MORRO, ‘saliente que forman los labios abultados’, ‘monte o peñasco saliente pero de punta chata’, voz común a los tres romances ibéricos con la lengua de Oc, el sardo y varios dialectos franceses, italianos y germánicos, de origen incierto; probablemente empezó designando los labios abultados del malhumorado que «pone hocico», y fué primitivamente la onomatopeya MURR- del refunfuño.

1.ª doc.: 1591.

En esta fecha traduce Percivale «a great high rock in the sea; also the poll of the head»; Oudin «un rocher ou escueil fort haut en la mer; le derrière de la teste». Góngora en 1613 habla de la «alta cumbre de aquel morro difícil... esotro escollo al mar pendiente» (ed. Foulché II, 101). Minsheu en 1623 agrega la frase «baxó el morro: he held down his head, or he bethought himselfe». Morros son cierta trampa en el juego de naipes en el Buscón (Hill, Voces Germanescas). Aut. es el primer diccionario en recoger la ac. «el bezo, especialmente gruesso y sobresaliente, de los labios»; en el sentido de ‘monte o peñasco’ cita ej. de la Recopil. de Indias (publ. 1680), y dice que es además «qualquier cosa redonda que en su figura tenga semejanza a la de la cabeza, como el morro de la pistola y los guijarros redondos». Hay además un femenino morra, peculiar al castellano, ‘parte superior y redonda de la cabeza’, término vulgar ya documentado en los primeros años del S. XVI, en Juan del Encina (250) y en Lucas Fernández (23). El port. môrro no conoce otra ac. que la topográfica «monte nƟo m?i alto», especialmente como término de navegación, con ejs. ya en Mendes Pinto (1541), Juan de Barros, Pinto Pereira, y otros autores del S. XVI y principios del XVII (Vieira, Moraes). Más vivaz que en portugués y en castellano es mrro en catalán, pues ahí, además de la ac. topográfica1, es el vocablo normal y general para llamar el hocico de los animales, o la jeta de las caras deformes, además se emplea con gran frecuencia aplicado a los labios de toda cara humana, aunque en este sentido es voz peyorativa y grosera en Barcelona y gran parte del Principado, pero se ha convertido en la expresión normal de la idea de ‘labio’ en el País Valenciano, Islas Baleares, Rosellón y algunos puntos de Cataluña; es voz muy antigua en el idioma, ya documentada a fines del S. XIV (Eiximenis, Regiment, 90.27), y en muchos textos castizos del XV; en su ac. topográfica se documenta ya mulino de Murucurt en 1154, Murro curt en 1157, localidad cerca de Ripollet (Cartul. de St. Cugat III, 172, 182).

En lengua de Oc, mor o morre ‘hocico’, ‘jeta’, es frecuente desde fines del siglo XII (Torcafol); hoy se dice mour en Gascuña, Lemosín y Languedoc, mourre en Provenza, de acuerdo con la fonética dialectal, y en esta última región vuelve a ser muy viva y predominante la ac. ‘peñasco o colina redondeada’; el área del vocablo penetra en los dialectos franceses hasta la línea Gironda-Vosgos (Bloch, s. v. moraille)2. En Italia hallamos por una parte el genov. müro «ceffo, muso del cane, del porco ecc», «per ischerzo anche il volto dell’uomo», «segno di crucio che apparisce nel volto allungandolo per isdegno o per avversione», luego falta en los dialectos intermedios, pero reaparece por una parte en el sardo murru ‘hocico’, y por la otra en el sic. murra ‘peñasco elevado’, romano merid. morra ‘peña’, y Morro, Morra, Morrone, es nombre propio de montaña frecuente en la Campania y los Abruzos (Rohlfs, ZRPh. XLVI, 164); de Italia parece ser procedente el neogriego μούρƓ ‘semblante, cara’ (G. Meyer, Indogerm. Forsch. III, 70); en cuanto al fr. morailles, piam., lomb. ant., emil. moraja, venec. moragia, ‘especie de morral’, serán préstamos de oc. morralha. Pero todavía podemos seguir hasta más lejos la pista del vocablo: el alem. dial. murre significa en muchas partes ‘semblante malhumorado’, en Carintia y Suabia es término despectivo por ‘boca’, y el verbo murren, de uso general para ‘expresar descontento, malhumor, enojo’, ‘refunfuñar’, se documenta desde el final de la Edad Media, y se prolonga en el b. alem. med. murren, neerl. med. morren, escand. ant. murra (Th. Braune, ZRPh. XXI, 217; Kluge). Que una palabra de este sentido venga del germánico es ya poco convincente a priori, sólo sería admisible en el supuesto inverosímil de que las voces topográficas del italiano meridional fuesen hispanismos, y debe rechazarse teniendo en cuenta lo imposible de que voz tan tardía en alemán perteneciese al gótico.

Se impone admitir que las voces germánicas y las romances, o bien sólo coinciden por una homonimia casual, o bien son creaciones onomatopéyicas paralelas. Sólo en el primer supuesto podríamos pensar en que morro tenga algo que ver con el vasco mutur ‘hocico’, muturra ‘el hocico’, pero esta relación tropieza con dificultades fonéticas al parecer insuperables3, y las razones geográficas nos acaban de obligar a desecharla, siendo palabra que se extiende hasta Génova y hasta los Vosgos. Lo probable es, pues, que así en romance como en germánico sea creación onomatopéyica, lo cual nos obliga a creer que el sentido primitivo fué el del alem. murren ‘refunfuñar’, creación paralela al lat. mur-mur-are, y al alem. mur-mel-n, comp. el cast. morro, morroño, morrongo, denominación del gato, que imita su murmullo4; de ‘refunfuñar’ se pasaría a ‘poner jeta’, ‘mostrar resentimiento o mal humor con la hinchazón de los labios’, sustantivando el vocablo designaría el labio inflado o el hocico, y sólo en último término se llegaría a ‘colina, peñasco’ por comparación de forma, comp. el lat. vg. GRŬNէUM ‘hocico del cerdo’ (derivado de GRUNNIRE ‘gruñir’) que ha dado palabras con el sentido de ‘colina, morro’ en varios dialectos romances y eslavos5. El carácter onomatopéyico del vocablo se confirma atendiendo a la existencia de alternancias vocálicas injustificables fonéticamente, como la que presenta el citado genov. müro, que reaparece en el cat. vigatano murro ‘punta saliente de montaña’6. El significado originario ‘refunfuñar, demostrar mal humor’ está bastante olvidado en castellano, pero no completamente: de ahí andar al morro o a la morra ‘andar a golpes’, amorrar ‘bajar la cabeza obstinándose en no hablar’ [1646, Estebanillo], chil. amurrarse «taimarse, estar descontento y mostrarlo por resistencia pasiva» (Lenz, Dicc., pp. 131-2), y sobre todo murrio «triste, melancólico y descontento», que ya sale varias veces en la Dorotea de Lope (IV, esc. iii, y RH LXXVII, 367), y murria «especie de tristeza y cargazón de cabeza que obliga al hombre a andar cabizbaxo y melancólico» [Covarr.; Aut.], también empleado en dicha obra (Aut.), y en las de Quevedo y de Quiñones de B.7; finalmente el gall.-port morrinha ‘nostalgia’ (definición más matizada en Castelao 272.14), ‘sarna que ataca al ganado’8 (comp. ast. morrina ‘murria’, Rato; ya en Lucas Fernández, Farsas, p. 105), pasó al cast. morriña ‘tristeza, melancolía’, ‘peste que ataca al ganado’ [Aut.]9. Morriña no puede separarse de sus afines, derivándolo de morrer ‘morir’ con GdDD 4439.

DERIV.

Morra, ‘parte superior de la cabeza’, V. arriba; morrada; morrilla; morrillo ‘cogote de las reses, cogote abultado’ [Aut.]; morrión ‘armadura de lo alto de la cabeza’ [murrón, h. 1570, Salazar, Cartas, p. 29; morrión, 1605, Quijote; murrión, 1625, Coloma, y hoy arag., vizc., santand., venez., vid. Cuervo, Obr. Inéd., 194 y 196, h. 26]10, ‘especie de vahido que ataca a las aves de cetrería’ [1556, Vallés]; amorrionado [B. Gracián, DHist.]. Morral ‘saquillo o talega para dar de comer a las caballerías’ [Aut.], ‘hombre zote y grosero’ (comp. cat. murri ‘bribón’, arriba); morralla ‘conjunto de cosas despreciables’ [Aut.], ‘multitud de gente de escaso valer’ [Acad. 1884, no 1843]. Morreo ‘juego de muchachos en que el perdidoso saca con los dientes una estaquilla clavada en tierra’ (como voz zamorana, en Fz. Duro). Morreras arag. Morriña, V. arriba; morriñoso; cub. murruñoso ‘nostálgico’, ‘diminuto’ (Ca., 79). Morrón, pimiento ~, por su forma abultada; ast. ‘señal de piedra para fijar términos, para defender las esquinas de los edificios, para amarrar buques y animales...’ (Rato); gall. esmorroar «espabilar una hacha» (Sarm. CaG. 182v). Morrudo. Amorrar (V. arriba); desamorrar [1646, Estebanillo]. Murrio y murria, V. arriba11.

CPT.

Cancamurria [Lope, Aut., s. v. murrio], cuyo primer elemento deberá identificarse con el murc. cancán ‘molestia, fastidio’ o con el fr. cancan ‘ruido’, ‘chisme’, para los cuales, V. CANCAN-.

1 P. ej. El Morrot, parte posterior, y escarpada sobre el mar, del Montjuïc de Barcelona; El Morro del Gos, islote frente a Orpesa, prov. de Castellón de la Plana.―

2 Suele creerse que el fr. antillano morne ‘colina redondeada’ [1752, BhZRPh. LIV, 165] se tomó del castellano, pero no está bien explicada la n.―

3 La -d- intervocálica vasca puede caer en ciertas condiciones dialectales, vid. Uhlenbeck, Contrib. à une Phon. Comparée des Dialectes Basques, p. 78ƌ. Pero no sé que nada de eso ocurra con la -t-.―

4 Sólo en este sentido, muy limitado, puede admitirse la afirmación de Sainéan, BhZRPh. I, 74, de que morro ‘hocico’ viene del nombre hipocorístico del gato.―

5 Fr. dial. groin «sommité d’un rocher, d’une colline», it. merid. (v)rogna «tumor», macedorrum. gruĭŭ, ucraíno y polaco gru? ‘colina’, El Grony en la toponimia catalana; vid. FEW IV, 294-5.―

6 Como apelativo, y como nombre propio de lugar (Murro de la Costa de la Noguera en Gurb).―

7 «Un día entre otros que le dió lugar la murria, le dijo su parecer de pe a pa; y seco y sin llover, mandóla que se metiese en un convento al proviso», Cuento de Cuentos, Cl. C. 176; Quiñones, NBAE XVIII, 726. En Asturias murnia (Vigón, Fz. Gonzz., Oseja, 314) con el cambio acostumbrado de RR en rn, y amurniáu ‘murrio’.―

8 Véanse ejs. citados por Basto, RL XXI, 212-6.―

9 Comp. además cat. murri ‘bribón’, emmurriar-se ‘amorrarse, malhumorarse’, gasc. moûrri «lourdaud, rustre, brutal, morose» (Mistral), Gironda mourry «morose» (Moureau, La Teste, s. v.).―

10 Comp. cat. morrió ‘bozal de perro’.―

11 Vizc. murriático: «Ginabarren zaldiail [literalmente el caballo muerto de los suegros] se dice de quien está murriático», cita esta frase del ms. de Otxandiano (vizc.) el Supl. de Azkue; éste lo utiliza también para traducir del vasco iñoso, variante ortoépica (o cacoépica) de iñozo, que en Navarra significa ‘burlón’ y en Guipúzcoa unas veces ‘apocado, enclenque’ y otras ‘maniático’ (Dicc. Azkue): esto revela que no se trata de un vocablo formado con medios sufijales vascos (lo cual, sin ser fácil, sería concebible) sino simplemente un compromiso del cast. local vascongado entre *enmurriado o *amurriado y el cuasi-sinónimo maniático (si se quiere una derivación según el modelo de manía ~ maniático).