MORILLA, ‘colmenilla, especie de hongo’, tomado del fr. morille, y éste probablemente del a. alem. ant. morhila; en cuanto al arag. múrgula, cat. múrgola, oc. mirgoulo, mourigoulo, etc., parecen tomados de la forma gótica correspondiente *MAÚRHWALUS.
1.ª doc.: Acad. 1884, no 1843.
Diez (Wb., 643), M-L. (REW1 5683) y Gamillscheg (EWFS) relacionaron el fr. morille con el alem. morchel, nombre del mismo hongo, y con toda su familia germánica (ingl. morel, neerl. morilje o morille, sueco murkla), observando M-L. y Gamillscheg que morille debía estar tomado del neerl. morilje.
Ronjat, Rev. des L. Romanes LVII, 532, replicó con razón que esta palabra neerlandesa era evidentemente un galicismo, y llamando por otra parte la atención hacia el oc. mourigoulo, postuló un tipo etimológico lat. *MORզCŬLA [comp. Pallars murilla ‘zarzamora’] ―diminutivo de MORUM ‘mora’, por el color de la colmenilla―, del cual el fr. morille y el alem. morchel hubieron de ser descendientes populares, mientras que oc. mourigoulo sería representante semiculto. Aunque M-L. aceptó esta etimología en la última edición de su diccionario (5681a), no dejó de observar que había una contradicción entre el tratamiento popular francés y el cultista de la lengua de Oc; en efecto, siendo ajeno *MORICULA al latín antiguo, la evolución culta del vocablo occitano invitaría a considerarlo creación culta de los botánicos medievales, pero con esto se contradice el tratamiento popular francés. En general, estas creaciones medievales, cultas pero no documentadas, deben acogerse siempre con gran desconfianza: en la gran mayoría de las ocasiones en que se han supuesto estas creaciones del «latín monástico», la etimología, más o menos especiosa, a la larga ha resultado falsa. Pero ahí tenemos dificultades mayores, pues el alem. morchel no es forma moderna, sino que morhila y morhala existen ya nada menos que en alto alemán antiguo, y la correcta correspondencia de las formas de los demás idiomas germánicos supone una palabra de antiquísimo arraigo en teutónico: es más, la síncopa de la vocal I y el hecho de haber sido afectada la C latina por la primera mutación consonántica, obligarían, si persistiéramos en partir de *MORICULA, a suponer que el vocablo se tomó, en fecha sumamente temprana, del latín vulgar. Lo cual se contradice gravemente con la ausencia de todo testimonio de tal vocablo en latín y también se contradice la idea de un préstamo con la corrección perfecta de las correspondencias germánicas.
Ahora bien, el cat. múrgola y congéneres son todavía más inexplicables partiendo de *MORICULA, de suerte que esta etimología debe abandonarse sin escrúpulo, y volver a la etimología germánica que hasta ahora admiten los germanistas. Según éstos se trata de un compuesto del nombre germánico de la zanahoria (a. alem. ant. mor(a)ha, alem. möhre, ags. more, moru, con correspondencias regulares en eslavo y en griego) y otra palabra que significa ‘nudo de madera, bulto’, ‘bastón, porra’ (gót. walus, escand. ant. v྿lr, b. alem. med. wal, ags. walu): es decir, se habría dado a la colmenilla el nombre de ‘porra comparable a una zanahoria’, por el parecido entre el color de los dos vegetales, amarillento oscuro el hongo, y rojizo amarillento el tubérculo. No hay dificultad en suponer que el fr. morille es préstamo del a. alem. ant. morhila o de una forma análoga del neerlandés antiguo (aunque luego volviera el fr. morille a pasar al neerlandés moderno); el pic. meroule o merouille pudo tomarse de morhala o variante parecida; nótese la fecha tardía del fr. morille. Las demás formas romances han de venir del gót. *MAÚRHWALUS (pron. m྿rhwalus) ―o quizá *MAÚRHWALO f.―, que tenemos derecho a postular como correspondencia del a. alem. ant. morhala. De ahí primitivamente un romance *mórgȮala, cuya Ȯ, por metafonía, cerraría en ú la ó tónica, en catalán y en aragonés (comp. AEQUALEM > igual, N֊VէA > cat. núvia, y además los hechos reunidos en ESQUILAR): de ahí el cat. múrgola, arag. múrgula [1771, Barnades]. Pero es sabido que el aragonés tiende a hacer llanas todas las palabras esdrújulas, de donde murgúla y con anaptixis murugula1. En lengua de Oc existen muchas variantes, para algunas de las cuales se puede ver Mistral. En el Bearne, Gascuña, Tolosa y Castres (Tarn) se emplea mirgoùlo (Palay, Mistral, Visner, Couzinié), que resulta regularmente de mଋrgola, con adelanto del acento y disimilación ü-u > i-u, fenómenos ambos regulares en estos dialectos, y el primero general en todo el territorio occitano. La forma rodanense mourigoulo reaparece en los Alpes (barigoùla, Arnaud-Morin), en el Aveyron (merigólo), el Valle de Arán (merigòla), etc.: ahí tenemos el paso de mourgoulo a mourigoulo, por una anaptixis semejante a la aragonesa, y más o menos favorecida por el influjo del fr. morille2.
1 Martorell cita un morogulles que no puede acentuarse de otra manera. En cuanto a la acentuación murúgula, que dan los aragoneses Asso (1779) y Peralta, resulta de una corrección más o menos artificial de esta tendencia fonética aragonesa.― ↩
2 Según observa Kluge no está bien explicada la variante a. alem. med. maurache, -oche, alem. antic. moroch, -ach, todavía empleados en dialectos del oberdeutsch. Sea como quiera, estas formas son contrarias a *MORICULA. Nótese que el alem. möhre ‘zanahoria’ es palabra ajena al oberdeutsch, al cual debe corresponder la variante a. alem. ant. moraha, con la anaptixis acostumbrada en alemán (comp. a. alem. ant. salaha ‘sauce’ frente al a. alem. med. salhe, ags. sealh; salawer frente al proto-germ. *salwoz ‘sucio’, a. alem. ant. boragên ‘tomar prestado’ frente a ags. borgjan, escand. ant. borgja; etc.). A los germanistas toca averiguar si morach, moroche, ‘colmenilla’, puede corresponder a moraha ‘zanahoria’ o a un derivado en -JA, etc. ↩