MURAJES, ‘hierba primulácea: Anagallis arvensis L.’, tornado del gall.-port. muragem, que procede de un tipo romance *MURAGO, -AGէNISl>, en relación con los nombres de la misma planta en portugués (murugem y morrão), catalán (morrons) y francés (mouron), de origen incierto; como el mismo nombre se ha aplicado a la Myosotis arvensis u oreja de ratón, quizá sea derivado del lat. MȢS>, MȢRIS, ‘ratón’.

1.ª doc.: Amato Lusitano, 1553.

Según Colmeiro IV, 21, recogen murages como nombre castellano de la Anagallis A. Lusitano, Martras (1744), Fz. de Navarrete (1749) y Asso (1779), como nombre portugués figura muragem en Avellar Brotero (1788); Vall. registra muraxes = herba da rabia1 como gallego. Terr. da en castellano murajes2, murujes y morujes. La Acad. no lo registró hasta después de 1817 (ya 1843). Acaso los portugueses Amato y Martras atribuyeran sin gran fundamento al castellano una palabra de su propio idioma, o bien realmente el vocablo había pasado al español; sea como quiera, no cabe duda que murajes, dado el tratamiento fonético de su terminación, es un portuguesismo o galleguismo. Está claro también que no puede separarse del citado murujes, que ha de ser portuguesismo asimismo y que Vandelli (1771) registra como portugués (murugem, marugem) y Benedito (1867) como valenciano (moruges blaus); asimismo hay que relacionarlos con el port. morrião [1555, Laguna, y otros muchos], mourrição (Martras), y con el cat. morrons o murrons [1744, Martras, etc.; Ag.]. Ahora bien, éste tiene su natural continuación en el oc. mod. mouroun (Mistral), mourilhoun, mourioun, en muchas hablas occitanas; y más al Norte el fr. mouron está extendido por todos los dialectos, con numerosas variantes, entre las cuales llaman la atención por su persistencia las que corresponden a un tipo fr. moiron o mourion; en francés moruns está documentado desde el S. XII (Bibl. de l’Éc. des Chartes, 1869, 331; y V. la rica colección de variantes en Rolland, Flore III, 32-43, y IX, 57-61; para lo hispánico, además, Hubschmid, RF LXV, 288).

El vocablo penetra también en algunas hablas germánicas: neerl. muur (pron. mü:r), mier, murik, flam. murke, neerl. antic. muer, muerkruid, b. alem. med. y mod. mîr(e) (tipo que se extiende por la Frisia Oriental, Meclemburgo, Prusia y Silesia; mür en Eifel y Altmark; vid. Franck, Etym. Wb., y Rolland, p. 40). Es de notar que los nombres franceses son comunes a la Anagallis Arvensis y a la Stellaria Media o ‘pamplina’, que efectivamente lleva también los nombres de murajes en castellano, marugem y murugem en portugués, en Galicia moruxas (Sarm. CaG.)3 o muruxa, meruxa en Asturias (Colmeiro I, 432), moruxia y análogos en Sajambre y otras localidades leonesas (Fz. Gonzz., Oseja, p. 312); planta bien diferente de la Anagallis, pero confundida con ella por el vulgo y por los antiguos botánicos. Otra confusión se produjo con la Myosotis arvensis (también llamada Myosotis intermedia), vulgarmente oreja de ratón, pues como nombre portugués de esta planta anota Vandelli marrugem (Colmeiro IV, 127). La identidad de denominación de estas plantas es un hecho general, pues según Rolland la Stellaria Media se llamó en francés aureille de rat (1555), oreille de souris (1541, 1609), en italiano orecchia di topo (1609), Parma orecci d’soregh, Sicilia oricchi di surci, cast. oreja de ratón (1557), bret. brignen logod (‘gachas de ratón’), svcr. miševina, mišakinja (‘hierba de ratón’), wéndico myšyne crjowo, pol. myszotrzewo, ár. Ȑaȝân al-fâr (‘orejas de ratón’), nombres todos que son traducciones del gr. μυòς ϕτƲ.

Ahora bien, es legítimo suponer que la base *MȢRAGO o *MȢRȢGO postulada por los nombres iberorromances no es más que otra traducción de este tipo, consistente en un derivado de MUS, MÛRIS, con el sufijo -AGO o -UGO, tan propio de los nombres de planta; y también es posible que el port. morrião, oc. mourioun, fr. moiron, salgan de un tipo *MȢRIONE, y el cat. morrons, fr. mouron, de *MȢRONE, de formación análoga: la -rr- doble del catalán y el portugués sería debida a una contaminación secundaria de MORRO. Aun las citadas denominaciones germánicas podrían ajustarse a esta etimología, como antiguos préstamos romances (¿quizá del nominativo *MȢRIO?). Lo único que faltaría explicar es la o del francés y la lengua de Oc (pues en catalán y portugués quizá sea meramente gráfica). Y para ello se ofrece una explicación muy natural en el cruce con el tipo MORSUS GALLINAE, fr. morgeline, fr. dial. mordon (comp. cast. bocado de gallina, sic. mursiddina, Calvados bec de moineau), explicable por el gran consumo que las gallinas y los pájaros hacen de la grana de la stellaria media. No faltan, por lo demás, algunos testimonios del radical primitivo mur- en los dialectos franceses: Pas de Calais, Ardennes, Meuse muron, Côte d’Or muran, b. lat. herba muronis (Diefenbach).

El supuesto tipo *MURRIONE, derivado de MORRO, del cual quiere partir Gamillscheg (EWFS s. v. menuchon), se apoyaría solamente en el citado bec de moineau (muy aislado en los dialectos franceses), pero chocaría con el iberorromance *MURAGO, MURUGO, y con muchas formas galorrománicas y germánicas; en cuanto a que este *MURRIONE sea traducción de un nombre céltico, es suposición sin prueba alguna. La fonética desaconseja resueltamente buscar al port. murugem un étimo *MOLLUGINEM, como quisiera J. Inês Louro Boletim de Fil. IX, 151-73.

1 Sabido es que la Anagallis se ha empleado popularmente como remedio contra la mordedura de los perros hidrófobos.―

2 Cita a Nebr., pero el vocablo no figura en su primera edición.―

3 En Pontevedra moruxas se emplea para el moho verde del agua, llamado también rabaza (135v) y, en 140r, Sarm. da variante formal moruxes para ‘anagallis’ de hojas como corazón, y también llamada xaboeira, porque da espuma si uno se lava con ella.