MOGOLLÓN, de ~, ‘de gorra, gratuitamente’, origen incierto, probablemente se trate de un *meollón aumentativo de meollo ‘miga’, procedente del lat. MEDŬLLA ‘pulpa’.

1.ª doc.: h. 1570, romances de germania; Mal Lara.

La frase típica es comer de mogollón, como figura en Mal Lara («philósopho contemplativo y amigo de comer de mogollón», Aut.). La pone Pedro Espinosa (1625) entre las «voces vulgares y malsonantes» (Obras, 194.19), la cita el Padre Guadix (1593) entre las palabras de origen arábigo, con la definición ‘comer sin escotar’, la emplea el autor de La Pícara Justina (ed. Puyol II, 121) y el del Estebanillo González (cap. 2), y el maestro Correas explica que es «comer de balde, sin costar nada». Existen variantes en el verbo. Juan de Luna, continuador del Lazarillo (1630), habla de unos frailes que «no tocan dineros, porque viven de mogollón» (Rivad. III, 119), y en el romance germanesco de Perotudo, seguramente escrito h. 1570, se habla de gente del hampa que «piava [‘bebía’] de mogollón» (Hill, p. 57, v. 220), combinando la expresión con gorra y gollería. En efecto, nuestra expresión parece haber tenido primitivamente carácter jergal, y Juan Hidalgo (1609) la registra con este carácter. Casi todo el mundo se refiere solamente a ella como locución adverbial. Raras veces aparece como sustantivo. Así en otro romance germanesco, seguramente algo posterior, pero también de fines del S. XVI, donde un rufián recomienda a su «protegida»: «poco garlo con jayanes, / que el mogollón es su amigo; / y levantan y encampanan [‘se ponen bravos, hacen alardes de valentón’], y alborotan el garito» (parece ser ‘cohabitación sin pagar’)1 (Hill, 64, v. 136). Quevedo atribuye humorísticamente al rey de Francia el ardid de arruinar la hacienda de su adversario el de España enviándole desertores y supuestos traidores franceses, para que consuman sus provisiones con voracidad de parásitos, procedimiento al que llama «militar con el mogollón» (Sueños, Cl. C. II, 242). Parece tratarse, pues, de la ac. abstracta que Aut. coloca en primer lugar, sin citar ejs., «entrometimiento de alguno adonde no le llaman o es convidado»; Oudin (1607) define mogollón como «escorniflerie» («action de rafler à droite et à gauche quelque bon morceau, quelque pièce d’argent»)2.

La interpretación etimológica de las voces germanescas y festivas es siempre arriesgada. Y es posible que en muchos casos no lleguemos a saber nunca con seguridad el origen de la que nos interesa. Podría pensarse, sin embargo, que existe una analogía real, fonética y semántica, con una vieja palabra del léxico financiero romance: moccobello, voz que es frecuente en antiguos documentos pisanos (ya en 1343) con el sentido de ‘recompensa por un servicio recibido’, ‘cantidad que se paga por un soborno o cohecho’ (Guarnerio define «donativo, estorsione»); desde allí el vocablo pasó a Cerdeña, donde figura en antiguos textos legales, y Spano la define «donativo, imposta, rigalo» (muccubellu); V. el estudio de M. L. Wagner (ZRPh. XL, 621-2). Con carácter independiente la encontramos con bastante frecuencia en Cataluña; ahí tiene el valor de ‘interés que se cobra por pagar letras de cambio’ (Labernia) y en general ‘réditos’, ‘intereses que se pagan por un préstamo’, a veces con carácter usurario. En cartas particulares del S. XIV sale repetidamente la recomendación de que se venda una propiedad, con el objeto de no seguir pagando mogubells (Ag.); Bernat Metge escribe «Recorde · us quants plasers haguès en temps de la prosperitat; pagatsme ço que us he prestat e siam amics com dabans... digats: què us par dels mogobells? Han pres a vostre juí bell tomb?» (Fortuna, 77.21); otras veces el sentido es ya peyorativo: «has comès usura o fals mogubell?» (Ag.), y Eiximenis explica «consella Gòrgias, gran filòsof, que de la comunitat sien foragitats tractadors de usures, de mogubells e de tota trafegueria» (Regiment, N. Cl. XIII, 173.27). Pero este sentido técnico es debido a una especialización del lenguaje financiero romance (o quizá judeoarábigo); el significado primitivo fué más amplio. El árabe muqâbala (en el cual pensó ya Wagner, aunque sin dar con el significado que interesaba) significa en Argelia (Beaussier) «rétribution (récompense ou punition)», «équivalence, compensation» (fī muqâbala es locución adverbial que vale «en retour, en échange, en compensation»); son acs. que se explican bien, dado el sentido general de esta raíz arábiga, pues el verbo qâbal es «donner une assignation en paiement sur quelqu’un» (Beaussier), qábal «accepter (une lettre de change), la payer» (De Goeje en Dozy, Suppl.), taqábbal «se charger d’extorquer à quelqu’un une certaine somme» (Dozy), y de ahí viene el sustantivo qabâla ‘tributo, contribución’, de donde nuestro ALCABALA; no cabe duda, pues, de que era raíz bien viva en el árabe de España (R. Martí registra también muqâbala con la traducción «emendare, opponere»). Aunque en palabras de esta estructura el acento se traslada vulgarmente a la sílaba postónica interna, y -bala en vulgar se pronunciaba -béla, con lo cual llegamos, ya muy cerca de mogobell, es posible que los masculinos romances vengan de un masculino arábigo de forma algo diferente, propio del habla de los judíos arabizados, y luego caído en desuso; sea como quiera, el significado fundamental debía ser el de ‘retribución’, ‘dádiva regalada en pago de algo’.

Llegados a este punto, podríamos suponer que de ahí se extrajera en castellano un aumentativo-despectivo *mogobellón con el significado ‘momio, ganga’, que tuvo que evolucionar a ‘parasitismo’, y que, finalmente, en la locución adverbial introducida por la preposición de pudo llegar a significar ‘de momio, de balde’. A las dudas que suscita la necesidad de construir esta serie de hipótesis hay que añadir una dificultad realmente grave: que la contracción, con pérdida de la b y la e, es algo sorprendente en el S. XVI, incluso tratándose de voz jergal, donde una pronunciación vulgar y descuidada no es extraña.

Las demás etimologías que se han dado son aún menos sólidas. El Inca Garcilaso explica «un caballero llamado Hernando de Mogollón, natural de la Ciudad de Badajoz... se fué al Gobernador y le dixo: Señor, en esta tierra, como vuestra Señoría bien sabe, todos comen de mogollón, pues se lo quitaron a su dueño, y sólo Mogollón se muere de hambre» (Aut.). Claro está que ésta es una de las llamadas «etimologías anecdóticas», que, según enseña una experiencia repetidísima, son casi siempre inventadas a posteriori3. Las etimologías de Covarr. son inaceptables4. Spitzer, MLN LXXIV, 147, entiende mal ‘miga del pan’ como si fuese ‘migas’ (crumbs), de donde saca una forzada explicación semántica.

El significado que tiene mogollón en Ribaforada (al SE. de Tudela) ‘la miga del pan’ según Iribarren, y en la Améscoa (O. de Pamplona) comer de mogollón ‘comer de prisa y con avidez’, es la pista más importante para dar con una etimología convincente para este vocablo: como la miga del pan se llama molla en cat. y midolla en it., está claro que en estas formas navarras tenemos el lat. MEDŬLLAl>, de donde el derivado *mo(d)ollón y, con g antihiática, mogollón; comer de mogollón sería primeramente ‘comer rápidamente’, como se hace con la miga, luego ‘con avidez’, y finalmente se habría aplicado al parásito, porque devora tragonamente. Explicación etimológica muy seductora y que parece cierta. Lo demás sería secundario y el imperfecto parecido con el arabismo catalán e italiano mogobell, mocobello, sería accidental.

DERIV.

Mogollonear «escornifler» [1607, Oudin]; mogollonero «escornifleur» [íd.]. V. además el texto. Es posible que sea derivado regresivo de mogollón el sustantivo mogrollo, que Aut. define «el que come a costa ajena»; la r sería repercusiva, a causa de la ll. Es verdad que el sentido de la única autoridad citada en este diccionario no es bien claro: se trata de un soldado romano que va en busca de Coriolano, a quien sus compatriotas enviaron maniatado y con los ojos vendados a tierra de sus enemigos los Sabinos; el soldado le busca para que no se despeñe, pero cae también en manos de los Sabinos, y al saber que éstos no quieren soltarle, exclama «a mí me estará bien esso, / si apóstata de soldado, / sin nota de tornillero [= ‘desertor’], / entre vustedes, mogrollo / de Coriolano me quedo» (Calderón, Las Armas de la Hermosura, escena final del 2.º acto, ed. 1760, I, 146). Más bien parece ser ‘acólito’, aunque desde luego con sentido peyorativo. Por lo demás, agrega Aut. que también significa «sugeto tosco y que no tiene cortesía» (comp. modrego). La relación etimológica con mogollón puede apoyarse en el panameño mogoya ‘tonto, pazguato’ (Samuel Lewis), donde falta la r (no creo que haya relación con el vasco vizc. mokoio ‘mezcolanza, revoltijo’).

1 En el Romance de Perotudo se emplea meter de mogollón, cuyo obsceno sentido se adivina tras esto fácilmente: «cuenta cuentos virginales, / por meter de mogollón, / y si le piden escote, / rebuelve luego cuestión» (v. 78).―

2 De la ac. adjetiva agregada por la Acad. ‘holgazán, vago, gorrón’ no conozco ejs., y quizá se deba a una interpretación errada del pasaje de Quevedo. Tienen cierto interés las acs. y derivados americanos: mogolla ‘ganga’ en el Ecuador, de mogolla (Ecuador) o de magolla (Arg., P. R.) ‘de mogollón’, mogollón ‘gorrón, haragán’ (Cuba y Ecuador), mogollar ‘trampear’ (Bolivia), vid. Malaret. El colomb. mogollo o mogolla ‘la harina que se saca después de la flor y antes del salvado’ lo explica Cuervo (Ap. § 940) por un cruce de moyuelo con frangollo, y es probable que no tenga nada que ver con mogollón.―

3 Por lo demás, Magallón es mucho más conocido que el supuesto Mogollón. Verdad es que Madoz cita un caserío Los Mogollones en Cáceres, pero ¿es antigua esta forma?―

4 Supone primero que mogollón significara el corderillo huérfano que acude a mamar a las demás ovejas, y así sería derivada de MULGRE ‘ordeñar’: lo cual no explicaría la terminación y es acepción meramente supuesta. Luego sugiere partir del ár. mugali «bullicioso y entremetido». Ya se ve cuán forzado es esto desde el punto de vista semántico, y aun peor en lo fonético. Por lo demás, muġállī no es lo que él dice sino ‘el que hace hervir algo’ (Freytag; Dozy, Suppl. II, 225-6). Tampoco podemos tomar en serio la idea de Eguílaz de partir del ár. ġil, participio activo de Ȑáwġal, que por lo demás sólo significa ‘adelantarse, penetrar muy lejos en una región’, ‘ir más adelante’.