. XIII, figura escrito doral: «os que connosçedores eran de connosçer aves, que doral era ben viron» (366.71). No creo que debamos extrañarlo: ya era de creer que este nombre de pájaro fuese más antiguo que el S. XVII, sin que alcanzara a figurar en nuestras fuentes castellanas. En cambio no hay nombre análogo en las lenguas hermanas: p. ej. no es palabra catalana ni figura en fuentes portuguesas ni gallegas modernas (‘especie de papamoscas’ traduce Mettmann al portugués) y falta aun en las listas gallegas tan exhaustivas de Sarm. Alfonso el Sabio poetizaba en gallego, pero vivió en Castilla la mayor parte de su vida, y sólo allí vería este pájaro y aprendería su nombre.― ↩
2 De ahí por vía popular el cat. oriol ‘oropéndola’, que pasó luego al castellano [Aut.] y al gall. (pontev.) ourol, en Ribadavia y Lugo ouriol, y, como calco del francés compère-loriot, el orensano domingo-lirón, Sarm. CaG. p. 236; ya orior en J. Ruiz 1615a; comp. falcón oriol en Calila e Dimna.― ↩
3 La etimología AURUM PHRYGIUM, defendida por Wartburg (FEW I, 183b) y aceptada con reserva por Bloch, no explica la -s, y no está bien probada desde el punto de vista semántico-histórico.― ↩
4 La supuesta palabra ant. orfre ‘orfebrería’ de la Acad. parece ser debida a una mala inteligencia de orfrés.― ↩
5 Riegler, ARom. VI, 168, compara venec. repéndol ‘verderón’, y explica correctamente la relación con AURUM; pero nada tiene que ver con PENDŬLUS ‘pendiente’. Deformado en gurrupéndola en Cespedosa (RFE XV, 275). ↩