MANAR ‘brotar (un líquido)’, del lat. MANARE íd.

1.ª doc.: Berceo.

Es frecuente en este poeta (p. ej. Mil., 867b). Palabra frecuente en los clásicos, no es rara en la Edad Media, y sigue viva en la actualidad, aunque es menos popular que correr (agua). No ha dejado descendencia popular en los demás romances, excepto el gall. ant. mãar (Cornu, GGr. I, § 125); M-L. no ha admitido un artículo MANARE en su diccionario, dando a entender así que el cast. manar sea cultismo, lo cual no es imposible, pero sí muy dudoso. Es palabra totalmente ajena a los romances desde el catalán1 hacia el Norte y el Este, y el port. manar es cultismo por su fonética. Sin embargo, esto último puede explicarse por la incomodidad morfológica que causaba el antiguo mãar, de suerte que nada nos impide creer que estamos ante uno de los casos de vocablos clásicos sólo conservados en iberorromance, y así lo indica la riqueza en derivados populares. Nótese la antigua construcción manar en oro (Coloquio de los Perros, Cl. C., p. 332), frente al normal manar oro (G. de Alfarache), manar agua (Nebr.), etc.

DERIV.

Manadero [‘fuente, manantial’, Gr. Conq. de Ultr., 329; Nebr.]. Manante [aguas estantes... e manantes 1395 (que Pottier, BHisp. LVIII, 361, entiende mal)]; manantío [Acad. S. XIX; m. ‘menstruo’, en la biblia judía de Constantinopla, BRAE V, 352], manantial, primitivamente adj. (fuente manantial: fons; manantial cosa: manalis, jugis; Nebr.; «manalem por manantial dixeron la fuente que siempre mana», APal. 262d), pero ya manantial m. en la Gral. Estoria (MLN XLVII, 47, y M. P., Yúçuf, lin. 313)2. Dimanar [h. 1690, Cornejo; falta todavía en los diccionarios de principios de siglo: Cuervo, Dicc. II, 1239], tomado del lat. dimanare íd.; dimanación; dimanante. Emanar [h. 1440, A. Torre, Mena (C. C. Smith, Bhisp. LXI); h. 1600, Sigüenza], tomado de emanare íd.; emanación; emanadero; emanante [h. 1430, J. de Mena], emanantismo, emanantista. Promanar. Remanal ‘hontanar’, remanoso ‘manantío’, salm.

1 Ahí la ausencia en rigor podría explicarse por la homonimia con MANDARE, pero no así en lengua de Oc, etc.―

2 Préstamos castellanos son él port. manancial, cat. (raro e impopular) manantial, sardo manantiale. En la Arg. es palabra impopular, sustituida por vertiente, pero existe en la toponimia andina (así en Potrerillos y en Casa de Piedra, junto a Mendoza; en la prov. de San Juan, etc.). Metátesis maniantal en Cespedosa, RFE XV, 142. En la Cartuja de Scala Dei (Priorato) he oído manitral y otras alteraciones, comprensibles por el carácter advenedizo del vocablo en catalán; una explicación parecida puede tener la variante manancial, que debió de aparecer como pronunciación errónea del manantial de las fuentes escritas, como descripciones de límites, escrituras de propiedad, textos tributarios y demás notariales, que era donde más se usaba el vocablo: existió esta forma en castellano mismo (Oudin) y sobre todo en las lenguas vecinas que tomaron prestado el vocablo del castellano y por lo tanto no fué corregida allá por su empleo correcto en la lengua hablada y popular: se oye manancial en la zona catalana de Teruel, y aparece también en textos de este idioma (léese en el semanario Lo Verdader Català, que salía en Barcelona en 1843); en gallegoportugués se generalizó y ya la encontramos con carácter adjetivo en la Gral. Est. gall. del S. XIV: «a Asia por los montes manãçiales ou manadeyros... de que falou Prinio» (88.26). Al menos font y pou manal ‘fuente o pozo que mana’ ha de ser castizo en el Maestrazgo; es muy posible que esta familia estuviese arraigada en mozárabe, cf. manualis fons en Festo. Recuerdo haber hallado otros datos de penetración y arraigo considerables en el agro catalán. De la identificación con uno de ellos estoy muy inseguro, y sin embargo lo consigno porque revelaría muy viejo arraigo y en zona muy alejada: en los montes de Tregurà (alto valle de Camprodón) hay una partida y barranco del Malitrau (con una fuente también llamada así): la partida ya se documenta en 1560 (cf. mi Entre Dos Llenguatges II 115).