MOCHILA, de mochil ‘mozo de recados’, por ser prenda característica del mismo; mochil viene del vasco mutil o motil (diminutivo motxil) ‘muchacho’, ‘criado’, que a su vez procede del lat. MŬTէLUS ‘mutilado’, ‘mocho’, vulgarmente ‘rapado’, por la costumbre de trasquilar a los rapaces.

1.ª doc.: Nebr. («mochila, como talega: mantica»).

Es ya frecuente en la 2.ª mitad del S. XVI; se refiere a una tradición ya algo vieja Hurtado de Mendoza, cuando en la Guerra de Granada la califica de neologismo: «talegas las llamaban los pasados, y nosotros ahora mochilas». Abundan los ejs. coetáneos o poco posteriores: hacer mochila ‘envolver’ en B. de Villalba (1577), vid. Fcha., con ej. de Cervantes; «―Yo os curaré... y partios para Albolote, y allí os podréys curar despacio. ―Pues mirad en mi mochila ―dixo Alabez― que allí hallaréys lo necessario», Pérez de Hita (éd. Blanchard, I, 123); «y como las alhajas no eran muchas, eran fácilmente visitadas; recorrióme la mochila, el capote y los calzones, hasta que vino a dar con el almilla», G. de Alfarache (Cl. C. V, 142.21). Hay variante mochilla, debida a la mayor frecuencia de la terminación -illa: la emplea ya PAlc. en su castellano (ed. Lagarde, 313.8, -ila 7), y de ahí procede el cat. motxilla íd. (es la forma predominante en Barcelona y en todas partes: la tengo anotada del Pallars, Alto Urgel y Valencia), el mozár. morchílla ‘talega’ (PAlc.), Azores mochilha (Lang, ZRPh. XIII, 419), vasco lab. murtxia ‘alforja’ (Azkue), emil. mocciglia, mucc-, muzzeglia, lomb. mocilia (Simonet, s. v.). También es vulgar la forma normal y sus variantes: mej., nicar., guat., colomb., chil. muchila (Cuervo, Obr. Inéd., p. 164), alto-arag. muchila, moch-, monch-, ‘zurrón de piel para pastor’ (Krüger, VKR VIII, 11), trasm. muxilo «saco pequeño» (RL XV, 348). El port. mochila «saco mais largo que comprido em que os soldados infantes levam o seu fato» [Bluteau] se tomó seguramente del castellano.

Apenas se ha estudiado la etimología. Covarr. la arregla con su desembarazo característico: «mochila, un cierto género de caparazón de la gineta, escotado de los dos arzones, y por estar cortado y mutilado se dixo mochila; hazer mochila: los caçadores llevan debaxo deste caparazón unas alforjuelas, y para ir al campo llevan allí su merienda, y también hazen mochila quando las traen con caça; de aquí se vino a llamar mochila la taleguilla en que el soldado lleva su refresco, y mochilero el muchacho que se encarga de llevarla». Aunque la Acad., con su falta habitual de crítica, sigue repitiendo a Covarr., copiando su definición y poniendo en primer lugar la supuesta ac. etimológica, claro que ésta es secundaria y además rara1: el tránsito semántico es el contrario, la ac. básica es la mochila de soldado o de cazador, y su nombre pasó al caparazón que la cubría, el cual por lo demás no consta que estuviera «mutilado» o «escotado». No hay que decir que partiendo de mocho, como hace Covarr., no se explicaría la terminación; y nada arreglamos forjando un *MUTզLA ‘cosa truncada’, con la Acad., pues lo único latino es MŬTէLUS. Tampoco está en lo cierto López Tamarid al creer que viene del árabe: el citado morchílla de PAlc. no puede ser árabe, como muestra ya la ch.

Salta a la vista que mochila viene de mochil, que Aut. define «el muchacho que sirve a los labradores, para llevar y traer recados a los mozos del campo»: claro está que el mochil para hacer este oficio debía llevar mochila, y la relación entre los dos vocablos es tan íntima que en portugués a aquél se le llama o mochila «o moço, que leva o alforge do caçador ou do soldado» (Bluteau, Moraes, etc.), es decir lo que en castellano se llamó mochiler(o). El origen vasco de mochil, y de sus variantes motil o motril [Aut.], es bien conocido. Mutil en vasco, también motil, es ‘muchacho’ en todos los dialectos, y también ‘criado’ en muchos de ellos, o ‘aprendiz’ u ‘obrero’, y en varios pueblos de Vizcaya conserva la ac. etimológica «pelado, trasquilado» (Azkue); sabido es que para formar un diminutivo en vasco basta cambiar una t por tx (txetxe, txotxo, aitxa, diminutivos de tete ‘niño’, toto ‘muchacho’, aita ‘padre’), de ahí motxil ‘muchachuelo’. La frecuencia con que los muchachos vascos hacen de criado es notoria. También es sabido que el vasco mutil viene del lat. MŬTէLUS ‘mutilado’, ‘sin cuernos’, que en glosas latinas figura traducido por «tonsus» o ‘rapado’ (CGL V, 225.2): el vasco es lengua sin acento fijo, elemento que en los vasquismos castellanos se fija arbitrariamente. Para la justificación del paso de ‘esquilado’ a ‘rapaz, muchacho’, V. lo dicho en CHAMORRO.

DERIV.

Mochilero ‘el que sirve en un ejército llevando la mochila de un soldado’ [h. 1580, H. de Mendoza; ej. de Cervantes en Fcha.; «peores mucho que un mochilerillo de un soldado», G. de Alfarache, Cl. C. V, 32.13]; también mochillero, y luego por influjo de sumiller, canciller, y nombres de dignidad semejantes, se dijo humorísticamente mochiller2 o muchiller3.

1 Un ej. de Fonseca (1592) en Aut.; otro en el Tratado de la Jineta (1554) de F. Chacón, cap. 4; uno portugués de Sousa (S. XVII) en Bluteau.―

2 En el embarque de una expedición para la guerra de Argel, Lazarillo es interpelado por un mochiller (2.ª parte por J. de Luna, a. 1630, Rivad. III, 113). Ej. de Calderón en Aut.―

3 Ejs. de El donado Hablador y de Alonso de Ledesma en BRAE XVI, 648.