MOLLEJA, ‘estómago muscular de las aves’, ‘glándula en el cuerpo de otros animales’, es molilla en dialectos del Norte de Castilla, y moela en gallego y portugués; origen incierto, quizá emparentado con el fr. antic. mule, mulette, ‘molleja de las aves de cetrería’, ‘cuajar del ternero’, que a su vez enlaza con el tipo mula, extendido por el rético oriental, esloveno, croato, búlgaro, albanès y otras hablas balcánicas, y procedente del gr. μύλƓ ‘carnosidad que se desarrolla en la matriz a manera de feto’, cuyo sentido pudieron ampliar los veterinarios grecorromanos aplicándolo a otras vísceras y glándulas internas.
1.ª doc.: ¿S. XIII?, Historia de Segundo; h. 1400, glos. de Toledo y del Escorial.
Según el señor García de Diego, la forma gallegoportuguesa y santanderina correspondería a un tipo esquemático *MOLELLA y la castellana a *MOLէCŬLA, con -ll- secundaria. A la verdad habría otra alternativa, que deberá tenerse muy en cuenta. En portugués antiguo existió moela en el sentido de ‘meollo, médula’, que representa evidentemente MEDŬLLA con trasposición meola > moela (comp. fr. moelle), y este vocablo pudo aplicarse a las mollejas, lo mismo que se aplicó al cerebro, a la miga de pan, y a otras partes internas del cuerpo o de los objetos; entonces molleja estaría por *meolleja, y molilla por *meollilla, con disimilación ll-ll > l-ll. Esta explicación sencillísima es muy seductora, y quizá al fin y al cabo sea la cierta.
Sin embargo, lo que me conduce a dudar de ella no son las razones aducidas por el señor García de Diego, sino una importante familia de voces extranjeras que éste no tuvo en cuenta. En Francia, mule ha designado el cuajar de los rumiantes, p. ej. el ciervo (así en un texto del S. XIII), y todavía tiene este sentido, especialmente en la forma franche mule; en el Livre du Roi Modus (med. S. XIV) y en otros libros de cetrería medievales se halla mule en el sentido de ‘molleja de las aves’, y en el primero de estos textos varios mss. traen la variante mole y otro meule (vid. Tilander, Glanures Lexicographiques, s. v.; Roi Modus II, 363); el diminutivo mulette designa también el cuajar y la molleja de las aves, y se halla desde el S. XIII hasta el XVII y más o menos hasta la actualidad; en el dialecto del Bessin conserva este último sentido y además ‘saquito de avena’, y en el del Flandes francés es ‘escroto del carnero y del ternero’ (God. V, 447a)2. Ahora bien, esta palabra francesa se enlaza, aunque de lejos, con Gardena mule ‘embutido grueso’, friul. mùle f. «dolcia, sanguinaccio, specie di salciccione fatto col sangue di porco ed entrovi latte e spezierie diverse», llamado mula en Capodistria; otras formas istrienses son evidentemente préstamos eslavos: Trieste mulza, Capodistria mulissa, Rovigno móulise, Pola mùliɊe; se cita además un bávaro molien, que también podría ser eslavismo. Pero el eslavista K. SVtrekelj (Archiv f. slav. Philol. XII, 484; XXVI, 412-3) duda de que en eslavo sea palabra genuina. Ahí se halla mulica (= múlitsa) en esloveno y en el croato de Istria, también en el sentido de ‘embutido’, y especialmente ‘morcilla’. Hasta aquí se podría dudar, en vista del sentido, de que estemos ante un vocablo emparentado con el francés e hispánico, pero en dialectos italianos de Istria móula significa ‘intestinos’, el alb. muྊཙ, muྊཙzམ, muྊz, muz, f., es ‘estómago’ y ‘cuajar’, búlgaro mura ‘estómago’ (éste sería albanesismo, según G. Meyer, Etym. Wb. d. alban. Spr., s. v.), macedorrum. amură ‘cuajar’, con lo cual volvemos a la ac. occidental; de ésta se pasa fácilmente a ‘intestinos’, y de ahí es común en muchos idiomas el tránsito a ‘embutido’. ¿Será casual el parecido entre estas voces balcánico-alpinas y la galo-ibérica? Cuesta creerlo, tanto más cuanto que el habla dolomítica de Gardena parece formar el enlace con el francés, y las antiguas variantes francesas mole y meule recuerdan el vocalismo hispánico.
Pero si todas estas voces constituyen una sola palabra desde el punto de vista etimológico, hay que desechar no sólo la etimología MEDULLA, sino también la derivación de MOLLIS (indicada por Diez, Wb. 216, y todavía mantenida en la última ed. del REW, 5649) o la relación con MOLERE ‘digerir’ en que había pensado G. de Diego. Como alternativa queda solamente partir de un origen desconocido (como hace para las palabras francesas y balcánicas M-L., REW 5724, si bien difícilmente podrá ser propiamente «oriental»)3, o bien atender a la etimología preferida por García de Diego. Éste parte del gr. μǯλƓ ‘feto abortivo’, que más bien parece haber significado ‘carnosidad dura que se forma en la matriz de la mujer, y a veces en el vientre del hombre’, a juzgar por el sentido del lat. mola, que se tomó de aquella voz griega. El vocablo se pudo latinizar en la doble forma MOLA (por asimilación a la palabra latina que correspondía a las demás acs. del gr. μύλƓ) o *MŬLA, que luego pasaría a *MȢLA en parte del romance por confusión con el nombre del híbrido de caballo y asno. En castellano moleja pasaría a molleja, quizá por una dilación como la que registramos en COLLEJA, o solamente por influjo de muelle4. Al mismo tiempo molejón ‘piedra de amolar’ [1535, Fz. de Oviedo] pasaba a mollejón (Acad.), mientras que la forma originaria se conserva hoy en Costa Rica (BDHA IV, 253), Cuba (Ca. 177), Norte argentino5, etc.
En definitiva podemos aceptar esta conclusión, pues la base diminutiva que hemos supuesto para el port. moela, a saber *MOLELLA, está confirmada por el cat. o, más estrictamente, val. morella ‘molleja’ [Sanelo, Lamarca, Fabra], que todavía se conserva en su variante no disimilada molella en Bellmunt de Mesquí (prov. Teruel)6. Me inclino a creer que todas las variantes castellanas parten de moliella, bien documentada en D. Juan Manuel, que pasando a *mollella se disimiló en molleja (disimilación en dirección invertida, por no existir un sufijo -ella en castellano, pero sí -eja).
1 Falta esta forma en el vocabulario montañés de García Lomas, el cual trae en cambio, como propio de la región central santanderina, miloja ‘molleja de gallina’. Quizá se explique esta forma por un milojuela < molijuela < molejuela. El colungués monazuela (Vigón) será disimilación de *molezuela, derivado directo de MOLA; ast. occid. munizola, muñi- (Acevedo-Fz.).― ↩
2 Mula ‘hinchazón en las piernas’ en el L. de los Cavallos (91.24) quizá vaya más bien con el nombre de animal, comp. cat. mula ‘dureza en las manos’.― ↩
3 No parece que Gustav Meyer tratara del vocablo en sus Neugriechische Studien, como asegura M-L., o por lo menos hay errata en la página. Por lo demás, no encuentro comprobación de que el vocablo exista en neogriego.― ↩
4 Como nombre de una especie de uva, también llamada mollar (según el glos. de Janer), se lee moleja en Alex. 1967b. En este sentido claro que es derivado de muelle.― ↩
5 En el santiagueño Horacio G. Rava, diario Los Andes, 25-VIII-1940.― ↩
6 Sin duda hay que desechar como demasiado forzada la idea de que, así esta forma como las dialectales leonesas y murcianas arriba citadas, salgan por disimilación de un *meollella, diminutivo de MEDULLA. En todo caso el apoyo que parecería prestar al étimo MEDULLA la forma mohella, citada por Cej., Voc., es enteramente falaz. Se trata efectivamente de la molleja del gallo, puesto que la menciona Don Juan Manuel como el lugar donde se encuentra la piedra alectoria, pero en realidad mohellas no es más que una de las numerosas erratas de la pésima edición de Gayangos, pues Gräfenberg, en el mismo pasaje del ms. único, leyó moliellas (RF VII, 53). ↩