MIEL, del lat. MĔL, MĔLLIS, n., íd.

1.ª doc.: orígenes del idioma (Berceo, etc.).

De uso general en todas las épocas y común a todos los romances. Como era neutro y por lo tanto tenía el acusativo igual al nominativo, el radical MELL- de los casos oblicuos se ha perdido sin huellas en romance. En latín fué siempre neutro (sólo en la baja época alguna vez masculino, ThLL, s. v.), pero se ha hecho femenino en castellano, en catalán, en toda la zona pirenaica del occitano1, luego en muchas hablas de la Alta Italia y del Oriente rético, y finalmente en rumano; el género masculino, propio del portugués y gallego se extiende hasta el leonés occidental de Babia y Laciana (G. Álvarez) y de la Cabrera Alta (Casado, § 43).

DERIV.

Melada. Melado; meladucha. Meladura. Melar adj. Melar v. Melaza. Meleada arg. ‘acción de cosechar miel silvestre’ (O. di Lullo, La Prensa, 7-VII-1940). Melero; melera. Melito. Para el gall. mèlído ‘dulce, delicado’, vid. BELLIDO. Meloja [meloxa, APal.]2. Meloso; melosilla; melosidad. Melote. Mulso, tomado de mulsus ‘mezclado con miel’ (< *melsus). Melisa ‘toronjil’, tomado del gr. μέλισσα ‘abeja’. Amelar. Enmelar. Ast. esmelgar ‘desmelar’ (V), esm(i)elgar en el asturiano de Occidente y de Cabranes (Acevedo-F., Canellada), berc. desmelgar (G. Rey), suponen *EXMELICARE. Melis o pino melis [Acad. 1925 o 1936] ‘variedad de pino negral muy estimada para entarimados, puertas y otras obras de carpintería’, tomado del cat. melis ‘madera de la mejor clase de pino extranjero’, que según Ag. ya se halla en los SS. XV y XVI en el sentido de ‘el corazón o parte más dura de la madera’3; en catalán se tomaría a su vez de la lengua de Oc, donde meleze y melze se hallan ya documentados en la Edad Media4, y de ahí pasaron al fr. mélèze ‘alerce’ [1552: RF XXXII, 104]; el étimo quizá sea un *MELէCE debido a una contaminación del lat. LARIX, -էCIS, ‘alerce’, por MEL, a causa del maná o líquido azucarado que se halla en las hojas (Jud, ASNSL CXXI, 96; Bloch)5.

CPT.

Miel rosada [«rhodomeli», Nebr.]. Melcocha [«mel coctile», Nebr.], compuesto con el cast. ant. cocho ‘cocido’; melcochero [íd.]. Melífero. Melificar, melificado, melificador. Melifluo [h. 1440, A. Torre, Santillana, Pz. de Guzmán (C. C. Smith, BHisp. LXI); 1555, Laguna], tomado de mellĭflŭus íd., compuesto con fluere ‘manar’; melifluidad; melifluencia. Meliloto [1555, Laguna], tomado del vocablo lat. melilōtos y éste del gr. μελίλωτος íd., compuesto con λωτóς ‘loto’; ‘insensato, abobado’ [Aut.], significado explicable por cuanto, como dice Laguna, esta planta es «compuesta de facultades contrarias, porque juntamente reprime, resuelve y madura». Mozár. aƫramêlla, nombre de planta (en el botánico sevillano de h. 1100, Asín, p. 24), del lat. ATRA MELLA ‘mieles negras’.

1 Desde el Bearne hasta el Ariège (BhZRPh. LXXXV, § 410) y seguramente hasta Narbona, de donde era Jacme Olivier, que así lo emplea en el S. XIV. Como masculino figura ya en varios textos languedocianos medievales, hay en el Rouergue y en general en las hablas de Oc. En los Grisones es también masculino, como en francés, italiano, sardo, etc.―

2 «Sapa es vino dulce que dizen meloxa, quando el mosto es medio cocho y está quasi dulce y en parte áspero, o de uva passa que se dize de fruto», 433b; «meloxa: lavaduras de miel, hydromeli», Nebr. Es notable el sufijo, siendo antigua la -x-.―

3 Mèlis es común en la primera ac. en Barcelona. Afuera he oído en muchas partes pi mèlic, p. ej. en el alto Vallés y en el partido del Vendrell, como nombre de una variedad de pino oloroso que crece en los bosques más frondosos de esta zona.―

4 La forma primitiva sería mélezo esdrújulo, de donde el cat. mèlis (y pins mèlis > pins mèlics, comp. api > àpit, tave > tàvec). Se trata de un árbol esencialmente alpino. No veo necesidad de suponer una base *MELICէNU, como hace Bloch, puesto que el provenzal moderno hace adelantar el acento en los esdrújulos. Tampoco parece verosímil partir de un tipo *MELATIA, como quiere Hubschmied (RCelt. L, 256), puesto que no es palabra propiamente francesa.―

5 Hubschmied, l. c., cree se trata de un celtismo. M-L., REW 5481a (seguido por Wartburg en la nueva ed. de Bloch), lo califica de prerromano sin más precisiones, pero su argumento semántico contra la etimología de Jud, por la escasa importancia de la miel en los Alpes, no es pertinente, pues aunque se coseche poca miel en los Alpes, es producto conocido igualmente en todas partes. Rohlfs (ZRPh. XLV, 625) relaciona con el alb. mཙྊéñ, mཙྊéz, ‘olmo’, y el rum. molid(v) ‘alerce’.