MOCHUELO, voz hermana del cat. mussol, vasco mozolo, oc. ant. nossol; de origen incierto; en vista del oc. nossol y del port. noitibó íd., viene probablemente de un lat. vg. *NOCTU֊LUS, diminutivo del lat. N֊CTŬA íd. (alterado en *NOCTIOLUS en catalán y occitano); en castellano, catalán y vasco *NOCTUOLUS cambiaría la N- en m- por influjo de mocho ‘sin cuernos’, por la figura de la cabeza del mochuelo, que se distingue de la del buho gracias a las plumas en forma de orejas o cuernos que rematan la de éste.

1.ª doc.: h. 1326, Juan Manuel, Libro del Caballero, Rivad. LI, 250 b42.

También figura en la Disputa del Alma y el Cuerpo de fin S. XIV p. p. Erik v. Kraemer, Mém. Soc. Néophil. de Helsinki, XVIII (1956), iii, p. 52; (copla 18, v. 137); en los mss. bíblicos E3 y E9; (copiados en el S. XV, pero de lenguaje seguramente anterior); en los glosarios del Escorial y de Toledo (h. 1400); en el Corbacho (1438), ed. P. Pastor, 133.19; en la Biblia judía de Ferrara, de 1553 (donde traduce una voz hebrea que designa la ‘lechuza’, Mod. Phil. Chic. XXVIII, 92); en Nebr. («ave conocida: asio»); y está documentado abundantemente desde el Siglo de Oro (Aut.). Hoy es de uso general.

El port. môcho aparece ya en Bluteau; en el Norte se dice moucho, p. ej. en las localidades interamnenses de Melgaço y GuimarƟes (Leite de V., Opúsc. II, 251, 354) y en Galicia (Vall.); esta forma se extiende hasta el Bierzo (G. Rey, p. 26) y otras zonas leonesas, y encuentra un eco en el mozár. máuch (PAlc.)1.

El cat. mussol es voz antigua y general en el idioma: se halla con frecuencia desde fines del S. XIV2; es infundada la grafía moçol de algunos diccionarios apoyados en el habla de Barcelona (donde se confunden o y u), pues se pronuncia con u en mallorquín (Amengual), catalán occidental y valenciano3. Es notable que una forma semejante a la catalana reaparezca en el vasco de Vizcaya, mozolo, donde es de uso general según Azkue, pero no sale de los límites de esta provincia, a no ser en algún pueblo de Guipúzcoa, donde por lo demás sólo significa ‘hombre de cara llena’; se ha citado a veces una forma vasca mozoio, mas parece carente de base en el lenguaje vivo4, y sólo fundada en la falsa etimología motz oio ‘gallina mocha’5. La forma vizcaína tiene marcada fisonomía romance, y ni siquiera debe ser muy antigua dada la conservación de la -L-6; ha de venir, pues, de una forma romance análoga a la catalana, que existiría antiguamente en Aragón, Navarra o Bearne, probablemente en una de aquellas dos regiones7, pues nada conozco análogo a mussol o mochuelo al otro lado de los Pirineos8. El estudio de la nomenclatura de las aves de presa nocturnas está oscurecido por el gran número de variedades de las especies principales, variedades a veces poco distintas, y por la gran confusión, que por esta razón o por falta de cuidado, reina en los diccionarios bilingües. En España las más conocidas son el buho, la lechuza y el mochuelo, y será bueno indicar sus equivalencias en los idiomas vecinos, con el objeto de aclarar las ideas y evitar equívocos. La equivalencia respectiva parece ser port. bubo, coruja y noitibó, mientras que môcho parece haberse aplicado a estas dos últimas aves; cat. duc, òliba y mussol; gasc. uhoun (o gaüs), gaueco (gabeque) y tchut (tchout, tchot); fr. grand-duc (o grand hibou), chat-huant (o hibou moyen) y chouette; it. gufo, allocco y civetta; lat. cl. bubo, otus (o asio) y noctua; alem. uhu, eule y kauz; en inglés todas se llaman owl, con calificativos, el buho es horned- o eagle-owl, la lechuza screech-owl, el mochuelo quizá owlet. Las denominaciones científicas varían mucho según los autores y las casi infinitas variedades (se cuentan hasta 200 estrígidos en total), las tres más típicas son, respectivamente, el Bubo bubo, la Strix flammea y el Glaucidium passerinum. Este último es el mochuelo común, ave pequeña de sólo unos 20 cm. de longitud, descrita en detalle en el Dicc. Acad.; sin embargo, existe otra especie a la cual se ha aplicado también el nombre, el Asio otus, más semejante al buho por tener como éste penachos de plumas en forma de orejas o cuernos, por lo cual se le da en Cataluña el nombre de mussol banyut o mochuelo cornudo, y es el descrito por Aut. bajo el nombre de mochuelo.

Como nos muestran los nombres ingl. horned-owl y cat. mussol banyut, el criterio distintivo en que más se fija la gente para distinguir el mochuelo de las aves afines es la falta o presencia de los penachos en forma de cuerno. Por lo tanto es muy razonable identificar el cast. mochuelo y congéneres con el adjetivo que significa ‘sin cuernos’, a saber, MOCHO, en el cual reaparece la variante vocálica gallego-portuguesa moucho ~ mocho; de hecho el diminutivo mochuelo o mocholón significa en las hablas alto-aragonesas de Ansó y Echo ‘(niño) rapado’, que es precisamente otra de las acs. del adj. MOCHO (RLiR XI, 193, 209), y en el art. MOCHO hemos visto ej. mozárabes del dim. mochuelo aplicado a personas.

Indicó ya esta etimología Sebast. Covarrubias («por tener la cabeza cuadrada y como desmochada») y a ella se han atenido en general los etimologistas (Simonet; M-L., REW1 5793, REW3 5791; G. de Diego, RFE VI, 123)9. Sin embargo, es evidente que no se puede separar a mochuelo del cat. mussol y vasco mazolo. ¿Deberemos, pues, rectificar la etimología? La oposición cat. ç ~ cast. ch sólo podría tener una explicación sencilla: que la forma castellana fuese un mozarabismo. Pero esto es difícil de admitir en el nombre de una ave de este carácter, muy difundida en el Norte de España, y que presenta formas especiales y autóctonas, con ch, en zonas tan septentrionales como Galicia y el Bierzo. Veamos, sin embargo, si partiendo de la idea de que ch está por ç se halla alguna etimología. Sólo se ve una posibilidad, ya indicada por Sainéan (BhZRPh. I, 104): que haya relación con MUS, MȢRIS, ‘ratón’, por la conocida costumbre del mochuelo de alimentarse de ratas y otros roedores. Aunque esto quizá sea más típico de ciertas variedades de buho o de cernícalo (cat. soriguer, gasc. souriguè, Echo y Venasque [ei]xorigué SORICARIUS, de SOREX ‘ratón’), se señala también como costumbre del mochuelo (Acad.; Sallent, BDC X, 70 y 82); en rigor se podría suponer un derivado *MȢRICIUS, y de éste un diminutivo *MȢRICIOLUS, que podría dar *murçol y mozár. *murchuelo; algún apoyo se podría prestar a la idea citando la forma salm. morchuelo (Lamano), pero es apoyo muy débil por lo aislado, y graves dificultades surgen por todas partes10, sobre todo esto es inconciliable con la forma mozár. máuch y gall.-leon. moucho.

Luego hay que desechar la idea y volver a la etimología mocho, tratando de hallar una explicación de la forma catalana y vasca. Hemos visto en el artículo MOCHO que este adjetivo es de creación expresiva, con parentela de forma algo distinta en los idiomas vecinos: vasco motz (bastante próximo a mozolo), it. mozzo, fr. mousse, émoussé, cat. mus o esmús o esmussat. El vocalismo y consonantismo del cat. mussol corresponden perfectamente al de mus (femenino mussa). La dificultad es, sobre todo, semántica, pues este adjetivo significa ‘embotado’ aplicado a un cuchillo o arma, y sobre todo a los dientes que sufren dentera; en realidad no me consta que jamás haya tenido otro significado (les lletres may esmussaren les espases y esmussar les dents en textos del S. XVI, Ag.; mussar les dents, en Bernat Oliver, S. XV; mall. esmús ‘desazonado, displicente’, aplicación figurada de ‘afectado de dentera’; lansa mossa y lenga mossa de sal ya en el S. XII, en Guillem de Berguedà). Pero al menos en francés mousse se aplica no sólo al arma que no tiene filo, sino también a la que no tiene punta (quizá el sentido de lansa mossa en el catalán Berguedà) y la idea de ‘despuntado’ es inseparable de la de ‘mocho’ o ‘sin cuernos’. Podríamos admitir, pues, que en una fase prehistórica el tipo mus ~ mousse tuviera todas las acs. del cast. mocho, y de hecho chèvre mousse ‘sin cuernos’ se registra como dialectal en francés (DGén.).

Aunque la realidad es que mocho participó en la formación de esta palabra de una forma secundaria. Como indica Schutz, MLN LXIV, 468-70, en los Auzels Cassadors de Daudè de Pradas un escriba catalán sustituyó por mussol el nozol del original, y esta forma occitana, que también aparece en Flamenca, vendrá de *NOCTIOLU por NOCTUA. En vista de lo cual habrá que aceptar como muy probable lo que ya a primera vista parece harto verosímil, o sea que el cat. mussol es también *NOCTIOLUS y el cast. mochuelo sea *NOCT(U)OLUS (de donde ya se sabía que viene el port. noitibó), pero alterados en su inicial por una etimología popular que los relacionó con mocho ‘desmochado’ y sus afines (cat. mus ‘boto’); entonces el gall.-port. mo(u)cho, que es palabra sólo reciente [S. XVIII; Sarm. CaG. 91v] y de uso no general, tendría que ser castellanismo; mismo influjo de mocho sobre NOCTUA en Sajambre mo(n)tuviella ‘lechuza’ (Fz. Gonzz., Oseja, 313)11.

Piel (Miscelânea de Etimologia Portuguesa e Gal., 1953, 228-229) todavía piensa, para noitibó y afines, en el étimo construido y sumamente inverosímil *NOCTI-V֊LA, que ya Sarm. rechazaba por sentido común («no de volo, volas, que eso nada diría»). En Galicia oyó noitebóa «ave nocturna» ya Sarm. en el extremo SE. (Monterrey) y hoy sigue empleándose junto a Orense (en S. Marta de Moreiras), mientras que Sarmiento conocía noitebra [pontev.] y noitebrega, también hacia la capital orensana (Osera), de ahí el uso generalizado en gallego de paxaros noitébregos, que sigue extendiéndose todavía: «a nosa alma viaxeira e noitébrega» (Castelao 121.25, 124.5). También estas formas procederán de NOCTUOLA, dim. del lat. NOCTUA, quizá con una g antihiática y, de todos modos, con el influjo casi inevitable del gall.-port. teebras TENEBRAS, cf. el cast. ant. tenebregoso, etc.

1 En Marruecos mûka (Torre, Jackson, Lerchundi), mas por razones fonéticas no puede haber relación inmediata entre los dos vocablos. Mûka quizá sea onomatopeya; o tendrá que ver con el port.-leon. mouco ‘mocho’, ‘duro de oído’ (V. MOCHO).―

2 «La cigala ab lo mussol, qui li tenia contra-xant», B. Metge, Fortuna e Prudència, 66.3; «talp, oroneta; muçol, putput», J. Roig, v. 7703, 15527; «ulls de muçol / e tot vol», en el valenciano Guerau de Montmajor, a. 1586, RH XXXIV, 554. Además muçol en San Vicente Ferrer, primeros años del S. XV (Misc. Fabra, 163) y otro ej. del mismo siglo en Ag.―

3 Anotado en Benavarre, Barraves, Borges Blanques, Granyena de les G., Aitona, Carlet, Guadassuar, Albaida, Alcoy y Teulada. La forma alicantina mutxol (Jijona, Alicante, Elche) se deberá al influjo del cast. mochuelo.―

4 El inventor parece ser, como siempre, Larramendi (1745). Azkue hace constar que no conoce tal forma, y dice que teme se funde sólo en esta etimología, expuesta por Moguel (h. 1800?), pero Moguel a su vez la tomaría de Larramendi. Luego la repitieron el traductor bíblico Uriarte, y el lexicógrafo labortano Hiribarren, citado por Lhande. Es sabido que por desgracia Hiribarren copió ampliamente a Larramendi. El vocablo falta en Van Eys, Larrasquet, Manterola, y en el manual de López Mendizábal.―

5 Con esta etimología sería inexplicable la l no palatal de la forma verdadera; tampoco se justificaría el cambio de tz en z, reducción que se produce ante consonante, pero no entre vocales.―

6 Comp. piru FILUM, paro PALUM, zeru CAELUM, goru COLUM, ezkur AESCULUM, Araba = Álava, Zubero = Soule. Voces que vacilan, como orio OLEUM (guip. olio), soro S֊LUM (vizc. solo), serán más modernas.―

7 Faltan datos del vocablo en Aragón. Hoy su área parece interrumpirse abruptamente con el catalán de Ribagorza (donde todavía se dice mussol), pues en Venasque se llama clluc, y en Graus chuta (BDC VI, 30; VII, 76). Borao recoge mochuelo como nombre de una especie de tributo, en el S. XVII. Nada más en las varias fuentes aragonesas a mi alcance, ni en Baráibar. Quizá se le hayan superpuesto vocablos de otro origen.―

8 Nada análogo en el mapa chouette del ALF (1502), aunque los sujetos parecen haber entendido más bien ‘lechuza’ que ‘mochuelo’; tampoco en el mapa hibou (694), ni en Mistral o Palay. En los Pirineos gascones se emplean palabras diferentes, y por lo menos las que designan la lechuza son antiguas. El vocablo occitano más semejante es machòta, que hoy es provenzal y languedociano oriental, y se documenta ya en una fuente marsellesa del S. XV. Creo se trata más bien de la lechuza que del mochuelo. Pero la ch occitana difícilmente es conciliable con la ch portuguesa y la ss catalana, pues sólo puede corresponder a CT; también cuesta creer en una disimilación *mochota > machota, y por esta misma razón no creo que venga de NOCTUA, que es el étimo de nechoulo, empleado en zonas próximas. Desconozco el origen de machota.―

9 No se puede tomar en consideración la propuesta de Sainéan (BhZKPh. I, 105) de mirarlo como derivado de un verbo que significaría ‘maullar’; las formas occitanas que cita, mouechoulo, michoulo, nitsoulo, no vienen tampoco de tal verbo, sino de N֊CTŬA (-ULA).―

10 La desaparición de la r ante ch quizá se pudiera admitir en castellano, pero no en fecha tan temprana como el S. XIV en catalán; y de todos modos deberían encontrarse más formas con r en ambos idiomas. El diminutivo *MURICIOLUS debiera ya estar generalizado en romance primitivo o latín vulgar, y olvidado el primitivo *MURICIUS, de otra manera no se explicaría la síncopa de la primera I.―

11 No hay motivo para separar etimológicamente de nuestro vocablo el cast. mochuelo en la ac. «cierta vasija usada antiguamente en el servicio doméstico» [Acad. 1899 o 1914]; no es posible pronunciarse decididamente acerca del origen mientras no se indiquen la fecha, procedencia y significado preciso del vocablo; desde luego no es de creer que venga de MODIOLUS ‘herrada’ como quiere la Acad., idea imposible por razones fonéticas, a no ser palabra alto-aragonesa; si se trata de una bacinilla o utensilio higiénico análogo, cabe una aplicación figurada del orden de la que registra Aut. en la frase tocar el mochuelo «llevar siempre lo peor en algún repartimiento».