MOHEDA, ‘lugar lleno de maleza’, origen incierto, no parece ser de etimología arábiga, como se ha dicho; probablemente derivado de MOHO por comparación de éste con la maleza que echa a perder el terreno.

1.ª doc.: Nebr.

Éste define «lugar de árboles, nemus», pero creo que es definición imprecisa, que por lo demás ninguna fuente independiente confirma: Percivale, Oudin y Covarr. se limitan a copiar el artículo de Nebr., a quien este último cita sin otra explicación, según suele hacer con los vocablos que no conoce personalmente. Parece ser palabra poco conocida en español. Aut., s. v. moeda, da un ej. de Martínez de Espinar (1644), del que no se deduce que sea otra cosa que ‘maleza espesa’: «a todos los montes que son de pies derechos y que por lo baxo no tienen otra espessura, llamamos oquedales, y a los que tienen jaras y encinas altas, moedas y montes cerrados»1. En portugués, donde el vocablo es vivo dialectalmente, tiene en efecto bien claramente el sentido de ‘lugar de maleza espesa’: mofêda en el Alentejo es «moita de silvas, funcho, herba, etc.» (RL IV, 67), en la Beira Baja mofêdo «silvedo entrelaçado com outras plantas, formando um forte obstáculo á passagem» (RL II, 250). Un significado más primitivo es el que Fig. recogió en el pueblo de FundƟo, en la Beira, y documenta en un escritor: «excesso de ramagem que prejudica o desenvolvimento da árvore». Se comprende, partiendo de esta idea, que se comparara la maleza con el moho, y la vacilación entre -edo y -eda, ambos sufijos colectivos, confirma la etimología.

Se ha venido diciendo que es palabra de origen arábigo, pero no puede scr. Dozy, Gloss. 516-7, cree que procede de ġáȳȓa ‘bosque’ y ‘herbazal’, palabra bien conocida, pero claro está que es inadmisible su afirmación de que la sílaba mo- podía agregarse caprichosamente. El etimologista de la Acad. (seguido por Steiger, Contrib. a la Fon. Hisp.-Ár. 243) trató de salvar la idea imaginando un derivado *muġáȳȓa «nombre de lugar» de la misma raíz. Pero tal palabra no ha existido nunca. Ni pudo existir, pues los «nomina loci» no llevan nunca vocal en la primera radical; tal tipo de derivación sería completamente inaudito, además, en toda la formación nominal arábiga: de haber existido en esta raíz un nombre de lugar, no podría tener otra forma que maġîȓ, que efectivamente existe, pero sólo con el sentido de ‘lugar de poca agua’ (?auharí) o ‘canal de riego’ (Dozy, Suppl.)2.

DERIV.

Mohedal.

1 La aplicación a bosques será accidental, o en todo caso secundaria. En castellano no parece ser palabra muy viva. En Cespedosa, RFE XV, 150 existe Las Mojeas como nombre de lugar (RFE XV, 150, 266).―

2 Por lo demás, la desaparición del ġ tampoco sería regular, y el diptongo ai, entre la enfática ȓ y la velar ġ, se habría conservado intacto. Nótese todavía la falta de al- y la forma portuguesa, con su f y la ausencia de diptongo.