NIEVE, del lat. NIX, NէVIS, íd.; el vocalismo ie del castellano corresponde a las formas del vocablo en portugués, catalán, lengua de Oc y parte del italiano, y ha de venir ya del latín vulgar.
1.ª doc.: Berceo.
De uso general en todas las épocas (variante arcaica
nief en J. Ruiz 671
c); Cej. VI, § 57; representado en todos los romances. Al vocalismo del cast.
nieve corresponden regularmente el port.
nȇve (Cornu,
GGr. I
2, § 14) y cat.
nẹu (cuya
e representa
Ե romance); hay también bearn.
nèu, Luchon, Arán, Couserans
gnèu (<
nieu)
1, Aniane, Pézénas
nèu (
BhZRPh. LXI, 31; Mâzuc), Ródano
nèu (Mistral), y aun el
nẹu del Alto
Loire representa un antiguo
nèu (comp.
biu <
BէBIT; Bertoni,
ARom. I, 83n.), de suerte que la
è abierta, ya documentada en el S. XII (Guiraut de Bornelh; también
nȇu rimando con abierta en los cantares occitanes de Cerverí de Girona (h. 1270 o 60)), parece ser general en lengua de Oc. En Italia se halla
nieve en Pistoia, Siena y otras ciudades, y esta forma ya se documenta en la Edad Media
2 (pero
nẹve en Roma y Florencia y el it. literario:
VRom. V, 225; Brüch,
RF LIV, 315-6);
gneve y formas diptongadas análogas aparecen en el ladino dolomítico (
RF XIII, 414-6, 464, comp. 454, 470n. 1). El vocalismo correspondiente a
է ha predominado en el resto del rético y del italiano y en el fr. ant.
noif, así como en el sardo
nie. El tipo
NԵVE ocupa, pues, una área extensa y continua equivalente como a la mitad de la Romania. Luego ha de ser muy antiguo y no se puede explicar por el influjo de voces vagamente relacionadas como
LĔVIS (según quería Tuttle,
RRQ IV, 481ss.), ni tampoco como debido al verbo
nevar, en el cual a su vez se explicaría por analogía de verbos del tipo de
LĔVARE (conforme a la idea de Brüch,
l.
c.): tales influjos no podían actuar en forma tan unánime. Es curioso que el caso se repita, y en una área parecida, en voz tan semejante como
NUX, NŬCIS; pero como
PէX,
VէX,
FୱX3,
VĶX,
DŬX, CRŬX, no siguieron el mismo camino, y no se ve por qué había de influir la
N-, esta observación no nos lleva lejos. Quizá influyera
NĔBŬLA, pues la niebla es otra característica del invierno, de donde fórmulas aliterantes y muy empleadas, que el latín vulgar pudo mudar en
*NԵVES ET NԵVOLAS; la otra combinación también frecuente
*NԵVES ET GԵLU pudo ayudar
4. Es probable que el latín vulgar percibiese
NէBŬLAM (pron.
n?vola) como una especie de diminutivo de
NIVEM (pron.
n༱ve), de donde luego influjos recíprocos en el vocalismo de las dos palabras. Una buena confirmación de mi teoría la aportan el florentino e italiano literario, donde a
nẹve corresponde
nẹbbia, y el rumano, donde
NĔBŬLA >
negură diptonga tan poco como
NէVEM >
nea5.
DERIV.
Nevar [J. Manuel, J. Ruiz, etc.], del lat. vg. NէVARE6, que sustituyó al clásico NզVĔRE o NINGUĔRE en iberorrom., oc. y sardo (comp. *NIVICARE it., friul., fr.); nevado; nevada; nevadilla. Nevasca o nevisca [ambos Aut.]; neviscar. Nevatilla ‘aguzanieves’ [Aut.] o nevereta [Acad. ya 1817; < cat. nevereta]; en Tucumán y otras zonas argentinas, nievecita es el nombre del Xolmis irupero (Mendilaharzu, La Prensa, 29-IX-1940; J. Aramburu, ibid. 21-IV-1940). Nevazo. Nevazón. Nevero ‘el que vende hielo’ [1646, Estebanillo, y hoy en Cuba, Ca. 62; lo cual se explica porque antiguamente se empleaba nieve, guardada en pozos, para refrescar; de ahí que hoy llamen nieve al hielo artificial en Cuba, y aun a los helados en Méjico]; nevería [Aut.; Ca.]; nevera ‘sitio donde se conservaba la nieve de refrescar’ [S. XVII, Aut.] y hoy en España ‘armario revestido de materia aisladora y provisto de hielo para conservar alimentos’, en la Arg. heladera, etc. Nevoso. Cultismos: nivoso, níveo.
1 En la zona intermedia entre el Bearne y Luchon aparece néu, según Rohlfs, BhZRPh. LXXXV, § 346, pero conviene tener en cuenta que varias hablas de esta zona cierran la ç en u tras n, y algo análogo puede ocurrir con la e.― ↩
2 Véanse las citas de Tommaseo y de Brüch. Además Ariosto, Orl. Fur. I, 60.― ↩
3 Hay fiez junto a HEZ, pero éste es un caso especial (véase).― ↩
4 Pero no sería éste el influjo decisivo, como quisieran Gassner y Marden (MLN XIII, 173), primero porque GELU tiene forma muy diferente, y luego porque gran parte del territorio de NԵVE (cat., oc, it.) corresponde al área de GLACIU y no a la de GELU.― ↩
5 Luego es innecesario recurrir al influjo de NIGER, de que echaban mano Pu?cariu y M-L. Nótese también que el fr. ant. noif corresponde a un territorio donde NEBULA desapareció pronto, bajo la concurrencia de brume y brouillard. Escribió ya acerca de nieve Baist, ZRPh. VII, 115ss.― ↩
6 Ya documentado en el hispano Liber Glossarum (S. VIII), CGL V, 226.18. Por lo demás, el adjetivo NIVATUS ya era clásico. ↩