MOSTAJO, especie de serbal silvestre, origen incierto, probablemente deriva de mostaja, nombre de su fruto, y éste de *MŬSTALIA, plural neutro de *MUSTALIS, adjetivo derivado de MŬSTUM ‘vino nuevo’, por el gusto a vino de ciertas variedades de serba y por la costumbre de conservarlas en vino cocido.

1.ª doc.: mostalia, en doc. de Sahagún de 934; mostajo, S. XIII, Fuero de Sepúlveda.

Léese en este fuero «aquel omne que fallaren cortando faya o mostajo o pino o povo... peche 3 maravedís» (cita en RFE V, 41). El nombre del fruto figura a princ. S. XV, en Fr. Diego de Valencia, quien denostando la tierra leonesa escribe «fructas montessynas / as por avantajas: / pomas e endrynas, / sylvas e mostajas» (Canc. de Baena, n.º 502, v. 32). Nebr. registra «mostajo, árbol para madera: mustax», pero sería imprudente tomar al pie de la letra esta identificación de un humanista poco versado en botánica, que a menudo se guía por semejanzas formales más o menos falaces. El lat. mustax o mustāce, según Plinio, es una variedad de laurel, árbol absolutamente inconfundible con el mostajo o el serbal, aunque su nombre parece haberle venido también del mosto (según Walde-H.), por la forma de preparar los MUSTACEA o mostachones con bayas de laurel y con mosto; también se dió el nombre de mustellago al llamado laurel enano1.

El hecho es que el mostajo ha sido identificado por numerosos botánicos especializados con el Pirus Aria Ehrh. (Crataegus Aria L.), también llamado serbal morisco, server bord, nespler salvatge, etc. (Colmeiro II, 372-3), y el ser la mostaja según Diego de Valencia fruta montesina, comparable con las ciruelas, endrinas y zarzamoras, confirma esta identificación definitivamente, pues las bayas del laurel no son comestibles ni admiten comparación con las citadas. Entre las variantes de interés coleccionadas por Colmeiro citaré el arag. mostachera de Loscos-Pardo (1863), y las formas mostayo, mostayal y mostañal. Leon. (La Lomba) amustayal ‘pirus aria’, ‘mostaja’, BRAE XXX, 160; formas que atribuyen a Sarm. como gallegas, pero lo que dice éste es que mostajo es el Crataegus en la Montaña de Burgos (mostaja su colorada frutilla, CaG. 136r, 142r) y mostayo o mostayal en el Bierzo; en efecto, aquellas formas son leonesas en vista de su y = j castellana (faltan en Vall.); de esta región procede quizá también mostellar, citado primeramente por Quer (1763) como nombre del Pirus o Crataegus Torminalis, luego por Cavanilles (h. 1800) para el Pirus Aria, y finalmente por la Acad. [1884, no 1843] como denominación básica del mostajo. Conocida es la tendencia leonesa a emplear el sufijo -ar o -al para nombres de árbol (M. P., Dial. Leon.); mostellar saldría, pues, de mostallar, y de aquél secundariamente se extraería el colungués mosteya; pero es posible, y aun más satisfactorio, que se sacara de más al Sur, probablemente de zona lingüística ya mozárabe, que es lo que explicaría más sencillamente el pormenor fonético (a > e, ll y no -y- ni -j-): entonces mostellar sería alótropo riguroso del leon. mostayal.

Trató detenidamente del origen Simonet, 381-2, documentando copiosamente el ár. hispánico y marroquí štahà, como nombre del serbal, a partir de 961 (Rabí ben Zaid, Abenbuclárix, Idrisí, Abenalauam, Abenalbéitar, etc.; también en el anónimo sevillano de h. 1100, Asín, p. 70, quien por cierto lo presenta como palabra arábiga). Tendrán razón Dozy (Suppl. I, 797) y Asín al observar que štahà puede mirarse como palabra arábiga, ya que puede ser el participio pasivo de la raíz š-h-w en octava forma, que significa ‘desear ardientemente’ según diccionarios clásicos, y ‘estar en celo (la yegua)’ según PAlc.: el nombre ‘la apetecida’ puede convenirle a esta baya montesina que tanto buscan los muchachos y los pastores. La identidad de štahà (que vulgarmente sonaría muštáha a juzgar por numerosas analogías) y del cast. mod. mostaja es tan completa que a primera vista se impondría considerar nuestro vocablo como arabismo, y aun podría parecer confirmación de esta idea la variante mustaco citada por Quer (1763), mostaco de Palau (1780) y Medina Conde (1789). Sin embargo, adviértase que una k romance raramente viene de un Ʌ o ȟ en catalán o siciliano, jamás de un h, y menos aún en español. Creo que estas formas resultan de malas lecturas de mostaço, variante sufijal de mostajo (comp. mostaza junto a mostalla, como nombre del condimento), pues en efecto mostazo figura como nombre del Pirus Aria en Fz. de Navarrete (1742), Sarmiento y Rojas Clemente. En cuanto a štahà como étimo de mostajo, sólo sería posible si este nombre español se hubiese tomado después de terminada la Edad Media, cuando ya la j tenía su valor moderno, a lo cual se oponen rotundamente las menciones medievales señaladas arriba y en especial el mostalia de 934 citado por Lapesa. Es verdad que cuesta creer completamente casual la semejanza entre las dos denominaciones empleadas en España a ambos lados de la frontera religiosa, de suerte que me inclino a dar la razón a Simonet cuando sospecha que el ár. štahà es un préstamo del cast. ant. mostáȤa levemente alterado para encajarlo en una raíz arábiga; en cierto grado viene a confirmarlo la variante muchahía de PAlc., en vista de la observación de Amado Alonso de que el cambio mozárabe de št en Ƈ sólo afecta a las voces de origen romance.

En principio creo que se puede aprobar la idea de Simonet, aceptada por Lapesa (RFE XXIII, 405), de mirar mostajo como un derivado del lat. MUSTUM ‘vino nuevo’, teniendo en cuenta el gusto a vino que, según indica Plinio, tienen la mayor parte de las variedades de serba, y en particular las menos excelentes, como deben de serlo las de nuestro árbol silvestre; el hecho era tan conocido que, según Virgilio y el propio Plinio, fué costumbre imitar el vino con zumo fermentado de serbas, y Catón nos informa de una receta casera (fundada seguramente en un principio análogo al célebre similia similibus curantur) para poner en conserva las serbas con sapa, o sea vino cocido (véase para todo ello Forcellini, s. v. sorbum). Firme corroboración aporta moixera, nombre catalán y aragonés del mostajo, bien conocido de los botánicos, y cuya exactitud puedo confirmar personalmente por haberlo recogido en el Pallars, Vallespir y otras varias comarcas; no es, sin embargo, derivado directo de MUSTUM, sino de moixa, que anoté como nombre del fruto del mostajo en Tor y Áreu; Costa, Flora de Cataluña, n.º 1362, recoge aran. muxes para la gayuba, y Casacuberta anotó moixa en el alto-aragonés de Plan, al parecer como nombre del mostajo (BDC XXIV, 175). Está claro que moixa es el lat. MŬSTĔA ‘dulce como el mosto’, y análogamente saldrá mostaja del plural neutro *MUSTALIA de un adjetivo análogo *MUSTALIS, documentado en bajo latín, y comprobado indirectamente por el cat. y mozár. mostalla nombre de la mostaza, otro derivado de MUSTUM.

Queda, sin embargo, un reparo. En el habla gascona de Gèdre (Lavedan), moustayoû es precisamente el nombre del fruto del Sorbus Aria, y moustayouè «sorbier des oiseaux» (Rohlfs, BhZR Ph. LXXXV, § 22); ahora bien, en otros dialectos gascones este vocablo designa la frambuesa: bearn. mastajoû, moust- (Palay), Lescun mastayoû (Rohlfs), lo cual al parecer se enlaza con el vasco masusta ‘frambuesa’ (Fabre), ‘mora’ (Azkue). En definitiva creo indudable que ahí tenemos un representante del prerromano MAJOSTA ‘frambuesa’, ‘fresa silvestre’ (V. MAYUETA), con metátesis *MAJOSTONE > *MOSTAJONE: no era difícil pasar de una a otra de estas dos frutitas igualmente apetecidas por los chicos, cazadores, etc.; por otra parte también podría explicarse en rigor el cat. moixa como afín a moixó ‘pájaro’ MUSCIONEM, comp. el fr. sorbier des oiseaux, lat. sorbus aucuparia. Esto nos deja en una duda que quizá no pueda nunca desvanecerse del todo. Es verdad que esta hipótesis encontraría algunos tropiezos formales, quizá no del todo insuperables: la metátesis habría podido nacer en el derivado *MAJOSTARE > *MOSTAJARE > mostayal, mostellar, y propagarse desde ahí a mostajo (donde difícilmente se podían trasponer las vocales), y las formas con -ll- y -j-deberían explicarse como ultracorrecciones surgidas en tierras leonesas, a las cuales se refieren insistentemente varias de las menciones antiguas y modernas. Así y todo reconozcamos que el étimo MUSTUM se presenta por ahora algo más terso en lo formal y en lo semántico, no olvidemos que hay también mostazo (-aço), y siempre cabe admitir que el sentido tomado por el moustayoû de Gèdre puede explicarse, en esta habla fronteriza, por el influjo del cast. mostajo, derivado de mosto, sobre el gasc. moustayoû ‘frambuesa’.

DERIV.

Para mostellar y para mojera (moxera), V. arriba.

1 Colunga mosteya sería ‘especie de laurel’ según Vigón, y bien parece ser variante de mostaja, pero el autor es demasiado erudito en lexicografía y muy poco en botánica para que podamos prestarle mucho crédito, pues a continuación cita un «cast. ant. mostaja», en lo cual se inspira en Nebr., cuya definición reprodujeron Aut. y ciertas ediciones de la Academia.