OLER, del lat. ֊LୱRE íd.
1.ª doc.: orígenes del idioma (Berceo, etc.).
DERIV.
Oledero. Oledor [Nebr.]. Oliente. Oliscar [h. 1580, Fr. L. de Granada, Aut.]; en Cuba olisquear (Ca., 99); olicoso cub., raramente oliscoso, ‘que comienza a oler mal’ (Ca., 70, 99; con enmudecimiento vulgar de la s). Goliatu ast. ‘acción de oler’, ‘los efluvios que se aspiran de una vez por la nariz’ (V).
Olor [Berceo, Mil., 3, 5, 6; J. Ruiz 163d; APal. 14b, 16d, etc.; Nebr.; frente a odor, Berceo, Loores, 9], del lat. vg. OLOR, -ĶRIS (lat. cl. ODOR) íd. (representado en todos los romances, salvo el port. y el rum., y vivo aún en todos, excepto el fr. y el it., que han introducido el cultismo odeur, odore)3; oloroso [APal. 32d, 73d, 163b; Nebr.; G. de Alfarache, Cl. C. IV, 150; etc.]; olorizar.
Cultismos. Odorable; odorante; odoratísimo; odorato. Inodoro. Ocena, del gr. ƽζαινα ‘hedor’, derivado de ƽζειν ‘oler’; de este verbo es derivado culto ozono (-ona). Osmio, derivado de ƺσμƲ ‘olor’.
CPT.
Todos cultos. Olfato [1616, Espinel]4, de olfactus, -ūsl>, íd., derivado de olfacere ‘percibir olores’; olfatear [Acad. S. XIX], olfateo; olfacción; olfativo, olfatorio. Osmazomo, de ƺσμƲ ‘olor’ y ζωμóς ‘jugo’. Ozonómetro. Odorífero h. 1440, A. Torre, Corbacho (C. C. Smith, BHisp. LXI).
1 En el uso vulgar chileno parece haber tendencia a sustituirlo por un alorosar (derivado de oloroso): «resollaba fuerte y tupio, como si estuviera alorosando pura agua floria», G. Maturana, Cuentos Tradicionales, AUCh. XCII, ii, p. 76 y glos.― ↩ 2 También APal.: «ignaro es quien no sabe la via y carece de razón en el bevir o no huele» 202d, «holfare: oler», 196b.― ↩ 3 Así ODOR como OLERE vienen de una raíz indoeuropea OD-, cuya -D- se cambió en -L- en el verbo, en virtud de una tendencia fonética latina, conocida por otros casos, aunque de condiciones mal definidas, ODOR conservó la -D- primitiva, pero ya en el período arcaico advierte Varrón que también existe OLOR; es verdad que esta forma no vuelve a aparecer en los autores latinos, que al parecer debían considerarla imposible en una obra literaria, pero en las glosas es frecuentísima (vid. CGL VII, 20), y es la única que dejó descendencia hereditaria en romance. Algunos consideraron que el romance OLOR resultaba de un cruce de ODOR con OLERE, pero es más probable admitir que también en OLOR se explica la -L- por la fonética latina, y que hubo continuidad desde Varrón hasta el romance; vid. M-L., ASNSL CXXIV, 382, y los dicc. etimológicos de Ernout-M. y Walde-H.― ↩ 4 Forma vulgar: fato. De ahí, con influjo de tufo, la metátesis tafo ‘olfato’, ‘tufo’, usual en Álava, Rioja, Zamora y León (BRAE II, 635); con su derivado atafagar. Gall. atafegar «sofocar, aturdir, tapar» (atafegá-lo lume ‘hacer que el fuego no arda o arda mal’), «encubrir con maña un delito o falta» (Vall.). Con influjo de atrafagar lo emplean algunos en el sentido de ‘apresurar’ («no me atofegues», Sarm. CaG. 78v) o ‘hacer grandes esfuerzos’: «unha maoría do clero... atafégase por recomponer a su imaxen dédiante do pobo galego» en el chantadense X. Costa Clavell (1975). La variante atofegar se debe a contaminación del port. y gall. ofegarse ‘