NAGÜELA, ‘choza’, palabra del árabe hispano y magrebí, y del bereber, que no consta con seguridad que se haya empleado en castellano; es antigua en estos idiomas y de origen incierto.

1.ª doc.: 1585, López Tamarid.

Aut. lo cita de Covarr., y éste de López Tamarid, definiendo «casa pajiza o pobre». Ahora bien, el opúsculo de Tamarid, aunque dedicado en principio a la etimología arábiga de voces españolas, puede incluir algunas que sólo se emplearan en árabe, y el caso es que esta definición es copia literal de la que da PAlc. a la voz naguíla del árabe granadino; este autor no la incluye en la nomenclatura castellana de su diccionario, y ni Aut. ni Covarr. dan muestras de conocer la palabra directamente, de suerte que tiene buen fundamento la opinión de Schuchardt (Roman. Lehnwörter im Berberischen, 59-63) de que nagüela no ha existido nunca en castellano, como ciertamente no ha existido en vasco ni en gallego, aunque algún lexicógrafo desacreditado la haya achacado también a estos idiomas. Es verdad que Oudin incluye «naguela: cabanne, une logette couverte de paille» ya en su ed. de 1607, anterior a Covarr., y no tengo otras pruebas de que Oudin sacara palabras de López Tamarid, pero bien podría ser que lo hiciera. Finalmente Fr. Patricio de la Torre (1805), que vivió largo tiempo en Marruecos, traduce una frase árabe con las palabras «el galán de la sierra vino por luz y quemó la naguela», lo cual tiene todo el aspecto de un refrán castellano; luego quizá sí se ha empleado alguna vez esta palabra en español (¿judeoespañol de Marruecos?, ¿andaluz?), aunque no podemos asegurar que no se trate ahí de una traducción improvisada por Torre de un proverbio árabe.

Sea como quiera, el vocablo nawwâla (nawwíla conforme a la pronunciación granadina) está documentado en árabe desde antiguo, pues ya figura en el glosario de Leyden, del S. XI, y reaparece en R. Martí y PAlc.; estas fuentes son todas del árabe de España, pero además consta el empleo de nawwâla ‘choza’ en el árabe de Túnez (Beaussier; Riyad an-Nofús) y de Marruecos (Torre; nuuála, Lerchundi), vid. Dozy, Suppl. II, 739b. Consta que en Túnez suele aplicarse especialmente a las tribus bereberes, y Schuchardt estudió el vocablo en este idioma. Era opinión de Engelmann y de Simonet que se trataba de una supervivencia de la voz púnica magāle íd. (también mapāle), documentada en autores latinos de la Antigüedad, opinión que podría hallar cierto apoyo en las alternancias MAPPA ~ NAPPA, MATTA ~ NATTA, bien comprobadas en voces de este origen; Simonet la apoyaba además citando el nombre de pueblo valenciano Mauella, y agregando su etimología del cast. MAJADA, en su opinión procedente de MAGALI-ATA; pero esta etimología es ciertamente falsa, y la de Mauella completamente incierta. Como además faltaría explicar el cambio de -G- en w, es preciso dejar la idea en cuarentena, tanto más cuanto que Schuchardt es de opinión que nawwâla es voz bereber tomada de un diminutivo del lat. NAVIS ‘barco’, comp. el bal. naveta ‘especie de choza de construcción prehistórica’. A esta etimología se ha adherido Colin (Hesperis VI, 57-58) apoyándola en la forma náwwa «tugurium» de R. Martí (sólo en la 1.ª, pero no en la segunda parte de este diccionario): éste sería NAVIS y nawwâla < NAVICULA.